Brendon llevaba tiempo caminando por la calle, no pensaba que una casa en la playa le quedaría bastante lejos, porque su casa no quedaba lejos de ésta, pero al parecer le tomó algo de tiempo.
Cuando iba más que nada sumergido en sus pensamientos, encontró el sitio, la enorme casa estaba ahí.
Brendon sintió como se agitaron todos sus interiores y mejor se dedicó a mirar la casa un poco más, realmente era bonita y grande. ¿Cómo se suponía que entraría en ese lugar y encontraría a Sarah? ¿O qué se supone que haría estando dentro? ¿Qué le aseguraría que la encontraría a ella y no a Ryan o a alguien más?
Dios, qué pésima decisión, Brendon Urie.
Tomó aire, tratando de espantar sus ganas de vomitar y entró, tratando de no mirar demasiado a la gente o de llamar tanto la atención, aunque obvio que no sucedería, porque todos estaban lo suficientemente ocupados haciendo lo suyo como para prestarle atención a un pobre niño nervioso cualquiera.
Finalmente cuando cruzó el marco de la puerta, se encontró con más gente e incluso más calor que afuera, estaba realmente sofocado ahí dentro aunque visualmente no se veía tan lleno.
Posó su mirada en toda la gente, había muchos sillones por todos lados, mesas, sillas y la cocina por otro lado más lejano a este. Era un espacio demasiado amplio, parecía que estaba hecho especialmente para este tipo de fiestas, a Brendon no le sorprendería si ese fuera el único fin de la casa.
Caminó algo lento, sintiendo que se iba a caer, pero sólo se concentró en respirar. Sin duda era demasiada gente.
Lo único que procuró ver eran sus pies y el suelo, mientras apretaba sus manos, entonces escuchó algo entre la música, era una voz femenina que le hablaba.
—¿Brendon? —alcanzó a distinguir su nombre, entonces levantó la cabeza, buscando con la mirada, tratando de encontrar a quien sea que le hablaba. O tal vez no era nadie, tal vez era solo su conciencia haciéndole malas jugadas o su próxima esquizofrenia haciendo presencia por primera vez.
Iba a volver a clavar su vista hacia abajo, cuando ahora sintió un toque en su espalda y la voz nuevamente, pero esta vez más cerca que antes.
—Brendon, sí eres tú —el recién mencionado volteó, tratando de hacer un rostro normal, pero estaba algo asustado, siendo honestos.
Volteó y vio a la chica castaña con sus lindas mejillas, era Deborah. Su mano desocupada tenía un vaso rojo como el que todo mundo parecía sostener.
—Ah —dijo, aliviado, calmándose un poco—. Hola, Debby —contestó.
—¿Cómo estás? —le sonrió enorme y feliz, acomodándose el cabello detrás de la oreja, mirándolo atentamente.
—Bien —dijo tratando de sonar lo mejor "bien" posible.
—¿De verdad? Me alegro —mantuvo la sonrisa. Brendon había olvidado lo alegre que era esta chica—. ¿Y qué te trae por aquí? —hizo otra pregunta esta vez.
Debby estuvo conviviendo poco tiempo con Brendon, pero había sido el suficiente para darse cuenta de que el chico no era muy sociable y que claramente una fiesta no era un lugar al que él recurriría, entonces obvio que ella también estaba sorprendida por su aparición.
—No lo sé —dijo en voz baja.
—No esperaba verte aquí —le tomó levemente del brazo, pero fue como un movimiento feliz.
—Sí... Realmente no sabía si venir —fue honesto.
—Pero mira ¡Estás aquí! —dijo, a lo que Brendon asintió levemente con la cabeza.
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Bones [Ryden]
Romance¿No quieres venir conmigo? ¿No quieres sentir mis huesos en tus huesos? Es completamente natural. ⚠️ Esta historia hace referencias a diversos problemas psicológicos como lo son los transtornos de ansiedad, depresivos o situaciones de dependencia em...