el chico del blog {Jøshler}

quaranta-vuit°

-¡Josh, despierta! - alguien sacudía mis hombros y sentía un peso en mi vientre.
Abrí los ojos y ahí estaba Tyler. Tenía un semblante serio, tallé mis ojos y los abrí una vez más, viéndolo claramente.
-Buenos días, cariño -me dijo, dejando un beso en mi mejilla. Se levantó y bajó de la cama, dirigiéndose a la puerta -. Te espero abajo, venga, ya es tarde, hay que recoger todo lo de anoche.

Y se fue. Yo me acomodé una vez más bajo la sábana y hundí mi cara en la almohada. Después de pensarlo durante un par de minutos, me levanté, ya no podía dormir.

Me dirigí al baño y lavé mi cara. Tenía unas bolsas horribles bajo los ojos.  Volví a la habitación y caminé al armario, necesitaba una camiseta. Cuando abrí las puertas, habían camisetas y una bolsa de viaje en el suelo, cuando me agaché a recogerlo todo, la cabeza empezó a dolerme terriblemente. No volveré a tomar en lo que me queda de vida. Al coger las camisetas, me di cuenta de que dos de ellas estaban manchadas. Miré mejor cada una y entonces recordé.

¡La madre que me parió!

Las hice bola y bajé a la cocina, encontrándome con Ty y Sarah desayunando. Metí la ropa a la lavadora y me volví con intensión de en serio ponerme una camiseta.

-Josh, ¿qué es ese morado que tienes en la costilla? - preguntó Sarah, con semblante interrogativo y dando un sorbo a la taza en su mano.

-No lo sé. Ahora vuelvo - subí casi corriendo aunque la cabeza me dolía como si me la hubieran taladrado.

Me puse una camiseta y volví abajo. Bien, ahora no podía sacarme de la cabeza aquello, y eso sólo hacía empeorar mi resaca. Busqué en los cajones unas pastillas pero no encontré, y no pensaba salir de casa a comprarlas, así que me preocupé por servirme una taza de café sin azúcar y luego tomar mucha agua.

-Bien, a recoger toda esta mierda - dije casi murmurando.

Estaba de mal humor. Es decir, enfadado conmigo mismo, porque soy un puto cabrón de mierda. De vez en cuando miraba a Tyler de reojo, que me miraba extrañado, pero no decía nada.

-Esta tarde iremos a comprar algunas cosas antes de irme, eh Ty - escuché que le dijo Sarah.

-Sí, por supuesto - le contestó.
Yo me encontraba recogiendo los vasos y servilletas en el suelo, antes de pasar una escoba, cuando Tyler me abrazó por la espalda. Yo me estremecí otra vez.
-¿Qué te pasa, Jish? ¿La resaca te ha pegado muy fuerte? - me preguntó.

-S-sí, eso mismo - dije simple.

-¿Vendrás con Sarah y conmigo a comprar esta tarde?

-No lo sé, quizás sí o quizás no.

-¿Seguro que es sólo la resaca? ¿O es porque te desperté con mucho escándalo?
Me volteé a verlo y tragué saliva al momento. Tenía un puchero, haciéndose el inocente, aún abrazado a mi cintura. Yo negué y aparté la mirada de su rostro, tensando mi mandíbula.
-En serio, Josh. ¿Hice algo que te molestó anoche?

-No, Tyler. No hiciste nada, tranquilo - le contesté, posando una mano en su hombro, alejándolo poco a poco, sin ser muy obvio.

Él volvió sin expresión alguna a la cocina. Escuché un par de botellas de cristal siendo golpeadas y luego Tyler salió con una bolsa grande de basura.

Sarah limpiaba las paredes o los sofás y Tyler abría las ventanas y la puerta principal. Cuando estuvo todo dignamente limpio, pasé la fregona. Tyler me ayudó y después de una hora y pico limpiando, Jenna y Ashley bajaron. La primera tenía unas ojeras grandísimas, nunca la había visto así, mientras que Ashley estaba toda despeinada y con el maquillaje corrido.