Capítulo XX

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Namjoon observó a su presa y sonrió al verle solo.

—Hablemos —ordenó y alcanzó a esquivar el golpe que iba directo a su mandíbula.

—Aléjate, ya no caeré en tus tontos trucos. —gruño el rubio antes de darle la espalda nuevamente, siguiendo su camino.

Namjoon sonrió hasta que sus hoyuelos aparecieron, el brillo malvado presente en sus ojos.

—Será a la mala, entonces —susurro y en un parpadeo, estaba frente a Jin.

Jin no alcanzó ni a gritar cuando su cuerpo fue atrapado por los fuertes brazos del demonio, levantándolo como si fuera un costal de papas, su abdomen tocando el hombro del peligris.

—¡Oh Dios mío! —exclamó sorprendido Jin y pronto, recibió una fuerte nalgada en su trasero que estremeció todo que cuerpo.

—No, mi jefe es aún mejor —su tono burlón mientras volvía a nalgear aquel dulce trasero.

Jin chillo descontento, enojado, furioso de que aquel animal le estuviera tocando a su antojo.

Inútilmente trato de pegarle en su espalda, en la musculosa y fuerte espalda.

—Tranquila, fiera.

—¡Cállate! ¡Maldito imbécil! ¡Bájame! —grito furioso, su rostro rojo de rabia.

—Aww, me acabas de maldecir. Gracias, encanto —el jadeo frustrado y enojado del rubio le causó gracia y satisfacción.

—¿Me quieres bajar? —pidió entre dientes, cruzando sus brazos sobre su pecho. Sus manos extrañamente picaban por querer tocar aquella espalda, recorriéndo toda su extensión.

Namjoon rió pero finalmente bajó al Ángel, descontento al perder aquel agradable calor contra su cuerpo. Ignoró aquella sensación.

—¿A dónde me trajiste? —pregunto aún cruzado de brazos, enojado e indignado.

Una pequeña fiera salvajeEl demonio sonrió ante su pensamiento y negó suavemente con su cabeza. Estaba extrañamente contento de que no estuviera nadando en miedo como en su primer encuentro.

—¿Qué no me piensas decir? —pregunto más indignado que antes, frunciendo sus labios.

—Mira, tranquilo —comenzó alzando sus manos en señal de paz—. Te dije que tenemos que hablar, tenemos algo en común.

—No lo creo —negó inmediatamente—. No tengo nada en común contigo, un demonio y no veo razón para que hablemos.

—¿Quieres escucharme primero? —gruño ya enojado por la negativa del contrario.

—Pues perdóname si no quiero escucharte, pero te recuerdo, que te metiste en mi mente creando una jodida ilusión donde casi me matas y luego ¡me traes encontra de mi voluntad a no sé dónde! —gritó pisoteando fuertemente el suelo.

—¡Oh jodida mierda! ¡Quieres callarte! —ordenó masajeando con su dedo pulgar e índice el puente de su nariz.

Jin cerró la boca y maldijo al obedecer, tener un cuerpo humano de omega no era bueno en estos casos. Se sentía inferior al demonio frente a él.

—¿Puedes salir de ese cuerpo humano?

—No te importa —gruño Jin, sonriendo al recordar a Jimin siempre decir lo mismo cuando ya estaba exasperado.

Juntarse con el pelirrojo omega le estaba contagiando sus costumbres de maldecir o este demonio tocaba sus puntos exactos para hacerle enfurecer hasta el extremo de decirle malas palabras, él odiaba decir malas palabras.

El Omega del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora