Capítulo XXX

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Jimin despertó con la agradable sensación de una caricia en su rostro. Frunció el ceño arrugando su nariz y trato de alejarse, quería seguir durmiendo.

Una risa suave y grave invadió la habitación, extrañado abrió un ojo.

El demonio estaba recostado a su lado, su mano alzada cerca de su rostro. Tenía una gran sonrisa donde sus encías estaban presentes y sus ojos tenían un brillo especial.

Se veía diferente, se sentía diferente.

—O estoy soñando o me he muerto —murmuro volviendo a cerrar su ojo—. Auch, ¿Y eso por qué fue? —preguntó abriendo sus ojos.

—Qué te dije acerca de mencionar tu muerte enfrente de mí.

—Que sensible —se burló y cerró sus ojos nuevamente— ¿Por qué sigues tocando mi rostro?

—Porque quiero y puedo —respondió acariciando ahora sus mejillas, había una extraña delicadeza que no había estado presente en ningún momento hasta ahora.

—¿Estas enfermo? —preguntó volviendo a abrir sus ojos.

—¿Por qué lo dices?

—Te noto... Diferente —pronunció y lo observo como si buscara algo.

—Ooh... —alza una ceja—. ¿Diferente, cómo?

—Me miras diferente y te sientes diferente, me tocas con una delicadeza que no tuviste anoche y no has tenido desde el día en que te conocí.

—Lo siento.

—¿Por qué? —pregunto alzando una ceja—. ¿Por lo que hicimos anoche?

—No exactamente por lo que hicimos porque de eso no me arrepiento —expresó seguro—. Es por lo rudo que fui con tu primera vez, lo olvide completamente y fui un salvaje.

—No importa, me gusto —respondió honesto.

—No, quiero enmendarlo —dijo levantándose de la cama, comenzando a sacarse su ropa, rápidamente atrayendo la atención de Jimin.

—Entonces... No te detendré, Suga —se relamió sus labios observando el torso desnudo del demonio.

—Suga no —se saca sus pantalones y ropa interior—. Es Yoongi.

—¿Yoongi? —preguntó extrañado, era como si conociera de antes ese nombre.

—Sí, Yoongi —afirmó volviendo a la cama completamente desnudo.

Tomó las sábanas que cubrían aquel esbelto cuerpo y las lanzó hacia atrás, revelando el hermoso cuerpo.

—Uhm... Yoongi calza más en ti que Suga —el pelinegro rió sin poder evitarlo—. ¿Por qué te ríes? —preguntó conteniendo su propia sonrisa, sin vergüenza alguna de su cuerpo desnudo expuesto.

—Te lo diré en algún momento —prometió inclinándose para besarlo, no como otras veces, esta vez se sentía diferente.

Estaba esa pasión, sí. Pero... Había algo más, y ese algo más le gustaba a Jimin, mucho.

Levantó sus manos rodeando el cuello de Yoongi, no permitiendo que sus labios se alejaran.

Separándose por algo de oxígeno para sus pulmones, Yoongi le sonrió.

—Ya dime... ¿Qué pasa?

—¿Por qué debe de pasar algo? —pregunto comenzando a deslizar sus manos por su cuerpo.

—Porque mgh... —cerró sus ojos e inclinó su cabeza hacia atrás, proporcionando más espacio al demonio cuando comenzó a besar su cuello.

—Eres mío, Jimin. No es nada más que eso.

El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora