Jimin no entiende sus sentimientos
¿Es amor? ¿Es odio?
Lo que es certero es que no puede quitar a Jeongyeon de su cabeza.
¿Qué le ha hecho esa chica?
No hay una respuesta a eso, pero Jimin la buscará, a como de lugar.
Jeongyeon se ha sentido un poco...
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Entramos a la habitación en completo silencio, mi corazón no ha dejado de saltar desde el auto. Jeongyeon sin duda me va a volver loco.
- ¡Es hermoso oppa! - rompe el silencio y yo agradezco internamente.
- Es uno de los más lujosos en Busan - comento bajando mis cosas a un lado de la habitación - y muy exclusivo por suerte.
- Nayeon unnie comentó algo así, estoy muy contenta - abre las cortinas de la ventana, estamos en un piso muy alto, así que la vista es fabulosa - ¡Wow!
Su asombro me complace, quiero que este viaje la pase tan bien como pueda y quiero que sea conmigo. Me acerco a ella y la abrazo nuevamente por detrás.
- Espero que podamos olvidarnos un poco de todo y disfrutar juntos - le digo besando su oreja.
- ¡Gracias oppa! Nunca creí que podría ser tan feliz pero junto a usted lo soy - mi corazón se derrite completamente ante esa declaración - Espero que yo pueda darle todo lo que usted me da a mí, ya que a veces siento que no hago nada por usted.
- No, no, no - digo y la obligo a mirarme - Tú haces más que suficiente, no pienses eso, ¿está bien?
- ¡Si oppa! - me abraza fuertemente y yo me pierdo en su abrazo. Me siento completamente feliz.
- ¿Tienes hambre? Podemos bajar a comer algo - propongo aunque la verdad soy yo quien tiene hambre.
- Me voy a dar una ducha antes, si le parece bien - responde ella.
- Claro - digo y la dejo libre para que pueda ir al baño - Yo bajaré para - muevo los brazos sin saber que decir - darte un poco de privacidad - digo finalmente.
- ¿No se va a bañar conmigo?
Dejo de respirar y mi corazón empieza a latir frenéticamente. El calor inunda mi cara completamente.
- ¿Cómo? - pregunto como si no hubiera escuchado. La miro y aunque trate de verse natural, sus orejas rojas la delatan.
- Nada, no he dicho nada - se retracta.
- ¿Quieres que me bañe contigo? - pregunto suavemente con un poco de miedo.
- Si usted quiere.
- ¡Yo quiero! - digo tan rápidamente que lo más probable es que me haya visto como un desesperado.
- Entonces a bañarnos - dice y se dirige al baño sonrojada.
Toco mi pecho y luego mi presión, si ésto sigue así yo definitivamente tendré un paro cardíaco.
Entro al baño y la encuentro mirándose al espejo.
- ¿Qué pasa? - pregunto.
- Nada - dice y me mira, está más roja que antes, seguramente igual que yo - Solo lo esperaba para desvestirnos.
