VI.

244 28 14
                                    

Brendon estuvo inquieto, realmente sumergido en sus pensamientos. No sabía si era algo bueno o algo malo, porque estaba pensando sobre si ir con Ryan o no, es que había pasado bastante tiempo desde la última vez que alguien lo había invitado a salir a algún lado. Pensar en eso, era al parecer más importante, que lo que sea que estuviera diciendo el profesor de literatura que no paraba de hablar.

Aunque, realmente no pasaba nada si iba con él. ¿Por qué tendría que pasar algo para empezar?

Mordió la parte superior de su lápiz.

[...]

Salió del salón cuando la clase finalmente terminó, para dejar el salón completamente vacío.

Miró a toda la gente que caminaba por el pasillo. Dejó de pensar en cualquier otra cosa y dejó que sus pies y piernas lo llevaran afuera de la biblioteca, donde se suponía que vería a Ryan después de clase.

Al llegar y al no ver a su nuevo amigo castaño ahí, sintió una corriente fría. ¿Ryan se había ido sin él? O lo más probable es que aún no salía y Brendon había llegado primero. 

O tal vez lo plantó, solamente para aprovechar y jugar con sus sentimientos. Aunque bueno, podía esperar un poco. 

En intento de alejar cualquier pensamiento negativo sobre la situación, se secó el sudor de sus manos en su pantalón uniformado. Podía esperar.

Pasaron alrededor de tres minutos, cuando vio al castaño acercarse entre toda la gente, Brendon no pudo evitar sentir alivio de verlo, eso quería decir que sí iba en serio lo de la invitación. (Sí, aún lo dudaba)

—Brendon —saludó Ryan ya estando bastante cerca—. Perdón por la tardanza, dios. Es que el maestro de trigonometría no nos dejó salir hasta que termináramos todo lo que pidió —se quitó con un movimiento, algo del molesto cabello que le caía por la frente.

El de lentes sin saber qué hacer, asintió con la cabeza y metió las manos en los bolsillos de su pantalón, tratando de mostrarse fuera de nervios.

—¿Vamos? —le miró.

[...]

Fueron caminando al igual que el día de ayer, debajo del cansado sol. A pesar de que había silencio, Brendon sentía que podía acostumbrarse a andar con Ryan por ahí en las calles.

—No creí que vendrías —habló Ryan después de bastante tiempo, siendo muy honesto—. Pero mira, estás aquí —sonrió. El otro chico encogió los hombros—. Cuando te vi ahí fuera de la biblioteca me sentí feliz, quizás debería regalarle más piedras a mis amigos.

Brendon sonrió, pero sin mostrar los dientes.

—¿Qué es lo que usualmente haces cuando vienes a practicar? —se animó a preguntar, Ryan empezaba a caerle bien y no quería seguir dándole esa imagen de que no era interesante, aunque aún tenía miedo de fallar si hablaba de más.

Ryan se vio sorprendido a que él se viera interesando en empezar una conversación, sobre todo se sintió más feliz.

—Si te soy honesto, no suelo venir —rió travieso—. No es tan necesario que practique, parece que soy naturalmente bueno, por eso voy una o dos veces por semana solamente —Brendon bajó el ceño, algo extrañado—. Es que, le caigo bien a Dallon. Podría decirse que él y yo somos los capitanes, nada más que él se lo toma muy en serio. Le gusta resaltar —dijo lo último en un tono bromista—. Aparte es el que da el lugar para juntarnos en un sitio donde no sea la escuela.

Brendon pareció realmente entender, aunque aún tenía sus dudas.

—El día de hoy creo que vamos a elegir a los dos jugadores para que van a representar a la escuela en la competencia. Espero que Dallon no me elija.

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora