Capítulo IX

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Jimin bostezo mientras movía su pierna, inquieto. Su clase se había retrasado y la habían alargado, por lo cual no había podido ir a su casa a tomar una siesta como decía cuando en verdad era para darse un tiempo lejos de Jin y Jungkook.

Si, se había acostumbrado a la presencia de aquellos raros hermanos pero apreciaba mucho su soledad y su espacio personal, el cual siempre se veía invadido cuando ellos estaban presentes.

Apreciando aquellos momentos en su casa, en completa soledad ahora que ninguno de los demonios se había presentado luego de aquella masacre en el club. Aún no entendía qué pasó aquel día, solo que ahora estaba el rumor de que él hizo esa masacre. Incluso las autoridades se habían presentado a su casa para investigar pero al no tener pruebas concretas de que estuvo ahí, le dejaron en paz ese mismo día.

Una parte de él agradecía que Suga no se hubiera presentado durante estos días, su mente aún divagaba en ocasiones con aquel beso, enojándose con el mismo por aquello y a la vez con el demonio.

Suspiro con alivio cuando dieron por terminada la clase. Tomó rápidamente su mochila del suelo, colocándola sobre su hombro salió con prisa, pasando a llevar a más de uno en su camino. Si se iba rápidamente, tal vez no se encontraría con los dos hermanos.

—¿Minnie? —cerro fuertemente sus ojos cuando reconocía aquella voz y apodo.

—Jungkook —pronunció esquivando al cuerpo que intentaba abrazarle.

El castaño claro hizo un adorable puchero antes de volver a intentar abrazar al pelirrojo, luego de su tercer intento fallido, se rindió y lo observo curioso.

—¿Por qué no estás aún en casa? —Jimin hizo una mueca.

—El profesor se retrasó y por lo tanto mi clase inició tarde.

—Oh, en mi caso el profesor con el que nos tocaba despues faltó y nos dieron el resto libre. De todas formas la clase que estaba teniendo ahora era interesante, ¿sabias que es mejor tener un juramento que un contrato? —dijo curioso—. En el juramento prometes seguir por el resto de tu vida entre otras cosas, el contrato te exige y siempre hay trampas en ellos, puntos ciego en los cuales, nosotros los humanos no somos conscientes —sonríe—. Pero deberías ir a casa Minnie, alguien te iba a estar esperando.

Jimin junto sus cejas extrañado, de pronto el mal presentimiento que tenía desde que ingresó a su clase aumentó.

—¿Esperar? ¿Quién?

—... Taemin... Dijo que estaba arrepentido por haber actuado como lo había estado haciendo y que quería disculparse contigo —suspiro cabizbajo, sin ver la expresión del pelirrojo—. Estaba mal Minnie, no sé qué habrá pasado con ustedes pero él realmente estaba arrepentido, lloró en los brazos de mi hermano y nos explicó —mordió su labio inferior—. Incluso dijo algo de que tenías ojos de distintos colores, pero eso no es cierto ¿verdad?... ¿Minnie? —pregunto al no obtener respuesta, alzando su cabeza.

Pero se encontraba solo, a unos cuantos metros Jimin corría con rapidez, desapareciendo rápidamente de los ojos celestes del castaño claro, dejándole preocupado.

Jimin atropelló a varias personas en su camino hacia su casa, sin importarle aquello y apenas disculpándose con algunos o mejor dicho ninguno.

Ese mal presentimiento en su pecho solo empeoró luego de escuchar el nombre de Taemin, su antiguo mejor amigo.

Se detuvo frente a la puerta semi abierta de su casa, su pecho subía y bajaba rápidamente. Tragando pesado ingreso dejando su mochila y zapatillas en la entrada.

El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora