Stop the pain

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“Necesito…”

Así era como comenzaba el mensaje que el japonés había enviado al grupo y sus dos amigos creían saber lo que venía después.

Creían…

Por qué lo que Yuta planeaba pedirles está vez estaba muy lejos de la palabra usual.

“Por favor…”

Continuaba y Johnny le envío una mirada dubitativa al menor que estaba leyendo junto a él leyendo los mismos mensajes mientras los niños jugaban en la alfombra.

“Solo será por un tiempo…”

Finalizó su pedido.

DoYoung se removió incómodo.

¿Cómo decir que no ante esa situación?

Pero tampoco podía acceder fácilmente a traer un extraño a la casa donde vivían sus hijos.

Sus ojos se dirigieron a los de su amigo pero ninguno dijo ni una palabra.

En otra parte de la ciudad, más específicamente el único hospital cercano, un hombre rubio miraba preocupado al pequeño japonés sonrojado que mensajeaba sentado sobre su escritorio.

—¿Seguro que estás bien Yu? Estás todo rojo.— El menor resopló chinchudo.

—Suelo sonrojarme cuando pido algo.— Le explicó y el otro entendió.

—Realmente no tienes que hacer esto si no quieres.— El otro hombre se acercó a él poniendo una de sus grandes manos sobre su muslo sin entender que eso bastaba para que Yuta quiera hacer todo lo que le pida.— Puedo traerlo a vivir conmigo.

—Vives en tu camioneta, en el estacionamiento del hospital, estás allí solo una horas por día.— Acercó su rostro al del mayor para susurrarle.— Conmigo. El chico necesita cuidado las veinticuatro horas.

HanSol río y movió su mano lentamente a través de la pierna del castaño.

  El consultorio privados que Ji tenía en el hospital no era más que un lugar abandonado ya que rara vez estaba ahí.

El doctor era un apasionado por el trabajo de campo, solía viajar alrededor del mundo, estar en la sala de emergencias o rondando por el área de pediatría.

Pero en esos momentos necesitaba estar solo con el japonés para hablar de un tema.

Su paciente tailandés, un pequeño de tan solo diecisiete  años con un embarazo de dos meses, lo habían llamado para practicarle un aborto pero el chico se negaba a perder a su hijo, fue presionado por su familia y por desgracia el padre del niño no se hacía presente.

HanSol no tuvo opción, denunció a la familia y trajo al joven a Corea.

Lo que HanSol no había pensado era donde lo dejaría, básicamente vivía en el hospital, y cuando no lo estaba era por qué Yuta lo arrastraba hacia su camioneta para conseguir privacidad.

Por suerte su japonés hermoso se había ofrecido a ayudarlo, claro que no imagino que intentaría llevar al chico a su casa. 

De la nada, Nakamoto abrazo con fuerza al médico.

—¡Dijeron que si!.— Celebró.— Debo llevarlo para que lo conozcan primero y luego me darán la aprobación.

—Hablas como si fueras a adoptarlo.

—¿Qué no haremos eso?.— Rieron hasta quedar callados frente a frente.

—Eres el mejor.— Le susurró acercando su rostro, rozando sus labios.

—Lo se.— Yuta comenzó el apasionado beso que lo dejo recostado sobre el escritorio con el coreano entre sus piernas.

—Doctor Ji.— Un golpeteo en la puerta irrumpió el momento.— El paciente que trajo de Tailandia ya salió de control puede verlo.— Le informo una enfermera.

—Ya… ya voy.— Respondió entrecortado siendo atacado por los labios del menor en su cuello.

Cuando se separaron se acomodaron el cabello y la ropa para salir a buscar a aquel muchacho.

Lo encontraron sentado en la sala de espera del ala pediátrica mirando como en el área de juegos un grupo de pequeños jugaban y reían, el joven acarició su vientre con amor imaginado que dentro de poco tendría uno así junto a él.

—Chittaphon.— Lo llamo HanSol cuando él y Yuta estuvieron junto a él.— ¿Cómo estás?.— Pregunto en inglés ya que era el único idioma con el que podía comunicarse con el tailandés.

—Bien.— Murmuró por lo bajo intentando ignorar la intensa mirada que aquel joven pelinegro le daba.

—El es Yuta, mí…— El rubio quedó dudando en el aire.— El es Yuta.— Concluyó.

El chico hizo una reverencia tímido y el japonés quiso abrazarlo ¿Cómo podía ser tan adorable?

—¿Cómo salieron los controles?— Pregunto el médico.

—Bien, creo… La doctora dijo que los golpes no afectaron a mí bebé.

—Claro que no, yo te lo dije, ambos son fuertes y podrán superar esto.

Chittaphon venia de una familia tailandesa muy tradicional, había ido a los mejores colegios, había sido siempre un chico muy talentoso en cuanto al baile pero para su familia tenía un error, un gran error: era homosexual.

Lo odiaban, lo odiaron desde el momento que eso salió a la luz pero lo toleraron mientras no afectará su reputación en la ciudad.

Chittaphon siempre había sido muy lindo, con sus cabellos negros y rostro andrógeno, por eso todos los hombres de sus alrededores se querían acercar a eso.

Un joven de gran sonrisa y pelo gris logro llevárselo a la cama en un momento de alcohol y confusión.

Semanas después el chico descubrió que estaba embarazado.

Pasando la desesperación y el llanto inicial logro visualizarse a él junto a un pequeño bebé tan bello como el, se enamoró de esa imagen y fue en busca de la otra parte que le faltaba.

Para su desgracia el otro chico solo se río y lo ahuyentó, le lanzo unos billetes diciéndole que se practique un aborto pero el no lo entendía.

¿Cómo no podía amar a ese cúmulo de células que se estaba formando dentro suyo?

Creyó que su familia era la solución, pero su respuesta fue casi la misma...

Casi, por qué para ellos no era una opción quedarse con la criatura.

Lo encerraron en su cuarto y le juraron que vendría un doctor a quitarle ese error de encima.

Chittaphon lloró y suplico que no lo hagan, trato de hacerlos cambiar de opinión pero no lo escuchaban, por cada uno de sus ruegos se ganaba una patada por parte de su padre, le decía que era mejor que de callara y esperara por que sino le sacaría ese bebé a golpes.

Estaba muy asustado.

Un día llego dicho profesional, que por suerte era el Doctor Ji, que al verlo tan desesperado y asustado no hizo más que sacarlo de ese agujero, denunciar a su atormentadora familia y llevarlo a Corea donde podría dejar crecer ese laso que había entablado con el embrión.

—El y sus amigos te cuidarán.— Le notifico el médico con un gran sonrisa de emoción y pudo ver el gran parecido que esa pareja tenía.— Yuta tiene un amigo que habla inglés, el podrá enseñarte coreano y nunca te faltará atención.

—Pero… No los conozco.— Respondió desconfiado.—  Y ellos tampoco me conocen.

—Chittaphon… Estuviste rodeados de personas dañinas a lo largo de tu vida, pero aún así debes saber que existe el bien, que existe gente que quiere ayudar a alguien sin necesariamente conocerlo.— HanSol puso un brazo sobre el hombro del menor.— Irás con ellos y si no te sientes cómodo, me llamas ¿Ok? — El tailandés asintió sonrojado.

Deseaba que el doctor Ji tuviera razón…

Back To you [NCT] (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora