CAPÍTULO 31 - MIÉRCOLES

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Mis zapatos para la graduación acaban de llegar, se ven perfectos y son más cómodos de lo que esperaba. Cuando uno compra ropa o calzado por internet nunca sabe qué tan buena será la calidad, solo puede guiarse por reseñas de otros usuarios —que muchas veces son falsas—. Tiendo a comprar online solo en las webs de marcas en las que confío y que ya he utilizado en el pasado, pero con los zapatos tuve que hacer una excepción.

Me agradan.

Me encierro en mi habitación y vuelvo a probarme el atuendo completo, se ve bien. Sostengo mi cabello con una mano como si lo tuviera recogido: incluso mejor. Creo que el día del baile lo llevaré así.

Estoy ansioso, ojalá el tiempo avanzara con prisa. Es más, quisiera poder recostarme y dormir hasta el viernes en la tarde, las horas pasan más rápido así. Cuando era niño, el día anterior a mi cumpleaños me iba a dormir tan temprano como podía, así al abrir los ojos ya sería el día en cuestión. Pero no es lo mismo hacer eso con una noche que con tres.

Una parte de mí quiere tomar otra foto y enviársela a Matías, pero otra parte desea mantener el atuendo en secreto para sorprenderlo el sábado.

Y tengo un problema mayor: mi madre.

¿Cómo demonios le explico que iré al baile con otro chico? He pasado toda la mañana ensayando posibles discursos, ninguno me convence. Y aunque hallara en estos momentos las palabras adecuadas, estoy seguro de que a la hora de enfrentarla, no saldrán de mi boca.

Mamá regresará del trabajo en poco tiempo y todavía no estoy preparado para hablar con ella. Sé que deberé hacerlo en privado, que a mi nana no le agradaría saberlo y que mis hermanos son demasiado pequeños para entenderlo —al menos, desde mi perspectiva—.

Tengo miedo. ¿Y si se enfada? ¿Y si me saca a patadas de la casa? ¿Y si dice que ya no soy su hijo? ¿O si me prohíbe ir al baile? No, no puedo permitir eso.

"Gaby, tu mamá no es así", me repite la vocecita lógica de mi cabeza. "Ella ya sabe que eres bisexual, te deseará suerte con tu cita y fin del asunto".

¿Pero y si no lo hace?

Supongo que podría mudarme con Matías si me echan de mi casa. Y encontrar trabajo de mesero no es complicado, el tema sería renunciar a la universidad supongo, o posponer eso para dentro de unos años. Mila seguro podría ingresar a mi cuarto para empacar mis pertenencias y...

"Gaby, tu mamá no tendrá inconvenientes", vuelvo a decirme.

Y sé que es verdad, pero prefiero estar listo para lo peor.

Me quito la ropa para la graduación y la dejo en el ropero con cuidado. Cubro todo con una gran bolsa de plástico para evitar que los pelitos de Tobías se adhieran a la tela. Sería humillante si llegase al baile con cabello de gato en la ropa.

De nuevo en pijama, relajo los hombros. Tengo aproximadamente quince minutos para que mi mamá llegue a casa. Usaré ese tiempo para empacar una pequeña mochila con lo esencial —teléfono, laptop, productos para el cabello y ropa interior— que dejaré cerca de la entrada de la casa solo por si acaso ocurriera lo peor.

Lo sé, soy paranoico.

Lo sé, soy paranoico

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El chico de las mil gorras (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora