XXIX.

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Brendon no supo como explicarle a su mamá que tendría que ir a la escuela en sábado, sobre todo cuando se suponía que las clases ya se habían acabado. Quizás si se lo hubiera dicho en pleno semestre, se lo hubiera tomado mejor, aunque ella (gracias al cielo) no le cuestionó nada, le dejó ir. 

El chico se sentía muy aliviado de que ella no le cuestionara. Nunca se metía en problemas, se sentía tan raro tener que cumplir un castigo de algo donde sólo estuvo mirando por ser demasiado tonto. Seguía sintiéndose culpable por más que el director y los profesores supieran del caso, seguía sintiéndose culpable aunque ya tuviera un castigo. Es que era un idiota, había roto su propio lazo consigo mismo por algo tan idiota.

No importa Brendon, ya pasó. Ya irás a cumplir tu condena, lo haces y se acabó, nada de más travesuras volviendo a la escuela. Se regañó mentalmente. Le dolía la cabeza y se la apretó un poco.

Tenía que estar ahí a las siete de la mañana y tenían hasta la una de la tarde para terminar. Era mejor que terminaran porque si no les iría aún peor.

[...]

—¿Qué piensas de la escuela vacía? —curioseó el castaño.

Tenían quizá media hora de estar ahí. Apenas estaban en el primer salón barriendo, después trapearían y al final pasarían un trapo por todos los mesa bancos y así con todos los salones de la planta baja.

—No sé —Brendon hizo una cara de inconformidad—. Está muy silenciosa y obscura. Me da algo de miedo —negó con la cabeza tratando de alejar ese pensamiento.

—¿Crees que haya fantasmas?

—No creo —volvió a negar.

Se quedó el silencio y sólo se oía el barrer. Cada uno empezaba de un lado distinto y reunían toda la basura en medio.

—¿Hubieras preferido pagarle al profesor los reparos de su carro y la suspensión? ¿O estás bien con esto? —preguntó nuevamente el castaño.

—No sé —repitió. No tenía muchas ganas de hablar pero estaba haciendo su esfuerzo por Ryan—. Supongo que la suspensión y pagar por daños no harían feliz a mi mamá —lo pensó un poco más—. Entonces creo que estoy bien viniendo a esta hora a hacer el aseo en la escuela. Aparte creo que lo necesita —encogió los hombros.

Ryan se sorprendió por la respuesta.

—Yo la verdad no sé —achinó rápido la nariz—. Uy, hubieras visto la cara de Jon y Pete cuando les dije que nos habían descubierto —le causó gracia.

Brendon iba a quejarse, pero sólo dejó el tema pasar por más que tuviera muchas dudas sobre su reacción a su castigo.

[...]

—Dime una banda, la que sea —pidió Ryan. Estaban sentados en el pasillo, cada uno recargado en una pared diferente, viéndose al rostro.

Se supone que deberían estar limpiando los salones, pero tenían quizá tres horas haciéndolo sin parar y ya llevaban más de la mitad de las aulas, entonces detenerse a tomar un poco de aire y tiempo no era una mala idea.

—¿Para qué?

—Tú sólo dime —le animó—. Llevamos mucho tiempo sin oír música y ya me harté de sólo escuchar las escobas —pegó su cabeza en la pared. Bueno, en eso tenía razón.

Brendon pensó en una banda. Le gustaba mucho la música pero siempre en el momento que alguien le preguntaba por nombre de una banda nada se le ocurría.

—No lo sé —se quejó.

—No me digas que es mucho trabajo para tu cerebro —se burló y Brendon sonrió.

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora