ChenSung 17

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NARRA ANNA

Estaba colocando las flores pensando en qué decirle a Jisung, yo creía profundamente en que cuando alguien estaba en coma era capaz de escuchar, hasta que lo escuché. Los rápidos latidos de su corazón dejaron de emitir los pitidos que solían emitir, ahora solo escuchaba un pitido continuo cruzando mis oídos. Tapé mi boca y me senté cuando ví 4 doctores entrar en la sala tomándole el pulso. Un doctor puso sus dos manos juntas sobre el pecho de Jisung y empezaron a hacer fuerza varias veces para reanimar su corazón. Veía como el cuerpo de Jisung se hundía en la camilla del hospital cuando el doctor hacía presión con sus manos, pero su corazón seguía sin dar señales de revivir. Como último recurso un doctor avisó a los demás de que se apartaran para poner el desfibrilador sobre su tronco desnudo. La electricidad le hizo levantar de la camilla unos centimentros para volver a caer.

—Nada—dijo el médico que tenía aquel aparato.

Jisung por favor, resiste, lo conseguirás por favor.

Una última oportunidad para revivir el corazón inerte de Jisung. Empecé a rezar para que Jisung se salvará. Cerré los ojos y escuché el sonido que provocaba el aparato al tocar la piel de Jisung, pero no abrí los ojos. Esta vez los médicos no dijeron nada y me dió miedo saber que había pasado, hasta que escuché el aparato que dictaba la velocidad de los latidos del, reanimado, corazón de Jisung. Empecé a vomitar y noté como el color de mi cara se había convertido en blanco. Justo antes de perder la consciencia noté la mano de una enfermera, la cual evitó que cayera al suelo.

Cuando desperté me senté en la camilla de golpe con ganas de ver a Jisung. Una enfermera me ayudó al ver lo nerviosa que estaba y cuando llegué la enfermera me dejó a su lado a solas.

—Dios, Jisung, casi me da un infarto. Menos mal que no te has ido... Todavía tienes muchos años de vida... Fuiste un tonto por no tomarte las instrucciones para bajar la hipertensión en serio—dije llorando y abrazando a Jisung que no tenía ninguna expresión en la cara.

Estaba unido a una máquina. Aquella vista me daba mucha pena, Jisung no se merecía aquello.

—Anna, he venido cuando he podido, ¿estáis bien?—preguntó Eva muy preocupada y respirando agitadamente.

Se acercó y me abrazó con mucha fuerza.

NARRA RENJUN

Recibí una llamada que nos despertó a Chenle y a mí. Al ver el nombre y las horas a las que llamaba me sentí muy preocupado y tenía miedo de que me dijera lo peor... Chenle tenía que descansar, su cara y cuerpo estaban llenos de heridas y llevaba mucho tiempo sin comer, obviamente antes de meternos a la cama me aseguré de que comiera un buen plato de comida y por suerte estaba mucho mejor que antes.

—Me he asustado...—dijo Chenle.

—Duerme, es solo una llamada—dije.

—Pero si es a estas horas será muy importante...—Chenle estaba preocupado, él creía que era mi tía la que estaba en coma—Si no quieres que escuche no me importa...—

—Es que prefiero escucharlo yo primero y luego te lo digo...—dije.

—Vale...—dijo tumbandose en la cama.

Salí de la habitación y cerré la puerta para que Chenle no pudiera escuchar ni ver mis reacciones.

—¿Qué pasa?—pregunté preocupado.

—Jisung hoy casi muere—me quedé de piedra y me senté en el suelo ya que empecé a marearme—Parece que al final Jisung no está tan estable como creía el doctor... —

—¿Pero sigue vivo entonces?—pregunté.

—Los médicos han conseguido salvarle de milagro...—dijo Anna con voz triste.

Me sentí muy aliviado de aquella contestación.

—Pero entonces... ¿es posible que él muera en cualquier momento...?—pregunté.

—Sí, el médico no esperaba que su caso fuera así—

—Anna, no sé si decírselo a Chenle... No soy nadie para quitarle los que podrían ser últimos días de vida de Jisung para que esté con él...—dije dudoso, en algún momento tendría que decírselo, sobre todo si estaba inestable.

—Lo mejor es que se lo digas ya—dijo ella.

—La verdad es que estaba pensando en hacerlo hoy... pero tampoco quiero que lo pase mal...—dije con tristeza.

—No sé, Renjun, creo que es mejor que lo pienses tú, yo no conozco a Chenle y no sé que sería mejor para él...—

—Vale, gracias—dije.

—Nada, buenas noches.—

Colgué y abrí la puerta de la habitación, pero nada más hacerlo me encontré a Chenle cruzado de brazos pidiendo una explicación de lo que probablemente había escuchado.

—Renjun... ¿qué pasa?—preguntó.

Noté como la sangre se iba de mi cara. Suspiré y me decidí a contárselo.

NARRA JISUNG

¿Por qué había vuelto al mismo lugar en el que estaba? No entendía nada.

—Dios, Jisung, casi me da un infarto. Menos mal que no te has ido... Todavía tienes muchos años de vida... Fuiste un tonto por no tomarte las instrucciones para bajar la hipertensión en serio—Escuché decir a Anna.

¿Tengo muchos años de vida? Eso será si lo elijo yo...

—Jisungie, ¿todavía sigues aquí?—dijo mi hermana tapandome los ojos con sus manos—Vamos otra vez, esta vez no te lo impedirán—

—¡No le hagas caso, Jisungie!—dijo la misma voz desde otro lugar.

Miré y era mi hermana pero parecía unos cuantos años más mayor, había dos. Me senté en el suelo agarrando mi cabeza, definitivamente me había vuelto muy loco.

—Jisungie, escucha—hizo una pausa— yo soy la verdadera Sook, ella es producto de tu imaginación, tu odio y tu culpabilidad ha cogido esa forma, escuchame—

—No escúchame a mí, es ella la que es producto de la imaginación. Yo soy la verdadera, dime, ¿Quién se parece más a la del accidente?—dijo la más pequeña.

—No lo sé...—dije sin entender nada.

—Jisung, cariño, no le hagas caso a la mayor, la real es la pequeña—dijo mi madre.

La miré incrédulo.

—No entiendo nada... Ojalá hubiera alguien para salvarme ¿por qué no elijo cualquiera y ya?—

—Eso es, elige el de la derecha, cariño—dijo mi madre acariciando mi pelo.

—No hagas caso, Jisungie, escúchame a mí—me dijo la que supuestamente sería mi hermana con 8 años.

—No sé qué hacer, ayuda...—

—Ve por el camino de la vida. Tendrás que superar algunas pruebas antes de despertar, será doloroso pero merecerá la pena—dijo mi hermana de 8 años.

—¿Qué dices? Jisungie, te está engañando, si vienes por el camino de la muerte, podrás estar con nosotros—dijo alegre.

Miré a la de 8 años.

—¿Es eso verdad?—le pregunté.

—Es verdad, Jisungie, pero nosotros queremos que seas feliz, mamá y papá no pueden venir porque solo hemos podido venir uno de los tres, así que como tenía muchas ganas de verte y creían que sería la mejor para convencerte he venido yo—explicó la de 8 años.

—No sé lo que voy a hacer... así que me voy a sentar aquí a pensar—dije.

Tenía que elegir algo, llevaba días y días, meses sin elegir.

Amor Ciego Y Cruel - Chensung NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora