Capítulo X

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—Suga ¿quieres que lo mate? Tu solo dime y lo hago jefecito —vociferó Taehyung, furioso.

Suga se mantuvo en silencio, observando como el oscuro cielo se alejaba para dar paso al horrible y odio amanecer. Él prefería la oscuridad, pero siempre había algo que le hacía presenciar el amanecer siempre que pudiera.

Namjoon que se había mantenido en silencio, observo a su jefe. Con los siglos que había pasado a su lado, había aprendido a diferenciar algunas cosas, por mínimas que fueran.

—Tae, mejor ve averiguar quienes son esos humanos que han estado alrededor de mi juguete mientras no estaba —ordenó parándose en la orilla del alto edificio, vigilando al edificio contrario.

El demonio nombrado inclinó su cabeza y frunció el ceño confundido.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Para qué? —cuestionó.

—Ve —volvió a ordenar, haciendo sentir inferior al demonio ante su tono y la fuerte presencia que empleaba. Algo en esos hermanos no le gustaba.

Chasqueando su lengua, desplegó sus negras alas y corrió, al llegar al borde del edificio, salto y desapareció de la vista de los dos demonios.

Pronto sus alas hicieron su trabajo y se elevó a los segundos, alejándose rápidamente.

—Esto es lo que querías —habló finalmente el alto.

Suga se mantuvo en silencio, observando por donde había desaparecido el otro demonio.

—No buscabas un contrato, buscabas un juramento de sangre —aseguró observándolo fijamente.

Finalmente una esquina de los delgados labios se alzó, sorprendiendo a Namjoon, Suga comenzó a reír.

—Nunca se te escapa nada —dijo finalmente, volteando a verlo.

La luz del amanecer iluminaba su perfil, rodeándolo como una manta. Era un ser realmente hermoso, si no fuera por sus alas y cabellos negros, sería un Ángel.

—¿Por qué? _pregunto parándose y posicionándose al lado de su señor.

—Simplemente quería ponerlo a prueba, si hacía el contrato todo sumiso... Realmente me hubiera decepcionado pero, como me lo esperaba de mi juguete —sonríe— vio más allá, pensó más allá y nuevamente superó mis expectativas.

Namjoon lo observó unos minutos en silencio.

—Esto no me gusta. —declaró con una expresión seria.

—No tiene por que gustarte, a mí me tiene que gustar.

—Suga...

—No te preocupes, tendré en cuenta tu presentimiento sobre él —aseguró dándole una rápida mirada antes de dar un paso y caer.

En solo unos segundos ya se encontraba en el cielo otra vez, volando hacia una persona en específico, hacia unos sabrosos y dulces labios en específico.

En solo unos segundos ya se encontraba en el cielo otra vez, volando hacia una persona en específico, hacia unos sabrosos y dulces labios en específico

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El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora