XIII.

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Había pasado una semana y las cosas iban normal, o al menos normal en un rango de una persona normal.

Brendon no había vuelto a ser molestado por Sarah ni por nadie. Al parecer era raro que alguien sufriera lo que era llamado bullying, pero Brendon siempre parecía ser el suertudo del lugar. Como sea.

Descubrió que la ciudad no era del todo mala, o quizás era porque solía estar acompañado de Ryan en ciertos lugares. Brendon no quería ser dependiente de otra persona, pero al parecer era una de sus pocas especialidades.

Se la pasó sobreviviendo en el salón por su cuenta, porque Jon siempre se sentaba lejos (¿O Brendon era el que se sentaba lejos?) 

Él era el único chico que conocía de su salón sin contar a Sarah, pero nunca volvieron a hablar. A veces cruzaban la mirada, y cuando eso pasaba la pelinegra solía sonreír o saludar un poco, pero nada fuera de eso.

—Escuchen bien —el profesor de literatura se paró en medio del salón, en frente del pizarrón, en ese lugar designado para profesores—. Este trabajo va a valer quince puntos de su calificación. Será en equipos de dos, lo que tienen que hacer es sencillo —dijo solamente por decir, porque todos saben que cuando un profesor dice aquello es porque no lo será del todo

—Buscarán seis autores de literatura renacentista, los que ustedes deseen —tomó el gis y escribió en el pizarrón "Autores de la literatura" —. Y necesito, que sean precisos, ¿de acuerdo? Con preciso me refiero a que busquen la vida del autor. Quiero que me hablen de él como si hubieran sido amigos de la vida, ¿Está bien? —se volteó nuevamente al pizarrón y escribió debajo "Obras" —. Y claro, tienen que agregarme por lo menos cinco obras y una leve explicación de cada una y qué produjo en ustedes.

Nadie del salón pareció estar de acuerdo con todo lo que ha dejado el profesor, pero igual no se quejaron.

—Tienen dos semanas para entregármelo —se encaminó a su escritorio y se sentó ahí de nuevo—. Equipos de dos, por favor —repitió, dejando claro, con la voz más cansada que pudo haberle salido en su existencia y dejó que los alumnos se levantaran a crear sus equipos.

Brendon se quedó pegado a su asiento, parecía ni siquiera parpadear. Jon no había ido ese día y ni loco se juntaría con Sarah. 

Todos parecían tener un equipo completo, excepto él. Miró a todos sus compañeros de salón y no se equivocaba, muchos ya estaban sentados juntos, con el plan de empezar el trabajo o repartírselo. 

Siguió paseando su mirada por el lugar esperanzado, cuando notó un grupo de tres chicas en conflicto, sufriendo por el hecho de que era trabajo en pares y no en trinas. Algo tenían en común las tres chicas y era que eran muy lindas.

—¿Qué se supone que hagamos? —preguntó una de las chicas, la cuál era rubia.

—No lo sé, una de nosotras tiene que irse —la castaña hizo ojos tristes—. Si quieren me voy yo.

Las otras dos chicas hicieron mueca triste y agarraron a la castaña por los brazos antes de que se levantara de su asiento.

—No te vayas —suplicó la otra chica.

—La otra vez te fuiste tú —le dijo la castaña, dándole a entender que ahora tendría que irse ella. Brendon solamente miraba confundido, sin entender cómo es que tenían tantos problemas con algo tan simple como separarse para algo como un trabajo, no era como si tuvieran que elegir a una para un sacrificio—. No se preocupen —les sonrió, haciendo que sus mejillas resaltaran un poco. Tomó las cosas de su pupitre, y se levantó dándole las últimas miradas de despedida a su par de amigas. Qué complicado.

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora