XVII.

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—¿Alguno de ustedes vio a Spencer en el juego? —preguntó Ryan en plena comida.

Brendon levantó la mirada de su plato para prestar atención a la escena y ver cómo es que cada uno de los chicos reaccionaba. Había olvidado la existencia de ese nombre, Spencer. Había escuchado a Ryan decirlo con anterioridad en la escuela y recordaba también que no todos ahí lo tomaban con agrado.

—Hace mucho que no lo veo —dijo Dallon, siendo honesto—. Así que no tengo mínima idea.

Ryan apretó la boca, inconforme con aquella respuesta.

—Exactamente —Ian le dio la razón al chico más alto—. Pudo haber ido y no pudimos haberlo reconocido. Literalmente, es un desconocido —dijo aquellas palabras exagerando un poco, o quizás no. 

El castaño escuchaba todo, pero no decía nada. No se mostraba feliz, parecía que quería decirles cosas al respecto, pero no lo hacía, se estaba guardando cualquier tipo de comentario.

—Dijo que vendría —habló después de otro momento.

Brendon realmente no tenía idea qué estaba pasando y por qué parecían todos tan tensos o incómodos, excepto Ryan. Aunque, Debby tampoco tenía idea qué estaba pasando.

—Pero, ¿Por qué te interesa tanto? —preguntó Jon. La imagen de Jon enojado volvió a aparecer en la cabeza de Brendon, haciendo que se volviera a colocar en la escena de la vez que hablaron de eso en la escuela—.  Es tan bueno para nada que me sorprenda que aún tengas esperanza en él.

—¿Y a ti qué te interesa que le interese? —Pete contestó casi al instante, sin querer gritar, pero haciéndolo inevitablemente.

—¿A poco a ti te interesa? —le devolvió la pregunta.

—Me da igual, no como a ti —lo encaró—. Lo que pasa es que eres un inmaduro. Siempre que Ryan lo menciona haces una rabieta. Deja a Ryan hacer y andar con quién le dé la gana, no te hace daño respetar las decisiones ajenas algunas veces. Madura.

Jon parecía querer decir algo más, pero se lo guardó. En un acto rápido, tomó sus cosas, arrastró la silla y se fue del lugar sin decir nada. Fue demasiado rápido y nadie pudo hacer nada, aunque igualmente, nadie parecía querer o tener las ganas de hacer algo al respecto. Parecía que todos sabían que Jon era así en momentos.

La mesa se quedó en silencio, parecía como cuando comías en familia y los papás empezaban a discutir de un momento a otro, dejando el aura incómoda. Nadie dijo nada, sólo se escuchaba los cubiertos de cada uno y la gente que era externa a esa mesa.

—Quizás Jon tiene razón —habló Ryan después de menear la comida en su plato—. Aparte, siempre hablo de eso cuando sé que le molesta bastante.

La cabeza de Brendon solamente creaba más dudas, una tras otra, pero se mantenía en silencio, mirando a todos y siguiendo la conversación con sus ojos, como si estuviera viendo un partido de tenis.

—Lo que necesita es madurar —repitió Pete—. No hay otra solución, es el único que se pone como un loco exagerado cada que dices "el nombre con S". ¿Puedes creer que ni siquiera es capaz de decir su nombre?

Ryan apretó de nuevo la boca, no se veía muy convencido de toda la situación en sí, parecía en parte entender a Jon y por eso nunca le decía nada. Y también, veía muy innecesaria la reacción de Pete, por lo más que éste tuviera razón. No le gustaba que todo de la nada pareciera estar muy tenso y eso es lo que había logrado.

No tardaron en volver a hablar de lo que fuera para calmar el ambiente y rápido se fueron adaptando al momento. 

La cara de la pobre Debby era peor que la de Brendon, porque ni siquiera conocía a nadie en la mesa y había vivido el momento más incómodo en su vida. Lo más probable es que nunca volvería a juntarse con ellos después de ver aquello.

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora