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Laura había llamado a Josh esta mañana, se mostraba enfadada con él, como siempre, nada de preocupación. Josh sentía que solo preguntó dónde estaba porque se sentía obligada a hacerlo. Para lo que en realidad llamó fue para saber en dónde había metido Josh el tanque de gas butano porque iba a comprar.

-¿Se te ha ocurrido mirar en el garaje? - le dijo irritado.

-Vale, muy bien, adiós.

Y colgó. Eso fue todo.
La verdad es que a Josh no le molesta ni se sientía mal por el rechazo de su madre. Al menos eso creía él, los de su alrededor dicen todo lo contrario. <<Todo era mejor cuando vivía con papá>> se decía casi todos los diadías. <<La excusa de mi madre fue que necesitaba a alguien para cuidar de Abigail, claro, de sirviente me quería, pero ya ve que le salió el tiro por la culata>> pensó haciendo muecas. A Josh no es que no le guste cuidar a su hermana, lo hacía encantado, se lo pasaba muy bien con ella aunque las veinticuatro horas del día se la pase de muy mala hostia. Pero es que su madre odiaba a su padre, y en efecto también a él. Por eso cuando se divorciaron pidió vivir con él, él tiene su custodia. Pero cedió a la petición de su ex mujer solo porque necesitaba ayuda y sus ingresos no eran lo suficiente como para pagar a una niñera a "tiempo completo" ya que nunca sabía que urgencias surgian en el hospital, aparte de que creía que sería bueno para Josh conocer a su pequeña hermana y después de todo no se sintiera tan solo. Abigail no es hija de su padre, sino de un tipo que la dejó abandonada cuando se enteró de que estaba embarazada.

Y Josh no era cruel pero no lo culpaba, <<¿quién coño aguanta a esa mujer?>> dijo cuando su padre le contó todo. Creía que heredó de ella el humor de perros que se traía todo el año, si es posible que eso se pueda heredar. Aunque su carácter ha ido a peor desde que ha vuelto a vivir con ella. Estaba ansioso por cumplir los dieciocho y largarse definitivamente de esa casa. Y lo sientía por su hermana, pero él ya no podía aguantar mucho metido ahí, mucho menos con las cosas que le dicía Laura a la pequeña de él. <<¡Si ni siquiera me conoce! Se crea imágenes ella sola en la cabeza, paranoica de los cojones. Porque no me guste ella, ni sienta cariño y ni siquiera la trate como madre, no significa que no quiera a mi hermana. Ella no tiene la culpa de lo miserable que es en realidad su mamá>>. Josh sentía mucha pena al saber como se está criando su hermana, decía que la iba a educar para que sea como ella. La idea le aterraba y repugnaba a la vez.

Ashley entra en el cuarto y lo saca de sus pensamientos.
-Ya, pasa - le dice. Se refiere al baño, ha estado ahí por lo menos una hora.

-¿Tú que tienes en la piel? ¿Aceite? - bromeó Josh y ella ríe.

🙈

Recién es domingo. Eso le recuerda que ya esta noche tenía que volver a casa de su madre porque mañana había instituto.

-¿Listo para mañana? - le pregunta Ashley.

Él la miró confundido y luego abrió los ojos como plato.
-¡Joder, la fiesta de Sarah! - ella ríe -. Lo había olvidado, no tengo regalo y hoy no hay nada abierto. Mañana tendré que salir corriendo del instituto a comprarle algo.
Ashley sigue entre risas.
-¿Por qué te gusta reírte de mí?

-Es que es chistoso. La mayoría de las veces. Además ya sabes que no lo hago con mala intención - dice -, vamos a comprar algo para merendar.

Se acercaron a un pequeño establecimiento y se adentraron en los pasillos llenos de chucherías, bebidas con elevados niveles de azúcar y colorantes. Ashley cogió un pequeño bizcocho y otro granizado, Josh se decidió por una botella de jugo de naranja y unas papas de bolsa y luego cruzaron al parque de la otra calle. Allí se sentaron bajo un árbol y empezaron a comer.

-¿Música? - propone Ashley pasándole uno de sus audífonos al tintado.

Él lo acepta y la suave voz de un chico resuena en su tímpano. La música es suave, como si no hubiera más que una guitarra de fondo o un piano, no lo podía distinguir del todo bien. Aquella voz siguía retumbando como un coro de ángeles y luego empieza a tomar ritmo.

-¿Cómo se llama? - le preguntó Josh, recostado del árbol.

-Haunt, Bed  de The 1975 - responde apoyando su cabeza en sus muslos.

-Suenan bien. ¿De dónde son? Nunca los había escuchado.

-Ingleses.

-Los ingleses y su buena música - murmura y cerró los ojos concentrándose en la música.

Se despertó gracias a las llamadas de Ashley, que está a su lado, zarandeandole el hombro con una mano y le tenía la cara cogida con la otra.
-Josh, vamos, despierta - su suave voz y el tono agradable con el que siempre le hablaba le hacía sentir bien.

<<¿Por qué no se me ocurrió salir con ella en vez de Debby? Ashley es infinitamente mejor que esa víbora rencorosa>>, pensó mientras se incorporaba.
No supo cómo se quedó dormido, tenía que empezar a no dejarse llevar por la música. Era como una droga.

-¿Qué hora es? - le preguntó poniéndose de pie.

-Las ocho - responde ella.

-Vale, me puedo quedar otro rato.

-¿Y qué? - dice de repente, mientras se adentraban en las ya oscuras calles.

-¿Qué de qué?

-Mañana, ya sabes... el chico de literatura, ¿cómo se llamaba? - susurra.

-Tyler.

-Sí, él. ¿Te gusta?

-¡No! Ni siquiera lo conozco, Ash - la miró sorprendido -, solo quiero preguntar aquello, y ya está.

-Pero es muy lindo - insinúa.

-Sí, pero no me interesa.

-Sí, claro, por eso estabas como loco obsesionado por saber su nombre - dice divertida.

-Eso era en su momento, ya lo sé y ya estoy tranquilo. Ni siquiera había pensado en él hasta que lo has mencionado - se queja, tratando de sonar indignado.

-Vale, como digas. Pero seguiré pensando que te gusta, sino, no hubieras insistido tanto.

-Ya verás como no. Hablaré con él mañana y nunca más, escucha, nunca más volveremos a hablar - trataba de sonar convincente.

Ashley lo miró como diciendo <<Que te lo has creído>>. Josh calló en que ni él mismo se lo acabó creyendo...

Cuando llegaron a casa de Josh, Ashley se despidió y a pasos rápidos la perdió de vista. Su casa no estaba muy lejos de la del mayor, aún así corrió hasta su habitación para asegurarse, cuando se encuentra a su madre en el piso de arriba en medio del pasillo.

-Bien - dice ella, con ironía.

-¿Qué quieres?

-¿Te crees que puedes hacer lo que se te de la gana? - le dice.

-Anda, dejame en paz.

La rodeó y se adentró en su habitación mirando a Ashley desde la ventana. Está lo bastante alta como para tener vistas hasta la esquina.

Tocan la puerta.
-Tú y yo tenemos una conversación pendiente, Joshua - dice su madre y oyó como se alejó.

Ya en la cama, otra vez se cruza en sus pensamientos Tyler, el castaño de clase de literatura. Aún tenía cierta curiosidad por conocerlo, más ahora que su amiga se lo había recordado.
Josh tenía la sensación de que no se lo arrancaría de la cabeza hasta que comprobara que él era la persona del comentario del blog.

Y si así fuera, ¿Josh de verdad dejaría de hablarle?

el chico del blog {Jøshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora