Empacamos todas nuestras pertenencias muy temprano. Estamos agotados, dormir en el suelo y con clima frío no es bueno para la salud de nadie.
Salvo por Tristán, el resto del grupo estaba levantado al amanecer a causa de la incomodidad. La fecha de nuestra pequeña aventura no fue la ideal, pero de todas formas la disfrutamos mucho y seguramente repetiremos la experiencia durante el último veranos que vamos a compartir juntos. Muchos de nosotros nos marcharemos de la ciudad para asistir a diversas universidades, otros se quedarán aquí. Nos quedará el refugio de las redes sociales y la comunicación telefónica, pero las salidas de fines de semana desaparecerán en apenas unos meses.
Me siento melancólico ante la noción temporal. Nos quedan pocas semanas para disfrutar a pleno de nuestra amistad, para aprovechar cada ocasión posible.
Quisiera saber si los demás piensan de manera similar, si se lamentan la pronta separación.
Sé que Elena y Tristán se quedarán aquí; ninguno de los dos tiene planes universitarios para el próximo año, tal vez lo intenten en el futuro. Julián y Totto están intentando conseguir una beca deportiva en no sé dónde, a poca distancia de la universidad a la que Mila sueña con asistir para convertirse en editora; sé que la aceptarán, es una cerebrito. Silvina está ahorrando dinero para poner un estudio fotográfico a donde sea que su novio vaya, no tiene preferencia alguna con el destino. Yo me iré a estudiar programación al sur, si es que apruebo todas las materias que me quedan este semestre.
Faltan solo algunos meses...
¿A ellos les afectará tanto como a mí la idea de no volver a vernos pronto? Es posible que la única fecha en la que coincidamos aquí sea para las vacaciones de Navidad. El solo imaginarme lejos de mi grupo de amigos me aterra, temo no encajar en la universidad.
Nunca antes había forjado amistades reales. Hasta hace algunos meses, yo era el chico que se llevaba bien con toda la escuela, pero que no tenía lazos fuertes con nadie en particular, alguien que no tenía nada que perder o extrañar. Ahora todo es diferente. Graduarme significará perder a mis amigos, enfrentarme a un océano de desconocidos que tal vez no logren aceptarme.
Hay noches en las que no puedo dormir al pensar en todo lo que gané y que pronto perderé. Me repito una y otra vez que lo mejor que puedo hacer es disfrutar mientras sea posible, pero la melancolía es más fuerte. Cuando veo a mis amigos, siento ganas de llorar. Me contengo y sonrío. Siempre sonrío.
Quiero que, al menos, cuando nos separemos puedan recordarme como a un chico alegre y simpático. No como a un llorón depresivo.
Los extrañaré.
Dejo escapar un suspiro y presto atención al paisaje por primera vez en lo que va del viaje. Nunca antes me había detenido a ver qué tan hermosa era la zona a las afueras de la ciudad. Pequeñas montañas precordilleranas se alzan con los primeros colores de la primavera, con flores y mucho verde. Un arroyo corre junto a la carretera, el agua es cristalina. Ya no hay restos de la nieve invernal. El tiempo vuela. ¿Cómo es posible que ya estemos en mayo si hace poco nos encontrábamos en enero?
—¿Panqueques? —pregunta Julián. Una de sus manos se posa sobre mi hombro.
—¿Eh?
—Que si te parece bien desayunar panqueques antes de regresar. Panqueques recién hechos y bañados en miel y con mucha mantequilla, acompañados por unas cuantas tiras de tocino frito y un jugo de naranja recién exprimido. ¿Suena bien? —insiste. Se nota que muere de hambre.
Suelto una carcajada.
—Lo siento, estaba quedándome dormido. Lo que la mayoría prefiera, a mí me da igual —respondo—. Un café calentito me vendría muy bien.
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El chico de las mil gorras (COMPLETA)
Teen Fiction☆(-ESTA NOVELA transcurre varios meses después de ECDLMG, pero no es una secuela directa y puede leerse por separado-)☆ La mejor parte de cada lunes es que por la tarde voy al gimnasio. Sí, ya sé, cualquier persona en su sano juicio detestaría los...