Estoy preocupado. ¿Y si se me acaba el repelente de insectos? ¿O si llueve tanto que se me arruina la laptop? Comienzo a dudar sobre todo este asunto del campamento, pero ya no puedo arrepentirme. Estamos a punto de llegar a destino y todos parecen desbordar de emoción.
Tristán durmió todo el recorrido, a pesar de todo el ruido que había en el vehículo. Debe tener el sueño más pesado que una roca.
Julián y Totto se pasaron todo el trayecto cantando temas musicales viejos. ¡Y no se sabían las letras! Inventaban las palabras que olvidaban, repetían la misma línea cuatro veces, tarareaban fragmentos que no recordaban y hasta iban a destiempo en los estribillos. Yo solo pude reír, no me uní al coro desafinado.
Dos de nuestros amigos cancelaron a último momento, así que viajé con comodidad, aunque sé que me hubiera sentido mucho más a gusto en compañía de Victor que es el único en nuestro grupo que también disfruta de los videojuegos y la tecnología. Con él me entiendo mejor que con el resto.
Una lástima.
Aparcamos cerca del río junto al vehículo de las chicas, parece que ellas llegaron un rato antes. Ya casi terminaron de montar su tienda Las observo por un instante antes de quitarme el cinturón, ¿de dónde es que sacan tanta energía? En la escuela suelen parecer zombis a esta misma hora de la mañana.
Le envío un mensaje a mi madre para avisarle que ya llegamos. Luego, desciendo y estiro los brazos al cielo mientras dejo escapar un largo bostezo; el sol a esta hora está apenas tibio y hace que me den ganas de tomar una siesta en el pasto.
No lo haré, claro. Eso mancharía mi ropa y podría atraer a las hormigas, ¡no hay nada más asquerosamente molesto que tener hormigas en los rulos! Toma como tres baños quitárselas; y sí, me ha ocurrido una vez en la escuela primaria. Por ello me traje una gorra para dormir tranquilo, aunque sé que a mí no se me ve ni la mitad de bien que a Matías.
¿Qué estará haciendo él? ¿En qué utilizará sus fines de semana? ¿Saldrá a bares y discotecas? ¿Se quedará solo viendo películas y series viejas? ¿Tendrá amigos? ¿Pareja?
—¡Por fin! —exclama Elena—. ¿Quién de ustedes se quedó dormido? Prometimos encontrarnos a un horario por algo, llegan tarde.
—Tuvimos que llenar el tanque a mitad de camino, y el lugar estaba repleto. Nos tomó un buen rato —explica Totto con una sonrisa.
—¿Trajiste la cámara? —Consulta Silvina, su novia.
—Obvio, linda. —Se aproxima a ella y le roba un beso—. Traje todo lo que me pediste anoche.
Los observo interactuar y me siento incómodo. En un comienzo, el campamento me pareció una gran idea porque yo no era el único soltero, pero ahora estoy a merced de tres parejitas de enamorados. No me agrada.
Me abrazo a mí mismo y camino hacia el río. Quisiera regresar, pero no puedo. No tengo un vehículo propio y estamos a casi tres horas de la ciudad. Solo espero que no se pongan todos melosos y acaramelados al mismo tiempo.
—¿Estás bien? —La mano de Mila se posa sobre uno de mis hombros. Me giro para sonreírle y noto que tiene más ojeras que piel. De seguro se quedó leyendo hasta tarde, o incluso toda la noche.
Finjo bostezar.
—Sí, pero me muero de sueño. Anoche me quedé empacando hasta tarde —admito. No es una mentira—. Esta mañana ni siquiera he tenido tiempo de desayunar. Muero por un café con leche y mucha azúcar.
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El chico de las mil gorras (COMPLETA)
Teen Fiction☆(-ESTA NOVELA transcurre varios meses después de ECDLMG, pero no es una secuela directa y puede leerse por separado-)☆ La mejor parte de cada lunes es que por la tarde voy al gimnasio. Sí, ya sé, cualquier persona en su sano juicio detestaría los...