𝐅𝐔𝐓𝐔𝐑𝐄 |𝐄𝐧𝐨𝐜𝐡 𝐎'𝐂𝐨𝐧𝐧𝐨𝐫|

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Abrí mis ojos de golpe y comencé a toser al sentir el humo entrar por mis fosas nasales, mire hacia un costado y pode ver al profesor Chester sostener a la señorita Peregrine mientras despertaban algo aturdidos. El humo comenzó a irse, ví el cuerpo de John en una esquina ya sin vida, ni el hueco ni el señor Barron estaban en la sala. Me estremecí un poco al oír el gruñido de la bestia bastante cerca, y así era comenzó acercarse poco a poco a mí, volví a sentir ese miedo como la primera vez que lo conocí pero luego recordé que me había ayudado a acabar con el hueco así que respire profundo y le di una sonrisa calmada, para luego estirar mi mano e intentar darle una caricia.

-Gracias -Dije casi como un susurro-.

Pude ver en sus ojos un brillo especial, la bestia se inclinó y cerró sus ojos para sentir el contacto de mi mano en su cabeza.

-Somos libres -Cerré mis ojos y una lágrima recorrió mi mejilla-.

Pude sentir una brisa en todo mi cuerpo y que algo muy suave me recorría de pies a cabeza. Al abrir mis ojos ví que muchos pétalos blancos me rodeaban

(Ejemplo)

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Reí ante la hermosa sensación que sentía, luego me di cuenta que la bestia desaparecía en forma de pétalos. De un segundo a otro una brisa un poco más fuerte hizo que mis ojos se cerraran, luego los abrí al sentir que esa sensación se iba.

-Maxine? -Voltee al oír la voz de la señorita Peregrine quien me miraba con una sonrisa al igual que el profesor Chester-.

Mire mi atuendo y era un vestido hasta las rodillas, y de color rosa pastel, mi cabello más arriba de los hombros, no entendía este cambio pero me hacía sentir bien. Me acerque a ellos para abrazarlos.

-Ya todo ha terminado -Dije con emoción-.

-Al fin eres libre preciosa -Me dice el profesor Chester y besa mi frente-.

Cuando íbamos saliendo de aquella fábrica no pude evitar voltear y ver el cuerpo de John en el suelo, hice una mueca algo entristecida pero luego sonreí al saber que ya no iba a volver a torturarme nunca más. A lo lejos pudimos ver a los niños quienes se veían bastante tristes y preocupados.

-Mis niños -Dijo la señorita Peregrine con una sonrisa-.

Ella se adelanto y comenzó a caminar hacia ellos, cuando la vieron corrieron hacia ella para abrazarla.

-Le agradezco que haya venido ayudarnos -Le dije al profesor Chester-.

-Tu me ayudaste a volver a estar con mi pequeña, es lo menos que podía hacer por tí -Me sonríe- creo que alguien está feliz de verte -Lo mire algo confusa y luego mire hacia la dirección donde me apuntaba-.

Vi a Enoch levantarse del suelo con ayuda de Jake, al verme intento correr hacia mi ignorando el dolor que sentía en su cuerpo, así que yo fui quién corrió hacia él.

-Enoch! -Dije con mucha felicidad-.

-Maxine! -Nos abrazamos como si nuestra vida dependiera de ello- Estás bien, estás aquí -No pude evitar sollozar-.

-Sí estoy bien, soy libre Enoch soy libre -Lo mire con los ojos llorosos- al fin podremos estar juntos sin que nadie nos moleste.

-Te amo Maxine, te amo -Dijo él con una enorme felicidad-.

Me tomo del rostro y me beso.
Los niños también me abrazaron y me decían que les encantaba mi nuevo corte de cabello. Tome de la mano a Enoch y todos comenzamos a volver hacia nuestro hogar.

-Maxine -Mire a Enoch- se que no es el momento adecuado ni un buen lugar para proponertelo, pero...-Se notaba nervioso-.

Llevo una mano al bolsillo de su pantalón y cerró su mano ocultando algo en ella.

-Quiero poder llamarme libremente tu "esposo" como se lo dije aquel tipo. Te amo y no quiero dejarte nunca, quiero que seas aquella mujer que día a día ame con locura, que al despertar seas a la primera persona a la que vea...quiero que seas mi esposa Maxine, me harías el honor de casarte conmigo -Escuche un chillido cuando Enoch se arrodilló-.

Emma y Olive evitaban no llorar ni gritar de la emoción, los niños nos miraban sorprendidos pero a la vez ansiosos por mi respuesta, la señorita Peregrine y el profesor Chester nos miraban con ternura al igual que orgullosos.

-Sí Enoch, acepto casarme contigo -Dije con una sonrisa y todos se acercaron abrazarnos-.

Me sentía la persona más afortunada en este momento, la vida volvió a darme una segunda oportunidad para vivir fuera de todo lo malo y sobre todo llena de amor no solo de Enoch sino también de los niños, y la señorita Peregrine quienes lograron formarse una familia para mí, y sin duda era la mejor familia de todas.

Fin