XXVI.

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—No creí que fueras a venir —habló el castaño.

Se habían sentado un momento sobre la arena para apreciar las olas y hablar, tal como la última vez que habían estado juntos. 

—Realmente no iba a venir —confesó—. Espera, ¿Estabas esperando a que viniera? —preguntó, dándose cuenta de lo que dijo el contrario. Le miró algo interesado, con demasiada duda.

—No —se excusó, tratando de mentir—. ¿O sí? —dijo. Parecía realmente indeciso fuera de la broma y Brendon lo notó. Se quedaron mirando directamente a la cara, el menor esperando por la verdadera respuesta, sabiendo que Ryan mentía—. Bueno, voy a ser honesto —se rindió después del silencio—. Tuve que armar todo un ridículo plan donde Spencer le diría a Sarah de la fiesta. Supuse que ella te traería aquí y aquí nos veríamos. Así que se puede decir que sí, estaba esperando a que vinieras —habló rápido, sintiéndose igual de estúpido que su plan.

Brendon sólo le miró tratando de no reírse y al mismo tiempo sin creer lo que el otro chico estaba diciendo.

—O sea... ¿Querías que viniera hasta acá para que me ignoraras? —bromeó, recordando las oportunidades  habían tenido de hablar en la escuela y como siempre se ignoraban.

—No, no te iba a ignorar, Brendon. De verdad —le miró serio—. Iba a buscarte y a hablar contigo porque creí que estabas enojado, ya sabes. Todo eso. Pero luego vi a Sarah llegar con Spencer y ella me dijo que no quisiste venir y pues, de la nada estás aquí.

Brendon se quedó en silencio. Torció la boca.

—Estabas muy desesperado por hablarme —se burló un poco, sólo para ver cómo reaccionaba el otro chico.

—Un poco —aceptó, sintiendo su rostro rojo y se lo talló rápidamente. Brendon se mantuvo un tiempo solamente mirándolo—. ¿Qué pasa? —preguntó cuando sintió que el menor no quitaba su mirada de él.

—No sé —sonrió y lo abrazó rápidamente del brazo, ya que estaban sentados uno a lado del otro—. Estoy feliz, supongo. La verdad no me sentía así desde hace tiempo. Es lindo que hayas hecho todo eso sólo para hablarme.

—Me estaba volviendo loco.

—Bueno, entonces me alegro más de haber venido —se apegó más al brazo de Ryan y éste finalmente lo rodeó con él.

Hubo otro momento pacífico de ellos sentados, disfrutando la compañía ajena.

—Sigo pensando que este no es un lugar para mí —rompió el silencio el azabache—. La fiesta —aclaró—. Sarah y Spencer estaban tan seguros de que éste sería un lugar para mí.

—¿Y no te gusta? —preguntó.

Brendon negó lentamente con la cabeza.

—Casi me desmayo cuando tuve que entrar por esas puertas solo.

Ryan se detuvo a pensar un poco.

—¿Y a dónde quieres ir, entonces? —le miró.

—¿Qué? —preguntó. Claro que le había escuchado, pero eso había sido inesperado.

—A dónde quieres ir —repitió. Era tan extraño, porque todo mundo le decía "ve a la fiesta", pero nadie le preguntaba "¿a dónde quieres ir?". Aunque ahora mismo tampoco tenía respuesta para eso—. ¿Quieres que vayamos a tu casa? —propuso.

¿Qué? —dijo de nuevo, pero esta vez viéndose algo alterado al escucharlo—. No, Ryan —abrió los ojos grande—. Mi mamá está ahí.

El castaño no pudo evitar reírse por la repentina actitud nerviosa del otro.

—¿Entonces quieres ir a la mía?

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora