III.

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El receso llegó y toda el aula se vació casi de manera inmediata al sonar la campana por todos los pasillos de la escuela.

Brendon pensó seriamente sobre quedarse en el salón; pero su estómago no dejaba de hacer ruidos, quizás era mejor levantarse e ir a la cafetería por algo, así que no lo dudó más y terminó dejando el salón solo.

Hizo fila y consiguió su bandeja con comida básica de estudiante, para así sentarse en una mesa que estaba sola, a un lado de una ventana que daba a fuera de la escuela donde también había más estudiantes.

Se empezó a concentrar en su comida, cuando sintió que alguien llegó a sentarse frente a él, en la misma mesa. 

El movimiento fue con algo de velocidad, así que hizo que la mesa se moviera un poco junto con Brendon por tal impacto. Brendon apretó la cuchara como acto automático, sin mirar a quién había aterrizado ahí, podía ser asaltado y lo único que haría sería apretar lo que tuviera en la mano.

—Brendon Urine —habló la voz—. Si, ¿no? Brendon Urine —repitió.

Brendon levantó al fin la mirada para ver la persona. Era el chico que había llegado tarde a su clase. Intentó no ponerse nervioso (cosa que normalmente fallaba) o no intentar verse tan... débil.

—Urie —corrigió en voz baja.

—¿Urie?

Asintió con la cabeza.

—Ah —apretó la boca—. ¿Eres nuevo? —el de lentes asintió una vez más con la cabeza—. Me llamo Jon Walker —le estiró la mano. Brendon sin saber las intenciones de Jon, le miró confundido unos segundos, para terminar apretando su mano. Sintió raro el contacto, pero lo ignoró—. Supongo que es duro el primer día, sobre todo solo —siguió hablando. Brendon seguía en silencio, asintiendo. Jon se quedó también un rato en silencio—. No hablas.

—No suelo hacerlo —contestó casi al instante, clavando su cuchara en lo que sea que fuera su desayuno.

—¿Por qué no?

—No es importante —volvió a bajar la voz—. ¿Por qué me hablaste? Pensé que me molestarías.

Jon soltó una carcajada, haciendo que Brendon se asustara una vez más. Era difícil convivir con personas tan extrovertidas a su parecer.

—No suelo hacer eso —levantó una ceja—. Solamente a quien se lo merece, supongo. Pero eres nuevo. No soy muy popular aquí, tampoco tengo tan buena reputación, pero, como sea —arrugó la nariz—. Los chicos nuevos deberían ser un blanco para las amistades y no para ser molestados, digo, para gente como yo, es bueno conocer a gente que no sabe absolutamente nada de ti.

Brendon siguió confundido y frunció el ceño. No sabía a qué se refería con todo lo que le estaba diciendo, pero de todas maneras; Jon no quería molestarlo, era un buen comienzo. 

—¿No te molesta, no? —volvió a hablar—. Mi mala reputación, y así —el azabache negó lentamente con la cabeza, esperando no arrepentirse después—. Perfecto —le sonrió—. Ahora puedes decir que somos amigos. Tengo un par aquí, pero, tú eres el primero de mi salón —se rió de sí mismo—. Quizás te los pueda presentar. De hecho, se supone que iba a hablar con ellos —se dejó caer en el respaldo de la silla y empezó a mirar alrededor, buscando al parecer sus amigos. 

Brendon se quedó en silencio y siguió comiendo.

De la nada Jon hizo otro movimiento demasiado rápido para Brendon, pegándole amistosamente en el hombro, haciendo que el contenido de la cuchara que iba hacia su boca, cayera en el plato nuevamente.

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora