Capítulo XIX

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—Te veo en la Universidad Minnie, y gracias por esto —el rubio señalo el sobre con pastillas en su mano—. Se lo daré a Kookie en cuánto llegue.

Jimin asintió con su cabeza y dio media vuelta para empezar su camino. Prefirió caminar hasta su casa ya que estaba evitando los lugares pequeños, esa alucinación no aparecía en lugares abiertos y con tanta gente presente.

Sintiéndose observado, miró a su alrededor, pero al no encontrar nada inusual se encogió de hombros y siguió su camino.

Sintiéndose observado, miró a su alrededor, pero al no encontrar nada inusual se encogió de hombros y siguió su camino

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Suga escupió la poca sangre que brotó de su boca y observó al Ángel frente a él. Sonrió malvado antes de alzar su mano rodeando el delgado y blanquecino cuello del rubio.

—Good bye —susurro y con la fuerza de su mano le dobló el cuello hacia atrás, hasta que la cabeza tocó su propia espalda y luego a un lado para finalmente arrancarla, sacándole parte de su columna.

El cuerpo inerte del Ángel cayó al suelo, sangrante.

—Oye, Tae —llamó observando la cabeza rubia entre su mano.

El nombrado giro en su dirección, sus ojos brillaron de diversión y maldad cuando vio el objeto en la mano de su señor.

—¡Aquí! —grito alzando sus manos.

Suga observó a Namjoon, ambos se sonrieron cómplices.

El de pelo negro lanzó la cabeza en el aire mientras Namjoon se acercaba para darle una patada, enviándola en dirección al demonio faltante.

Taehyung sonrió, junto sus dos manos sobre su cabeza y le dio a la cabeza hacia abajo.

—¡Otra vez! ¡Otra vez! —chillo sonriente.

Suga observó a su alrededor y negó con la cabeza.

—Ya no hay más —respondió observando el cielo.

Namjoon supo que era su momento de hablar.

—Así que... Ángeles bajaron específicamente para atacarnos, a atacarte —dijo y el de cabello negro le observó sin mostrar expresión alguna, sereno.

—¿Intentas decir algo? —pregunto tranquilo, sin rastro de enojo, burla o diversión, era un tono neutral.

El alto paso saliva repentinamente sintiendo tensión. Pero aun así, no dio marcha atrás.

—Desde que hiciste el juramento de sangre con ese omega, o mejor dicho, desde que lo conociste que han sucedido cosas extrañas, cosas que nunca antes han pasado.

La tensión que se estaba creando puso alerta a Taehyung, quien inteligentemente dio una considerable distancia entre los dos demonios. Observándolos desde lejos, seguro.

—Ve al punto —ordenó cortante.

—Te dije que ese chico era raro —prosiguió sin temer—. Te logró tocar, nadie podía hacerlo o supuestamente ningún humano. Te logro ver, nadie se supone que nos puede ver. Ahora, estos Ángel que aparecieron y no hablo de los que son extrañamente amigos del rojito sino, de los que te han y nos han estado atacando últimamente y estoy seguro...

El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora