Jimin no entiende sus sentimientos
¿Es amor? ¿Es odio?
Lo que es certero es que no puede quitar a Jeongyeon de su cabeza.
¿Qué le ha hecho esa chica?
No hay una respuesta a eso, pero Jimin la buscará, a como de lugar.
Jeongyeon se ha sentido un poco...
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- ¿Votaste ya? - me dice sin despegar su ojos del teléfono.
- Si oppa - respondo - ¿Usted ya votó también?
- Unas veinticinco veces.
Estamos votando el uno por el otro en las páginas de premiaciones, él tiene apoyado su cabeza en mis piernas mientras nos relajamos en el sofá del departamento.
Desde que oficializamos el noviazgo, Jimin siempre que tiene tiempo y yo estoy con fuerzas para recibirlo, viene a compartir. De hecho, los domingos son sagrados. Lo pasamos juntos, sí o sí. En el departamento de ellos o en el nuestro. Los manager se portan increíble, hasta algunos ya son fans de nuestra relación.
Lo amo cada día más, es absurdo cómo puede uno llegar a enamorarse así pero la verdad es que pasa. Todos los días encuentro algo fascinante en su forma de ser, sus gestos, sus acciones, todo me enamora un poco más.
- Hermosa...
- ¿Si oppa? - digo, revisando los comentarios de las fans de Jimin, algunas merecen que se les pegue. Nadie le hace esos halagos a mi novio.
- Vamos a casa.
- ¿No te gusta nuestro departamento? - pregunto extrañada, desde mi perspectiva, acá solemos estar más cómodos.
- No al departamento de los chicos - se sienta a mirarme, su cabello está echo un nido de pájaros, pero aún así se las arregla para verse increíblemente apuesto - a mi casa, a Busan.
- Oppa, lo hicimos anoche - susurro por si las chicas estén por ahí merodeando.
Se ríe de mí y me besa, un corto beso en los labios.
- Me encanta cuando eres así de pervertida - me ruborizo al instante.
- Es que usted dijo que...
- Yo dije ir a Busan - continúa él tomando mis manos - a mi casa, para conocer a mis padres.
- ¿A sus padres? - mi voz sale en un fino hilo.
- Say yes.
- Oppa yo creo que...
- Say yes, please- hace un lindo puchero, se que miles de sus fans matarían por verlo así.
- Esta bien, no puedo negarme a un pedido de oppa.
- ¡Bien! - grita él como si acabase de ganar un premio.
- ¿Qué pasa si no les gusto? - pregunto, y honestamente es algo que me aterra. Que sus padres no me acepten es un riesgo alto. Generalmente no encajo en el molde de la novia perfecta.
- Te amarán como lo hago yo - me dice con mucha seguridad, eso me da un poco más de confianza - no te preocupes por eso.
- Está bien - tomo un largo suspiro. Esperemos que sí.
