Capítulo 20

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El aire húmedo de Baltimore me recibe cuando salgo de mi auto

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El aire húmedo de Baltimore me recibe cuando salgo de mi auto. Es una tarde un poco calurosa y el estar tan cerca del puerto hace que sea un reto soportar la humedad del aire.

Enciendo la alarma en mi auto y camino un poco dolorido después de la noche que pase con Nathan. Puede ser un poco incomodo por ahora, y cuando mi cuerpo se recupere y termine de curarse de la intensa noche que pasamos juntos, estoy seguro que regresare por más. Demonios, incluso ahora lo único que quiero es ir directo al lugar de Nathan y pedirle que me folle nuevamente, pero dejo bastante claro anoche que no habría más sexo. Al menos no hasta que mi cuerpo obtenga un poco de descanso después del intenso maratón de anoche. Pero incluso aunque me haya quitado el sexo por ahora, nada puede borrar la sonrisa tonta que esta en mi rostro desde esta mañana. Bueno, quizás verlo salir de mi cama, la borro un poco en los bordes, pero solo fue porque él tenia una cita con un nuevo abogado, entonces está bien.

Si hubiese sido por mí, podría haberme queda con él todo el día. Con mi pierna sobre la suya y recostado en su pecho todo el tiempo. Pero no podemos vivir en una burbuja exentos del mundo real, fingiendo que no hay nadie más que nosotros. Pero demonios si no quiero pretender eso.

La noche anterior Nathan había encendido mi cuerpo como si fuese una maldita bengala que abría paso a un incendio forestal imparable. Había perdido la cuenta de las veces que me había corrido con su pene alojado profundamente dentro de mí. Me había tomado en posiciones crudamente eróticas, mi rostro se sentía en llamas, pero había gemido, jadeado y suplicado por más. Había sido el mejor maldito sexo de toda mi vida y había sido con otro hombre. Jesús, ¿Qué decía eso de mí? Francamente no me importaba una mierda a esta hora del día.

La única cosa que lamentaba era que habíamos estado tan ocupados, besándonos, tocándonos y follandonos, que habíamos olvidado completamente el plan inicial de Nathan. Yo, sobre mis rodillas, chupando ese pene grueso en mi boca, llevándolo hasta el final de mi garganta. En todo lo que he podido pensar desde que abandono mi cama es en cómo se sentirá tenerlo en mi boca. Chuparlo hasta hacerlo correrse por mi garganta. Maldita sea, estoy duro solo por el pensamiento de su sabor.

Sacudo la cabeza para despejar cualquier pensamiento sobre Nathan que me haga tener una erección al instante y en cambio camino en dirección al restaurante en el que Harry hizo una "cita" para que los chicos y yo al fin conozcamos a Eimie.

El cielo cerca del puerto parece de un color totalmente diferente al que pueda ver en el resto de la ciudad, probablemente sea debido al reflejo del agua o alguna mierda como esa, pero en este momento no me importa otra cosa que solo admirar lo malditamente increíble que parece. Es de un azul obscuro, casi purpura. Y las luces de los establecimientos cercanos brillan intensamente contra el agua del muelle, y estas se reflejan gracias a ella, lo que lo hace parecer como otro maldito cielo con pequeñas estrellas en la tierra. Puedo ver porque Harry eligió este lugar, lo que solo demuestra cuanto ama a su gemela.

Me adentro en el restaurante indicado y camino a lo largo de un pasillo, al final de una pared, hay una alegre recepcionista que me saluda.

— Buenas tardes, señor. ¿Tiene una reservación? —me pregunta. Mierda, este lugar es mucho más que los lugares de hamburguesas y porquería a los que solemos ir. Me pregunto por un segundo si mis jeans desgarrados y mi camiseta son suficientes para este lugar, o si seré guiado por la amable rubia hasta la puerta, donde ella me dirá que puedo entrar... la próxima vez que venga mejor vestido.

QuarterbackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora