Capítulo 35: El adiós.

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¡Uzumaki Naruto se va de la aldea! ¡La historia no termina aquí!

Narrador omnisciente.

Cuatro meses después.








Kanade, esquivó los golpes que Tsunade le lanzó y le regresó uno causando que la tierra del campo se quebrara creando de esa manera varias grietas de tamaño enorme. Era impresionante su manera de avanzar y como manejaba su chakra para brindar apoyo en el hospital de Konoha.

—Creo que ya es suficiente, noté que mejoraste tu fuerza de una manera asombrosa y sabes moverte mucho más rápido —acomodó su ropa para acercarse a su aprendiz.

Ambas comenzaron a caminar de regreso a la aldea, pasando entre las calles de Konoha y esquivando a los aldeanos que saludaban con alegría al gran quinto Hokage, Tsunade – sama pudo notar las miradas de desprecio que lanzaban a su acompañante y eso, provocó que pensara por unos cuantos segundos en la manera de sentir de la azabache.

Al entrar al lugar de su entrenamiento médico, se encontraron con Sakura quien aún seguía tratando de revivir al enorme pez que le dieron en la mañana antes de que se marcharan a entrenar la fuerza de Kanade. Era claro que no había avanzado a pesar de que ya llevaba tres meses entrenando y pronto, retrocedió al escuchar a una cuanta distancia los pasos de las dos personas que eran sus superiores.

—No te detengas —ordenó Kanade, caminando hacia ella sin mueca alguna—. Respira hondo y no dejes de concentrar el chakra en el pez, esfuerzate un poco más —animó.

Sakura, se dio media vuelta para volver a brindarle atención al pez que estaba sobre el pergamino gigantesco que una vez Kanade utilizó y después de una hora, aquel pez volvió a la vida escapando de las mano de Sakura en dirección al estanque. Miró por encima de su hombro a Tsunade – sama y a Kanade quienes estaban distraídas en sus asuntos, pero no le importó ya que había logrado un gran avance en tres meses desde que decidió ser entrenada por la sannin.

Tsunade, se levantó de su asiento y se dirigió a las escaleras para continuar con sus labores del cargo que tiene en la aldea, despidiéndose de sus aprendices retomó sus pasos y desapareció tras bajar algunos escalones.

Kanade, permaneció en silencio mientras que leía alguno que otro libro sobre antídotos y sus funciones en el cuerpo, era claro que le interesaba demasiado ser uno de los mejores ninja médico al igual que sentirse lista una vez que terminase el año de entrenamiento con Tsunade – sama. Sakura, se acercó con sutileza a su compañera de equipo para leer lo que estaba en dicho libro y en cuanto llegó a su lado, la azabache cerró de golpe el libro y la miró con una casta sonrisa que avergonzó por completo a la pelirrosa.

—Práctica en lugar de perder el tiempo fisgoneando lo que hago, después de tres meses no avansaste mucho —cuestionó y su compañera bajó la cabeza con frustración.

—Es horrible saber que tú ya hiciste tu primera operación bajo la supervisión de Tsunade – sama y yo solo reviví un pez —admitió, dirigiéndose hacia el pergamino para enrollarlo.

—Sigue entrenando y lograras superarme, pero en este momento soy tu superior, así que obedeceras mis ordenes sin quejarte —comentó y volvió a abrir el libro para concentrarse.

Era claro que el mando lo asumió luego de que Sakura fuese aceptada para ser discípula del quinto Hokage, por así decirlo era su protegida y aprendiz cada que Tsunade las dejaba solas para entrenar el ninjutsu médico. Era un poco ruda con su compañera de equipo, ya que la consideraba su amiga y quería que mejorara lo antes posible, aunque sea antes de que dejara de discípula de Tsunade – sama y comenzara a tomar lecciones con Bushido – sama.

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