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En cuanto Josh entró a casa de Ashley, la joven lo bombardeó con preguntas y no necesariamente sobre el discutible color de pelo.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás tan pálido? Tienes los ojos rojos. ¿Has estado llorando otra vez? ¿Qué ocurre? ¿Te has vuelto a drogar?

-Respondiendo a todas de una... Lo de siempre. Mi piel es así, Ash. Sí, lo de siempre por dos. No son drogas, y solo fueron dos, ni siquiera noto el efecto - le dijo, dejándose caer en su cama.

-Josh - dijo la chica con un tono triste.

-No me tengas lástima Ash, hay mucha gente que la pasa peor que yo. No me hagas sentir peor, deja de tratarme como si fuera un niño - Josh la miró.

-¿Y cómo quieres que te mire? Quisiera que las cosas fueran mejor para ti. Y sí, es cierto que mucha gente lo pasa peor que tú, pero tú eres mi amigo, a ti es a la única persona que tengo más próxima para ayudar y a la que quiero como un hermano - se acercó y lo abrazó.

Él le corresponde.
-¿Podemos ya salir de aquí? - rió bajo.

-Deja de reírte - se carcajea la chica - ¿Por qué te lo tomas a broma?

-La que se está riendo eres tú - continúa hablando Josh entre risas.

-Porque eres un imbécil y por eso te amo.

-Ew. No me ames tanto.

-Ya anda, vamos - dijo ella cogiendo un bolso de su mesa.

Después de discutir en la tienda por el tinte que tenían que comprar, se llevaron tres por las dudas. Ashley eligió un azul eléctrico y un rosa chillón. Josh se decantó por el rojo una vez más. Aunque Ashley insistió en volver a verle de azul.

🙈

Entraron a un café y mientras el chico se comía un sándwich de queso de cabra y carne con un Ice tea, ella solo se tomaba un granizado.

-Ahora que lo pienso, estás más delgada - le dijo Josh.

-Sí, y tú estás subiendo, más te vale volver a ponerte en forma para que esos quilos no se conviertan en piel flácida sino en músculos - sonríe -. Sí quieres puedes quedarte en casa lo que queda del fin de semana - añade.

-¿No te molesta?

-Para nada. Pero ahora que ya no estás con Deborah, ¿hoy duermes conmigo?. Estoy muy sola en esa gigante cama - hace un puchero y a Josh le es imposible no reír.

-Ash...

-Por Dios, Josh, ni que te fuera a acosar mientras duermes. Eres como mi hermanito, aparte yo no soy hetero. Antes tu excusa era Deborah, ahora ya no tienes ninguna.

<<Se ha salido con la suya. Vaya descarada>>.
-Muy bien. Pero no me hagas nada, te conozco - le sonrió.

-Prometido - levanta una mano y le sonríe - ¿Cuándo te vas a terminar el tatuaje?

-No lo sé. Cuando deje de gastarme mis ahorros.

-Sí, tu plan de ahorro es un poco cutre. Ahorrar no es lo tuyo - vuelve a reír.

-Oye ya deja de burlarte de mí. No dormiré contigo esta noche.

-¡No! Vale, ya está. Te dejo en paz - se cubre la boca callando su risa y respira hondo -. Vale, me callo.

De vuelta a casa los chicos seguían comiendo. Ashley va tomándose otro granizado y esta vez Josh decide acompañarle.

-Se te va a congelar el cerebro, ya van dos granizados gigantes que te tomas hoy.

-Es para calmar mi ansiedad por las tardes. Solo como a mis horas, nada más - se justifica.
Josh la miró acusador.
-Sabes, aún tienes que contarme un par de cosas por lo de tu ex novia. Hay detalles que no me has contado como el de qué se enteró y cómo. ¿Qué me ocultas, Jish?

Su mirada hace sentir mal al mayor. Es su mejor amiga y no sabe nada, pero venga, a nadie se lo había dicho más que a Brendon y fue porque ya lo venía molestando con eso desde hace años. Y sus insistentes preguntas e indirectas terminaron por hartarlo. Así que se planteó decirle de una vez por todas.

-Vale, en casa hablamos.

Cuando llegaron, el padre de la tintada los recibió.

-Hey, chicos, ¿dónde andaban? - les saluda amable.

-Fuimos a comprar unos tintes, eh, papá, Josh se queda a dormir hoy, ¿vale?

-Vale, por mí no hay problema. ¿Tu madre está al tanto? - le pregunta a Josh.

-No creo que le interese, sinceramente - murmuró lamentablemente no lo bastante bajo.

El padre de Ashley la miró, interrogante.

-Han vuelto a discutir, es todo, papá - le dice ella tomándo a Josh del brazo.

-Oh, vaya, lo siento, Josh.

-No se preocupe señor, no es nada del otro mundo.

Él sonríe amable y Ashley le tira del brazo subiendo las escaleras.

-¿Vemos una peli? - le pregunta cuando entraron a su habitación.

-¿Cuál? Por favor, que no sea la saga crepúsculo. Me hace querer vomitar, es horrorosa.

-No, tampoco me gusta. Busquemos una cualquiera.

Y en minutos estaban sentados en el suelo con dos vasos gigantes, que no Josh no sabía de dónde han salido, llenos de refresco y dos cuencos con palomitas; uno de palomitas de mantequilla y otro de caramelo.
Ashley toca trece mil botones del mando del televisor hasta que entra a Netflix y buscaron como desesperados, pero a la vez paciente, una que les llamara la atención.

Y así es como acabaron viendo la secuela de Trainspotting  y La fiesta de las salchichas.

el chico del blog {Jøshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora