XX.

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 En el momento que se separaron, Brendon aún tenía los ojos cerrados, no pensando demasiado bien, ¿Se acababa de besar con Sarah? ¿O estaba imaginando cosas?

—¿Por qué hiciste esto? —preguntó la chica, haciéndose algo para atrás, asustada.

—¿Hacer qué? —abrió los ojos, también haciéndose para atrás como acto automático.

—Besarme —contestó aun poco indignada.

—¿Qué? —le miró confundido—. Yo no hice nada. Tú me besaste.

—Sí —aceptó—. Pero, no te quitaste. ¿Por qué no te quitaste?

—¿Por qué me besaste? —pregunta de nuevo, rápidamente, tratando de concentrarse—. Tú eres la que deberías contestar, tú lo hiciste primero.

—No lo sé, sólo lo hice —contestó, encogiendo los hombros, como si no fuera la gran cosa—. Pero, lo que sí importa es que no te moviste.

—¿Y eso qué? —preguntó, un poco aturdido, aún no entendiendo muy bien qué carajos está pasando.

—Pues te gustan los niños, ¿no? —Brendon le dio una mirada insegura al escuchar eso y asintió, mientras se limpió la boca con la parte superior de su mano—. ¿Entonces?

—Pues no sé, tú pusiste tu boca en la mía, yo sólo me quedé ahí. Dime tú por qué lo hiciste.

—Porque eres lindo —contestó al fin dando una respuesta clara, sin tanto rodeo—. Con el maquillaje también. Sólo me dio curiosidad.

Brendon hizo como si aquello no hubiera sido lo suficientemente raro, obvio que lo había sido. Había sido su primera vez besando a una chica, nunca, ni siquiera por error se le había cruzado por la cabeza besar a otra chica, ni cuando era pequeño. Era de sorprenderse que Ryan no había sido el primer chico al que había besado.

—Qué suerte tiene Ryan Ross —dijo de la nada, después de que ambos se quedaran en silencio. Silencio entre comillas, porque la música seguía sonando al fondo. La chica se levantó del suelo.

—¿A qué te refieres? —de verdad que al azabache no le entraba en la cabeza. De estar con Sarah, había aprendido a preguntar varias veces las cosas, porque nunca terminaba de entender a qué se refería la chica.

—Me refiero a que es un suertudo por haber podido estar contigo más de dos semanas.

¿Eso había sido un cumplido?

[...]

Ryan no se sentía bien.

Había estado un mes y medio (aproximadamente) sin hablar con Brendon y de la nada había empezado a verlo paseándose por ahí con Sarah, incluso en frente de su nariz. No quería admitir que se sentía celoso, pero lo estaba. 

¿Por qué Brendon lo había cambiado por una niña emo resentida? Ni siquiera sabía si salían (más allá de amistad, claro), pero la simple idea de ellos dos saliendo por ahí no era buena señal. Sarah tenía el cerebro lleno de mierda, y para alguien como Brendon, quizás no era la solución, sin duda.

Y, obviamente no podía ir a reclamarle a Sarah que dejara a Brendon, porque 1) está claro que lo mandaría a la mierda, 2) si Brendon estaba ahí, era porque él lo había decidido y pues, 3) no podía hacer nada.

 Si Brendon, aquél día en la playa, rompió su relación (o lo que sea que tenían), ¿Qué otra prueba quería para saber que Brendon no quería estar más con él? 

Es que Ryan Ross era necio, no podía dejar al otro chico como si nada.

—Necesito hacer algo al respecto con Brendon —le dijo a Pete.

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora