Capítulo XXV

90.1K 12.7K 10.7K
                                    


“No debe ni puede recordar nada”

Esas palabras seguían rondando en su cabeza, una y otra vez.

¿Por qué Jimin no puede recordar? ¿Por qué no debe recordar? ¿Y qué no debe recordar?

Esas eran las preguntas que le seguían una y otra vez, todas sin respuesta aparente.

Suspiro exasperado al no llegar a ninguna respuesta, observo al cuerpo que reposaba a su lado, en su cama.

Había dejado que Jimin ingresara a su habitación, lo había dejado en su cama, y todo por su propia voluntad.

Siendo que nunca había dejado entrar a ningún otro ser en su espacio personal, ni siquiera a los dos demonios en los que más confiaba, Namjoon y Taehyung.

—¿Por qué eres tan diferente? —pregunto acariciándole una mejilla, observando sus facciones.

En su mente, la figura de Jimin como guerrero estaba impregnada, no se sentía sorprendido de haberlo visto así, era otra cosa... Era...

Familiar.

Y aquello solo resultaba aún más extraño, toda la situación era extraña.

Como también... El que Jimin le llamase por Yoongi.

Nadie sabía de ese nombre, solo los arcángeles de más alto rango y ellos repudiaban ese nombre por lo cual no lo iban pronunciado a los cuatro vientos de forma despreocupada.

Mientras que para ellos era algo deshonorable, para él, ese nombre significaba algo muy importante, sentía que una persona muy importante se lo había dado cuando aún vivía en el cielo, pero a sí mismo no podía recordar quién.

Un gemido lo sacó de sus ensoñaciones, se sintió sorprendido por lo ansioso que estaba de que el pelirrojo despertara.

Jimin gimió cerrando fuertemente sus ojos antes de llevar sus manos a sus sienes y presionar con fuerza.

—Te harás daño —regaño aquella voz alejando sus manos ante la fuerte presión que ejercía a cada lado.

—Duele... —se quejó sin abrir sus ojos, las lágrimas surgieron de sus ojos ante el dolor.

Esto era peor que las resacas, por mucho.

—Invadieron tu mente, obviamente que te debe de doler después de salir del control que ejercían sobre ti, más si se trataba de un Arcángel como Jinki.

Pero pensando en ello, para que Jinki entrara en su mente para poder controlarla, debió de tener más de un acercamiento con Jimin.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del omega al escuchar aquel nombre.

—Tranquilo, aquí no puede entrar —Suga dijo al ver el miedo en sus ojos ya normales.

—Quién lo asegura —pregunto fingiendo no escuchar el miedo en su propia voz.

—Bueno, a menos que invada el inframundo sin esperar guerra, no lo creo.

En un segundo Jimin abrió sus ojos sorprendido de escuchar aquello. Luego jadeo de dolor y observó su desnudo muslo y la herida en este.

—Si... Tenía que defenderme —se excusó el demonio, como si él fuera el causante de su herida.

—¿Fuiste tú? —preguntó cauteloso.

Suga alzó una ceja y le observo confundido.

—¿No recuerdas?

—¿Qué tengo que recordar? —pregunto tenso, sentándose en la cama para dar cierta distancia entre los dos.

El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora