Capítulo XV

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Jimin despertó con todo su cuerpo sudoroso y su respiración agitada. Aquella sensación en su pantalones la conocía muy bien, casi con temor levantó el tirante de su pantalón pijama.

—Otra vez no... —susurro rendido, observando la blanca textura desparramada sobre su piel—. ¿Por qué tengo que tener sueños húmedos con él? ¿Por qué él? —se preguntaba enojado con el mismo.

—Tal vez porque me deseas —irrumpió aquella grave voz penetrando todos sus sentidos.

—O por que tal vez tú me hiciste algo —gruñó sentándose en la cama.

—No tengo necesidad —respondió burlón.

Suga colocó su mano sobre su hombro y lo empujó para que se volviera a recostar.

—¿Qué crees que haces? —pregunto en un gruñido bajo, intentando nuevamente enderezarse.

Suga sonrió lascivamente y rápidamente retiró su pantalón de pijama. Mordió su labio inferior al ver que el Omega dormía sin ropa interior.

—Dije. ¿Qué mierda crees que haces? —volvió a preguntar en un tono bajo, tratando de controlar su respiración y la sensación de su cuerpo al ver la lujuriosa mirada del demonio recorrer todo su cuerpo.

Cada lugar en que aquellos fríos ojos se posaban, quemaba profundamente.

—Me hago responsable de lo que provoco en tus sueños —respondió ubicándose entre las piernas del pelirrojo, inclinándose hacia adelante.

De inmediato Jimin intentó moverse para quitárselo de encima, solo para descubrir con horror que no podía mover su cuerpo, era como si un extraño peso estaba sobre su cuerpo impidiéndole moverse.

—¿Qué mierda hiciste? —vociferó inclinando su cabeza hacia abajo, observando como el demonio se inclinaba aún más.

—Disfruta... —susurro antes echarse más hacia atrás y pasar su húmeda y caliente lengua por la crema blanca que estaba en su abdomen bajo.

Inspiró profundamente y exhaló entrecortado. Su piel temblaba por donde el demonio pasaba su lengua, removiendo su esperma.

—No sé porqué te niegas a algo que sabes que quieres, que deseas fervientemente —dijo el demonio de cabello negro en un tono bajo, parecido a un gruñido excitado.

—Porque yo no soy la puta de nadie —grito seguido de un gemido ante la sensación de una suave mordedura unos centímetros más abajo su ombligo antes de subir a su ombligo y fingir una fuertes penetradas para después volver a bajar dejando marcas de unos mordiscos.

El demonio lamía y mordía suavemente, perdido en el sabor salado pero contradictoriamente también dulce. Sonrió burlón al ver como el miembro del pelirrojo volvía a levantarse contra su abdomen, duro.

Relamiendo sus labios tragó pesado antes de acercarse al miembro, pasando suavemente su nariz por la cabeza de este.

Jimin jadeo y arqueo su espalda mientras inclinaba su cabeza hacia atrás, cerrado sus ojos.

—Pero mira cómo reaccionas ante mi tacto, admítelo, eres mi perra —dijo antes de abrir su boca e ingresar solamente la cabeza del miembro, jugando con su lengua alrededor de este, encantado de escuchar los gemidos de Jimin por más que este intentara retenerlos.

—No —gruño—. Yo no soy tu perra, yo... -y-yo no soy igual a otros —gruño desesperado por alzar su cadera y meter más adentro su miembro en aquella caliente y húmeda boca.

Suga entre cerro sus ojos y soltó el miembro de su juguete con un "Pop", se enderezó para observar a Jimin.

Sus mejillas estaban sonrojadas, el sudor en su frente provocaba que su rojo cabello se apagara a su frente. Su pecho desnudo subía y bajaba con respiraciones cortas y fuertes.

El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora