El asunto de ir a la playa nunca le había causado buena espina a Brendon, como siempre se mencionó, pero, era algo a lo que se tuvo que haber acostumbrado, incluyendo a la gente que también vivía ahí.
Hubiera sido mucho más sencillo si el psicólogo los hubiera mandado a una playa en la que no hubiera nadie más que ellos, pero eso era imposible. Aparte, el convivir con demás personas era parte de la mejoría en Brendon, la mejoría en su actitud y con su pequeño problema que le causaba depresión y ataques.
El psicólogo. De nombre Gabriel.
Brendon estaba seguro que ese nombre, es el nombre de algún maldito arcángel (o de algo que tiene que ver con los putos ángeles)
Pero el psicólogo no era ningún arcángel, de eso estaba seguro, solamente tenía el nombre. Para Brendon, ese señor, ese latino señor, no era más que inservible.
No era inservible por ser latino, sino porque su trabajo nunca parecía dar frutos en Brendon y lo que sea que estuviera haciendo con él, nunca resultaba. Las pastillas fueron recetadas por el psiquiatra, pero con el psiquiatra era otra historia.
El psicólogo...
¿Qué maldito psicólogo daba como idea el mudarse a la maldita playa? ¿Eso no contaba como huir de los problemas? ¿No se supone que tenías que afrentar los problemas en lugar de huir de ellos? Estaba seguro que Gabriel le dio alguna explicación en algún momento, pero ahora no la recordaba.
La verdad Brendon no entendía nada de lo que tenía que ver con Gabriel, su cerebro eliminaba todo lo que se relacionaba con él.
Nunca lo cuestionaba en voz alta, porque no era capaz de hacerlo y porque aparte no veía el caso. Su mamá estaba segura de que Gabriel era alguien bueno, pero Brendon sólo pensaba que ella estaba enamorada de él. ¿Por qué? Porque sí. Porque a ella nunca le gustó mucho su papá.
¿Eso era normal? ¿Está permitido el enamorarse de tu psicólogo? Tampoco lo sabía, solamente pensaba que su mamá era así con Gabriel porque él era de las pocas personas que escuchaba sus problemas y le apoya, pero, joder, ese era su trabajo.
Gabriel prometió hablar con Brendon por skype en mínimo un mes después de que se mudaran, para ver cómo es que habían estado las cosas y ver sus avances. Pero no, no sirvió de nada.
¿Qué pasó? Conoció a un chico que era tan lindo que le dolía observarlo, pero lo arruinó. Finalmente parecía que tendría amistades, pero las arruinó. Las cosas parecían que salir bien, pero es cuando Brendon las arruinaba.
Bueno, tenía a Sarah, o algo así. Había estado con ella una o dos semanas más y hasta el momento.
Lo tenía que admitir, no era una mala compañía, pero a veces sentía que recibía miradas de odio por parte de Jon y de Pete cuando no los observaba. Sentía sus ojos clavados en su nuca cada que estaba con ella.
Quizás ella no era la persona indicada para sacarle del hoyo de su trágica vida, pero a ella no podía arruinarla, porque no puedes arruinar algo que ya está arruinado.
Entonces así, congeniaban de una manera u otra, no pensaba demasiado lo que sea que Sarah le dijera, porque, ella no estaba bien de la cabeza. Y lo más seguro es que Sarah pensara lo mismo de Brendon.
Quizás no era correcto pensar así, pero se sentía cómodo de alguna manera. Era la amiga que nunca pidió y que nunca esperó que tendría, pero que de una manera u otra la tuvo.
Sarah tenía confidencia en sus acciones y a veces en ella, pero jamás en las demás personas, era contagioso como decidía hacer las cosas sin importarle el resto, aunque fueran malas.
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Bones [Ryden]
Romance¿No quieres venir conmigo? ¿No quieres sentir mis huesos en tus huesos? Es completamente natural. ⚠️ Esta historia hace referencias a diversos problemas psicológicos como lo son los transtornos de ansiedad, depresivos o situaciones de dependencia em...