Capítulo 17

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Diez minutos más tarde, estoy dentro de mi auto y le marco a Nathan

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Diez minutos más tarde, estoy dentro de mi auto y le marco a Nathan. Sí, probablemente debería haber ido antes a hablar con mis amigos y preguntarle a Zev como llevaba la vida después de que Karime lo ha dejado. Ella es una buena chica, él también es un buen hombre, así que no veo como en el mundo, su relación prácticamente perfecta se ha derrumbado. Por ahora alejo los pensamientos de mí, siendo el mayor bastardo del mundo y el peor amigo del mundo. Tendré tiempo para mis amigos un poco más tarde, quizá mañana. Pero esta noche solo quiero concentrarme en Nathan y en lo que yo quiero.

Sonrió cuando él me responde al primer anillo. Aww ¿Ha estado esperando mi llamada?

- ¿Si, Christopher? -Ronronea en el teléfono-. Creo que vas a llegar tarde. Llegar tarde es malo. Bueno, es malo para ti y bueno para mí. -corrige.

- Me temo que voy a tener que cancelar los planeas que teníamos esta noche, -le digo, mientras giro la llave en el encendido y conecto mi celular al Bluetooth del coche.

- Ya veo, -responde. Su voz resuena por las bocinas de mi auto, lo que me hace sonreír. También he notado que parece decepcionado por mi comentario anterior, y eso hace que mi corazón sienta cosas que no debería. No sé qué demonios ve en mí, pero me gusta que sea él el que vea cosas en mí que yo me estoy perdiendo.

- Sí, es que he encontrado una mejor oferta para follar.

Su risa ronca y cálida resuena por los altavoces, un hermoso sonido oscuro, ondulando en el pequeño espacio de mi auto y me encuentro extrañando demasiado escucharlo en vivo.

- Eso es decepciónate, Christopher. También suena como a mentiras. ¿Estás probando las aguas? ¿Buscas maneras de aumentar el nivel de tu castigo?

¿Cómo demonios sabe que estoy jugando con él? ¿Soy tan malditamente mal actor? Demonios espero que no. Toda mi vida es una puta mentira, estaría perdido si fuese mal actor. Sobre todo porque si voy a ser un abogado exitoso como los demás Lowell, debo ser un buen actor, en eso se basara al menos el 70% de mi carrera.

Dejo mi auto en el pequeño aparcamiento de una farmacia, y tiro de mi teléfono cerca de mi oreja, mientras enciendo la alarma de mi auto y pateo la puerta cerrada.

- ¡Oye! ¿Cómo supiste que solo te estaba molestando? ¡Podría seriamente haberte dejado por un pedazo de culo mejor! -le digo, empujando la pesado puerta de cristal de la tienda, me detengo justo en la entrada, preguntándome en que maldito estante guardan el lubricante. Realmente nunca he comprado algo así antes, las chicas más o menos fabrican el suyo propio.

Empiezo a caminar por los pasillos habituales al mismo tiempo que la voz de Nathan resuena en mi oreja nuevamente.

- No eres ese tipo de hombre, Christopher. -Responde Nathan, - Si realmente me cancelaras no habrías sido tan grosero al respecto. Dudo incluso que hubieses llamado, habrías venido en persona. ¿Un mejor pedazo de culo? Creo que no. -se burla. Maldito bastardo egocéntrico.

Tomo un par de cajas de condones y comienzo a revisar los estantes que nunca he revisado antes, buscando el maldito lubricante. Un par de pasos más allá, por fin lo encuentro. Lubricante y condones. Jodidamente perfecto. ¿Puedo ser más obvio?

Los leo detenidamente, lubricante a base de agua. Lubricante a base de aceite. Lubricante a base de silicona. Frunzo el ceño. ¿Cuál demonios es el que debo comprar?

- Christopher, ¿me estas escuchando?

- Sí, estoy escuchando, -respondo-. Pero también estoy pensando. Estoy haciendo algo realmente importante.

Él resopla en el teléfono.

- No entiendo que puede ser más importante que lo que he planeado para ti está noche, Christopher. ¿Tienes alguna idea de lo que voy a hacerte? Lo de la otra noche ni siquiera comienza a comparársele.

Dejo caer el lubricante. Gracias a la mierda, está en un recipiente de plástico o se habría roto y salpicado por todas partes.

- ¡No me digas mierda así cuando estoy en público! -digo tomando las tres botellas de diferentes lubricantes. Al otro lado del pasillo un trió de chicas adolecentes se está burlando de mi. O al menos eso creo-. Anoche fue divertido. -digo alejándome al siguiente pasillo y asegurándome que se encuentre vacio. - La noche antes que esa, también lo fue. Pero quiero algo diferente esta noche.

Siento como si todos en la maldita tienda estuviesen escuchando esta conversación, a pesar de que el dependiente y yo debemos ser las únicas personas aquí.

- Yo pensé que... esta noche, ya sabes... podrías venir a mi casa. -Sé que esto parecería simple para cualquiera. Las personas normales invitan a otras personas a sus casas todo el tiempo, pero más allá de que quiero joder con Nathan. Realmente lo quiero en mi casa. Este es un maldito paso enorme para mí. - Voy a comprar algo de comida italiana.

Debo sonar como un maldito idiota. No, corrección; sueno como un maldito idiota. Estoy actuando como si fuésemos novios, cuando él lo único que quiere es jugar conmigo. Atarme, follarme y azotarme. Aunque no estoy seguro si en ese orden. Nathan no debe ser el tipo de hombre que se queda con nadie. Quiero decir, sé que él va a jugar conmigo hasta que le aburra lo suficiente y después puede echarme a un lado. Eso es lo que todos los Dom's estaban haciendo en su club aquella noche: Jugando escenas y luego moviéndose a la siguiente persona.

Oh mierda, he interpretado esto como algo que no es.

Las palabras de Harry resuenan en mi cabeza. Sé que lo ha dicho como una broma, pero no puedo dejar de pensar ahora mismo que él tiene tanta jodida razón. No soy lo suficiente para Nathan. Soy demasiado vainilla. ¿Hay un rango menor que la vainilla? Por qué si lo hay, estoy en esa lista, estoy seguro. ¿Por qué mierda Nathan iba a querer sexo vainilla conmigo cuando puede subir a su ascensor e ir hasta su club y conseguir todo el sexo sucio que desea?

- ¿Me estas pidiendo una cita, Christopher? -pregunta en voz baja y ronca. Él no parece decepcionado... o como si yo no fuese lo suficiente para él. Mi corazón se aferra a esa maldita esperanza.

Comienzo a caminar hacia la caja registradora, donde el dependiente comienza a pasar los productos rápidamente, probablemente este agradecido de tener algo que hacer, ya que el lugar se encuentra prácticamente vacío. Gracias a Dios, el hombre que está en la caja parece lo suficientemente viejo como para no notar mi peculiar lista de productos, o es realmente profesional. O simplemente le importa una mierda con quien me acueste.

- Bueno... eso es lo que debe parecer. -murmuro. En serio, debo conseguir un letrero de "idiota" para colgarme en la frente.

- Me encantaría, -dice al fin. Y puedo escuchar la sonrisa en su voz, lo que hace que mi corazón se estremezca de una forma inusual dentro de mi pecho. - Te veré en una hora.

- Mi apartamento es el 5632. Está en el último piso. Sé que el acosador de Leo me siguió hasta mi edificio el otro día. Pero ese es mi número. Aunque pensándolo bien, ya debes saberlo, debido a que vino por Degas el otro día. -digo por último y cuelgo. Sin despedidas dulces ni cursilerías, he metido bastante la pata por hoy.

Porque si en algo tiene razón Harry, es que no tengo ni puta idea de cómo mantener a un hombre como Nathan a mi lado.

QuarterbackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora