Epilogus

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Había pasado algo de tiempo, el suficiente como para que las estaciones dieran toda la vuelta y volviera a ser verano.

Brendon aún recordaba cuando llegó a la ciudad como si hubiera sido hacia solamente dos días, pero lastimosamente no había sido así.

El tiempo había pasado y uno de los acontecimientos más importantes que había pasado en ese año, era que se habían graduado de la infernal escuela y ahora habían entrado a la universidad.

Cada uno estudiaba cosas diferentes. Era obvio que ya no tenían tanto tiempo para verse como el año pasado, porque principalmente Ryan se había propuesto conseguir un trabajo para así conseguir dinero y si tenía suerte rentar un departamento, para salir de su casa (sin perder del todo el contacto con sus papás, claro). Él pensaba que no era lo mejor para su salud mental mantenerse ahí mientras estuviera estudiando música en la universidad. 

Le dieron trabajo en una pequeña tienda de música que estaba por el centro y ganaba considerablemente bien. Brendon se dedicaba a estudiar literatura, enterrado el ochenta y nueve por ciento dedicado en sus escritos, entonces así era como casi no tenían tiempo para verse entre semana, pero todo entre ellos seguía intacto. El trato que habían hecho esa noche de la fiesta seguía intacto.

Jon estudiaba fotografía y Pete una ingeniería. Todos seguían hablándose entre sí y finalmente parecía que Brendon se acostumbraba a estar más tiempo con ellos. A Sarah le apasionaba el dibujo, pero no estudiaba, le habían dado trabajo como tatuadora en una tienda de tatuajes. Así fue como la piel de Sarah también empezó a cambiar junto con el tiempo.

Podía decirse que cada uno estaba algo ocupado con sus respectivos asuntos y demasiado cambiados en todos los sentidos, entonces si antes esperaban con ansias las vacaciones, ahora lo hacían con más ganas. Y para su suerte, Brendon tenía unos días de haber salido de vacaciones. Ryan tenía que ir un par de días más a la universidad, pero no era nada del otro mundo.

Era lunes por la tarde y Brendon estaba sentado en su escritorio, mirando su computador, con las hojas del Word vacías. ¿Debería escribir? La carrera de literatura le había servido mucho para poder escribir de alguna manera todo lo que sucedía en su cabeza y le había resultado como un tipo de terapia más. Los maestros decían que tenía demasiado potencial y un talento único. 

Pero..., ¿debería escribir ahora mismo? Estaba de vacaciones, no debería estar haciendo cosas de la escuela. Aunque, a él le gustaba escribir independientemente si era para la escuela o no, pero quizás debería hacer otra cosa y descansar un poco.

Se recargó completamente sobre su silla, suspirando. Miró por la ventana que le brindaba luz y ya estaba el cielo completamente negro. Qué rápido se pasaba el día si no hacías nada.

Suspiró un poco.

En ese momento su celular empezó a sonar. Lo tomó y miró la pantalla, era Ryan. Ahora ya habían acostumbrado a hablar más por teléfono celular, por el mismo detalle que casi no tenían tiempo para verse a la cara.

Sintiéndose contento de que su nombre apareciera en la pantalla, lo contestó.

—¿Sí? —dijo, tratando de sonar dulce y sonriendo inconscientemente. Sí lo extrañaba mucho.

—Brendon, mi melocotón —tonteó la otra voz.

—¿Tu melocotón? —rió algo fuerte al oírlo decir algo así.

—No sé, no se me ocurrió que apodo decirte —se excusó—. Siento que todas las parejas se dicen nombres ridículos y tú y yo ya tenemos el año siendo novios y no nos decimos apodos como "conejito" o ridiculeces así.

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora