CAPÍTULO 23 - MARTES

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Soñé con Matías. Y no fue un sueño de esos que se les pueden contar a otras personas... ¿Qué demonios pasa conmigo? Esto no es normal. No es que quiera excusarme, solo admito mi sorpresa. El chico de las mil gorras es muy atractivo. Tiene buen cuerpo, una hermosa sonrisa, una voz hipnotizante, y digamos que el destino ha querido que lo vea completamente desnudo y que hasta compartiera una cama con él. Pero incluso con todo ello en mi mente, no suelo tener sueños que me avergüencen. Me siento sucio.

Maldita sea. Tengo que hablar con él pronto o enloqueceré.

¿Qué hora es? Giro mi cabeza y busco el teléfono que dejé cargando junto a la cama. Ya son casi las diez de la mañana, creo que es el horario perfecto para comenzar el día.

Convencí a mi mamá de que me permitiera faltar a la escuela hoy y mañana para descansar después del estrés que me causó aprobar Matemática. Por fortuna, como técnicamente ya estoy graduado me dijo que no habría inconvenientes.

Mi plan para esta jornada es: desayunar, sentarme a jugar videojuegos, almorzar, recostarme a jugar videojuegos portátiles, cenar, jugar videojuegos en la PC hasta la madrugada y luego irme a dormir. El teléfono siempre con sonido y en el bolsillo de mi pijama por si Elena —o Matías— me escriben. En medio habrá tiempo para ir al baño, para buscar algún snack. Quizá incluso me reserve un rato para mirar las redes sociales de mi personal trainer.

Estiro los brazos y dejo escapar un bostezo extenso y sonoro. Vuelvo a cerrar los ojos para juntar energía suficiente como para iniciar con el día.

—Tres, dos —cuento de forma regresiva para hacer las mantas a un lado— uno...

El teléfono suena, me sobresalto porque no estaba mentalmente listo para escuchar la melodía. Es un llamado. No, un mensaje.

Me siento de repente y desbloqueo el aparato. Intento ver la pantalla pero sin lentes no entiendo nada. ¿Qué es? ¿Qué es?

Decido ponerme de pie por fin. Froto mis ojos y camino hasta el escritorio en busca de mis gafas. Están un poco sucias, pero ya las limpiaré luego. Me las coloco de todas formas y leo; es un mensaje de Mila:

"Esta tarde. Tú y yo a solas. Centro comercial. Necesito un vestido para la graduación y mi sentido de la moda es un asco. Es un secreto. Te espero a eso de las cinco frente a la librería del segundo piso. No acepto un NO de tu parte. Sé que no tienes nada mejor que hacer. ¡Nos vemos! <3"

¿Un vestido? ¡Maldición! Yo también necesito un traje o algo bonito. Al menos un pantalón, una camisa, una corbata y un buen par de zapatos. Es lo mínimo.

"Okay =p, nos vemos".

La gente a nuestro alrededor debe pensar que Mila y yo somos una pareja

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La gente a nuestro alrededor debe pensar que Mila y yo somos una pareja. Tengo miedo de que alguien que nos conozca lo malinterprete, pero ella insiste en que no importa porque Julián y Matías saben que no es así; el resto del mundo puede irse al demonio con sus chismes.

El chico de las mil gorras (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora