seixanta-quatre°

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De fuera de escuchaban unos acordes, recién llegaba de comprar algunas cosas y al entrar en la cocina, ahí lo vi; Tyler se encontraba en el patio trasero, sentado bajo el árbol que quedaba no muy lejos de la puerta con su ukelele el cual no usaba hace ya bastante y una libreta. Hacía un frío que pelaba, no entiendo cómo puede estar ahí.

-¿Por qué estás allá afuera? Vas a pillar algo, ven - le dije desde la puerta.

-Estaba acordándome de los viejos tiempos - sonrió pequeño y se levantó, cerrando la libreta y caminando hacia mí.

-¿A estas horas? ¿Con esta temperatura? - dejé un tierno beso en sus labios. Estos estaban fríos y secos, gracias a que hacía un frío de 6°c ahí fuera -. Te traje pasta. Ravioli. De calabaza y queso.

-Aww, gracias, cariño - dejó el ukelele y la libreta sobre la isla y empezó a ayudarme a colocar las cosas en su sitio.

-¿Y Abi? - pregunté.

-Salió hace un rato con Ashley, dijeron que iban al centro cívico ese de aquí cerca.

-Ah, vale. ¿Qué quieres cenar, bebé?

-A ti. Nah, mentira, no me digas bebé, me siento incómodo - añadió, haciendo que la sonrisa pícara en mi rostro se esfumase, pasando a ser una risa.

-Pero si eres un bebé.

-Josh, soy un año menor que tú, eso no me hace ser un bebé, por dios.

-Sí que lo eres. A mis ojos sí.

-Sabes, eso suena muy mal.

-Tienes la mente muy sucia, Joseph.

-¿Sólo yo? - abrió la boca grande, ofendido, pero a punto de soltar una risa.

-¿Quién fue el que me insinuó llamarme Daddy?

-Si mal no recuerdo, fuiste tú.

-Oh, falacias, falacias. Fuiste tú, bonito.

-Ay ya, para de decir esas cosas, Joshua - rió incómodo.

-Bueno, vale. Cariño. Precioso. Amor. Primor. Ternura. Mi heladito de Oreos - dije, dejando un beso en cada una de sus mejillas entre cada palabra.

-¿Qué mierda? - rió y detuvo mis movimientos reposando mi cara entre sus frías manos, dándome un beso más cálido -. Idiota - añadió al separarnos.

-¡Ya llegamos! - escuché a Ashley gritar y al voltearme, mi hermana ya venía corriendo hacia la cocina.

-Hola, Joshie - me saludó. La alcé entre mis brazos y la abracé.

-¿Cómo estás, amorcito?

-Ash me fue a inscribir a baile. En la escuela dicen que si hacemos un extra escolar la menos dos veces a la semana, nos suben la calificación.

Tyler y Ashley, quién se había asomado a la cocina, rieron, yo solo sonreí por la ternura que me causaba mi hermana.

-¿Ah sí? - pregunté simulando asombro. Ella solo asintió -. Así que, ¿Sólo lo haces para librarte de hacer educación física?
Volvió a asentir. Todos reímos y yo la dejé en el suelo.
-¿Qué quieren cenar, hijos míos? Tyler no sabe.

-Yo quiero cuscus - mi mejor amiga hizo una mueca y luego me miró -. ¿Aún hay en la alacena?

-Creo que sí.

-Yo quería figuritas de pescado - Abi hizo un puchero.

-Que cada quien se haga su cena, pues. En dos días tengo mucho que hacer y aún me tengo que organizar bien - la voz de Tyler resonó.

el chico del blog {Jøshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora