XXVII.

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—¿Sabes algo? —preguntó el castaño mientras ambos seguían manteniéndose acostados en la cama. Usaban dos diferentes almohadas.

Habían estado en silencio o compartiendo simples palabras, incluso parecía que en ciertas situaciones ambos empezaban a quedarse dormidos. Ninguno de los dos tenía ganas de volver a reanimar el ambiente.

—¿Qué cosa? —respondió Brendon, abriendo los ojos y mirando al techo, ya que estaba acostado perfectamente de espaldas sobre el colchón. Sonó demasiado adormilado para su gusto. Se talló los ojos tratando de quitarse cierta pesadez.

—¿Estabas dormido? —preguntó, antes de seguir con el tema.

—No —negó con la cabeza lentamente—. ¿Eso ibas a decirme?

—No.

Volvieron a quedar en silencio, Brendon más que nada esperando a que Ryan dijera lo que sea que iba a decir, pero el castaño parece haberlo olvidado.

—Ryan —habló, haciendo que el otro chico reaccione—. ¿Qué ibas a decirme?

—Cierto, perdón —rió—. ¿Recuerdas que te dije que mis papás se habían ido de vacaciones estos días de fin de semana? —preguntó.

Brendon entrecerró los ojos, pensando y manteniendo su mirada clavada en el techo. Entonces recordó que se lo dijo en el momento que entraron a la pequeña casa.

—Ehm... —sonó algo inseguro aunque supiera la respuesta. Es que, no se sentía inseguro por la respuesta, sino por lo que sea que Ryan fuera a decirle después—. Sí, recuerdo que me dijiste.

—Pues, supongo que es justo decirte la verdad. Realmente no están de vacaciones —soltó como si nada.

Ese comentario no ayudó en lo absoluto, sobre todo con el tono en el que lo dijo. Brendon no supo siquiera como tomarlo.

—¿Y dónde están? —Brendon se incorporó en la cama algo rápido, incluso sintiendo como se le fue el sueño. No sabe por qué al escuchar eso, su cerebro pensó que sus papás podrían estar debajo de la cama o encerrados en el pequeño armario de Ryan escuchando todo. Eso suena demasiado raro pero su mente lo vio como una probabilidad sin importar que tan estúpida y rara sonara.

Ryan evidentemente había mentido al decirle aquello,  porque tampoco sabía si decirle a Brendon las cosas tal cual era buena idea, pero ya no importaba.  No podía mentir tanto tiempo, sobre todo a alguien como Brendon. 

Sabía que él no era el tipo de persona que le juzgaría por algo así. En resumen, era un tema bastante complicado, pero sabía que se sentiría mejor si se lo decía de una vez.

Los papás de Ryan eran demasiado intermitentes tanto en la casa de Ryan como en su propia vida. Recordaba que ellos en algún momento se quisieron bastante, o al menos parecían disimularlo bien por el "bien" de su propio hijo, pero el disimulo y éste amor, no duró tanto. O al menos duró hasta que Ryan tuviera suficiente conciencia como para saber que Santa Claus no existía y que sus papás tampoco se amaban en realidad como lo disimulaban.

Resultaba que sí se querían, pero con el tiempo, ambos habían descubierto que el señor papá de Ryan amaba más a otras mujeres y la señora mamá de Ryan a las botellas de alcohol que se le atravesaran.

Fue un momento difícil para el mayor, pero con el tiempo se acostumbraba a ver a su mamá ahogada en penas e infidelidades por parte de su esposo, pasándose de bar en bar, envuelta en deudas de ella (y de su marido) y si tenía suerte con algún otro hombre que soportara sus lamentos por tres días seguidos.

Ryan amaba a los dos incondicionalmente. Abrazaba a su mamá cada que podía verla y le aseguraba que todo estaría mejor con el tiempo. A su papá inevitablemente lo extrañaba cada que se iba y cuando lo veía, lo mantenía al tanto con lo poco bien que le iba en la escuela, con esperanza de que él se sintiera un poco orgulloso de él. 

Bones [Ryden]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora