quaranta-quatre°

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Dos semanas. Sólo dos semanas y ya estaba graduado el bachillerato social y humanístico. Perfecto. Ahora tenía que decidir qué cojones haría con mi vida. Sí, porque en realidad no tenía ni puñetera idea.

Lo que sí tengo claro es que no iré a Los Ángeles, no si quiero seguir con Tyler y conservar mi trabajo en el bar de Charles. Aunque siendo sinceros, me gustaría conseguir otro trabajo, pero mi padre insiste en que vaya a la universidad y lo tiene todo perfectamente calculado con el viejo Manson. Por ahora no quiero, necesito un descanso de tantos libros.

Brendon se me acerca en los pasillos y camina por estos conmigo.

-¿Has logrado hablar con Sarah?

-No, pero lo sigo intentando.

-Brendon, fuiste un canalla y lo sabes. No esperes a que acepte hablar así por así contigo, deja de insistir, la vas a agobiar y te va a mandar al carajo más de lo que ya lo ha hecho. ¿Puedes esperar al menos hasta la graduación? Sólo quedan dos semanas, seguro que puedes esperar. Si pudiste dejarla por un tío al que acababas de conocer en ese entonces, dos semanas no se harán eternas - le di una palmada en el hombro y me adelanté a su paso.

Cuando entré a clase de literatura, Tyler estaba allí, al fondo de la clase, como siempre, recostado en su mesa con la cabeza entre sus brazos.

-Hola, amor - le dije, sentándome a su lado.

-Hola - musitó, sin levantar la cabeza.

-¿Qué te ocurre? - acaricié su espalda y luego su cabello.

-No dormí una mierda anoche y tengo unas ojeras más grandes que mi culo.

-Más grande que tu culo no pueden ser, Ty, tú trasero es más grande que mi futuro, nene.

Él levanta por fin la cara y es cierto que tiene cara de no haber cerrado los ojos ni por cinco minutos. Me mira un poco enfadado y pone los ojos en blanco, irritado.

-¡Necesito dormir, Joshie! - se queja.

-¿Te preocupa algo, o es sólo insomnio? - le pregunto, pasando un brazo sobre su hombro y atrayéndolo hacia mí. Él se abraza a mi cintura.

-No lo sé - dice, se nota cansado.

-¿Por qué no te quedaste en casa? - le pregunto, dejando un beso en su cabeza.

-Papá no trabaja hoy y no quería quedarme a escuchar cómo me insulta todo el día.

Me quedo callado, sin saber qué decir. Sigo sintiéndome muy mal por él.

-Hoy iré a visitar a Abi. ¿Vienes conmigo? El otro día me preguntó por ti.

-¡Claro! - se incorpora y me mira, sonriente -. Amo a tu hermana, es tan tierna, no se parece en nada a ti - dice -. Pero primero pasemos a comprarle algo, hace mucho no la veo.

-Me acabas de ofender. ¿No te parezco tierno? ¡Pero si soy lo más tierno que hayas visto en tu vida! - digo, haciéndome el indignado.

-Eres un presumido. Y no, no eres lo más tierno que yo haya visto, pero sí lo más rico - me guiña un ojo y estalla en una carcajada.

Fuimos a casa de Laura. Era bastante tarde, así que probablemente Abigail estuviera durmiendo, pero nada perdíamos con ir a ver. Tyler insistió en comprarle algo y llevaba un chupa chup* gigante de plástico lleno de todo tipo de dulces.

Toqué el timbre y luego di un par de golpes en la puerta. Miré a Tyler que no dejaba de mirar la cosa esa gigante que llevaba en las manos y movía sus pies nervioso.

-Ty, cariño, tranquilo. Es mi hermana, además, ya lo sabe - le digo, dejando un beso en su desordenado cabello.

-Lo sé, pero no me deja de poner nervioso la chica esa que la cuida. ¿Es que no te has fijado cómo nos mira? Aparte, ¿Y si está tu madre en vez de ella? - murmura.

el chico del blog {Jøshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora