Los ojos de Christopher parpadean lentamente mientas trata de determinar donde esta y que ha pasado.
Después de que se desmayó, lo solté con cuidado del columpio y lo lleve a la cama de la habitación. Es una cama que ha sido instalada aquí para tener sexo y nada más. Nunca ha sido usada para dormir o acurrucarse... pero aquí está Christopher, tratando de despertarse. Su cálido cuerpo esta acurrucado contra el mío, porque ni mil hombres podrían haber evitado que me acostara a su lado y lo empujara contra mí. El encaja perfectamente. Como una pieza de rompecabezas que nunca me di cuenta que faltaba.
Una vez más, él me está haciendo romper mis reglas. La primera regla que rompí fue cuando lo lleve a mi cama la primera noche. La segunda que he roto es jugar en mi sala de juegos con alguien que no está experimentado en este tipo de vida. Aunque la mayoría de lo que hemos hecho hoy no ha sido nada menos que jodidamente caliente, también ha sido divertido. Finalmente estamos aquí, dormitando en la cama del sexo. Sin poner mucho esfuerzo en absoluto, él me está rompiendo pieza por pieza y reconstruyéndome en otra cosa. Algo mejor. Al menos eso es lo que siento cuando estoy con él.
— ¿Qué diablos pasó? —Murmura— ¿Hice esa cosa del sub-espacio de nuevo? Aunque esto se siente diferente...
— No es el sub-espacio como antes, Christopher. Simplemente te viniste tan duro que te desmayaste.
Una vez que había colocado el juguete en su pene, le había dado placer con mi flogger. Se había retorcido y gritado de placer. Cada uno de sus movimientos hacía que el columpio se balanceara salvajemente. Con cada golpe sabía que él podía sentir la varita enterrada dentro de él.
Su cabeza se gira para mirarme.
— No parezcas tan presumido, imbécil. Hago este tipo de cosas todo el tiempo, no eres nada especial. —agrega con una sonrisa. Pero puedo ver, "primera vez" bailando en sus hermosos ojos. Y para ser honesto, eso me hace sentir como el puto rey del jodido mundo.
Claro, ha sucedido antes con otros hombres que he traído aquí. Pero esos hombres no eran Christopher. Palidecían en comparación a este hermoso hombre. En mi mente sé que no había nadie antes que él, y no estoy seguro si habrá alguien después.
— Lo que sea que te ayude a dormir por la noche, —bromeo— Di lo que quieras, pero apostaría mi club a que esta es la primera vez que has llegado tan fuerte como para que te desmayes.
— Debes querer perder apuestas a menudo, —dice girándose hacia mí. Una nueva posición demasiado intima. Temo que él se aleje de mi o que empiece con su rutina de negar esta atracción entre nosotros.
— Te ves agotado, —susurro. Mi voz repentinamente es ronca, mi garganta necesita agua. Los ojos azules de Christopher parecen pesados, con sueño. Su cabello rubio está en todas direcciones, dándole una apariencia juvenil. Totalmente hermosa. Quiero pasar mis dedos a través de él. Acercarlo contra mí y ayudarlo a olvidar cualquier duda que tenga sobre esto. Sobre nosotros. En cambio, me quedo quieto, tratando de no hundirme en este terreno inestable como arenas movedizas que es Christopher Lowell.
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Quarterback
Romance- No voy a ninguna jodida parte contigo, -me quejó. A la mierda si caigo en su trampa. - Bien, entonces deja que te lleve mi conductor. -él camina en dirección a la puerta, antes de detenerse, gira y vuelve a mirarme. - Ah, y ¿Christopher? Te veré...