XXVIII.

122 12 0
                                    

 Era miércoles de la misma semana y Brendon sentía que tenía demasiado tiempo muerto en sus clases porque los profesores únicamente se dedicaban a entregar la calificación e irse sin importar si su clase duraba más de dos horas, el alumno independientemente tendría que esperarse a que la hora de la próxima clase surgiera para así recibir su otra calificación. Entonces, en un leve resumen, Brendon y los demás compañeros tenían bastante tiempo libre entre sus clases, al menos por esta semana.

El único problema era que Brendon estaba solo, porque Sarah había tenido que irse antes sin importarle la calificación de la próxima clase, pero según ella no era su decisión, sino algo a lo que su mamá la obligó hacer.

Debby, Kimmy y Shelby habían salido a desayunar a algún lado y a pasar tiempo de chicas en calidad, obviamente habían invitado a Brendon, pero él se negó. Sí le había gustado su compañía en la fiesta, pero ahora mismo no sentía ganas de salir o tener que estar con alguien. 

Jon quién sabe qué se la pasaba haciendo, pero tampoco era como si le quitara la tranquilidad el no estar con él, a veces pensaba que era mejor que él estuviera solo por su lado sin involucrarlo mucho.

Entonces sólo se dedicaba a estar enterrado en su silla, lo más estirado y mal sentado posible. Claro que había más chicos en su salón, pero pues sólo eran extras, gente con la que nunca convivió y gente que apenas miró.

Estaba concentrado viendo directamente una hoja de uno de sus cuadernos que estaba sobre su butaca; sin tener idea de cómo llegó ahí, solamente se dedicaba a mirarla y pensaba en cualquier estupidez. Últimamente sus pensamientos también parecían ser más silenciosos y cuando menos se daba cuenta, estaba sintiendo demasiada paz dentro de él.

Aún perdido en sus pensamientos, fue cuando escuchó un leve "Hey" que provenía desde el marco de la puerta, haciéndolo despertarse de sus pensamientos. 

Se acomodó correctamente en la silla y levantó la mirada hacia la puerta, encontrándose obviamente con Ryan, el cuál le hacía unas señas que Brendon que no terminaba de entender. Si quería decirle algo, ¿Por qué no entraba al salón? No era como si hubiera un maestro dando clases.

El azabache le dio a entender que no entendía nada de lo que el contrario le decía, hasta que Ryan se cansó y entró finalmente al salón, rindiéndose.

—No quería entrar —murmuró el castaño, en forma de reniego.

—¿Por qué no?

—Porque no —dijo como si fuera demasiado obvia la respuesta—. ¿Qué tal si Sarah estaba aquí? —trató de sonar coherente, pero sólo le causó un poco de gracia a Brendon

—¿Qué pasó? —le preguntó cambiando de tema.

—¿Cómo que qué pasó? —lo miró dudoso—. Sólo vengo a hacerte compañía —sonrió inocentemente. Brendon sólo le dedicó una mirada confusa—. Pero pues, como no sales del salón —ahora lo miró victimizándose—. ¿No quieres salir? —propuso e hizo una linda cara de perrito.

—¿Salir a qué? —sonaba demasiado desinteresado.

—No cuestiones —rodó los ojos demasiado rápido y lo tomó del brazo—. Hay cosas que hacer.

Brendon realmente sabía que no había mucho qué hacer en su sucia escuela para pasar el tiempo, tampoco era un ingenuo. El mayor en ese instante se dio cuenta que quizá no había sido las mejores palabras para decir.

—Bueno, quizás no hay muchas cosas que hacer —aceptó al ver que Brendon no cedía, haciéndolo así sonreír—. Pero... —siguió—. ¿Te negarías a tener un lindo-romántico tiempo de calidad con tu novio? —exageró, volviendo a colocar la cara más linda que su rostro pudo haber gesticulado. Al contrario sólo le quedó sonreír por tan ridículo y lindo que se veía rogándole que saliera del salón solo un poco de tiempo.

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora