Epílogo

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Me deslizo dentro de nuestra casa y cierro la puerta detrás de mí

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Me deslizo dentro de nuestra casa y cierro la puerta detrás de mí.

- ¿Cariño? -grito, pero no hay respuesta. En algún lugar la música suena y me dice exactamente dónde encontrar al amor de mi vida.

A mí alrededor Degas da vueltas incontrolablemente caminando entre mis piernas tan eufórico que casi me hace tropezar. Al otro lado de la habitación esta Alexa observándonos mientras mueve suavemente su esponjosa cola de un lado a otro, y sé que esa es toda la bienvenida que recibiré por parte de ella.

Camino por nuestra casa dejando mi maletín sobre uno de los sofás mientras camino hacia la fuente de la música. Subo las escaleras y me detengo en el primer piso admirando una vez más nuestro hogar.

Mandé a construir esta casa hace seis meses y no la han entregado hace apenas tres. Para mi gusto la compañía constructora que contrate tardo demasiado, porque no podía esperar para vivir junto a Christopher. A pesar de que hemos estado viviendo prácticamente juntos desde su regreso a Baltimore después del campeonato, mudarnos aquí hizo de alguna manera que todo fuera más real.

Miro el edificio tipo loft de columnas de concreto, acero y paredes de cristal. Una de las razones por las que tardo tanto en ser construida esta casa es porque el desarrollo de los planos fue un extenso y exhaustivo trabajo. Estoy bastante seguro que el arquitecto al que le arroje las ideas de mi hogar ideal, estuvo tentado a mandarme a la mierda muchas veces, sin embargo por mi parte no podía esperar un trabajo más que impecable del futuro lugar que compartiría con el hombre que amo.

El piso de mármol blanco brilla contra la luz tenue de la tarde que se filtra por las paredes. En la sala de estar contrasta la gruesa alfombra gris y muebles caros. Estoy orgulloso de llamar este lugar mi hogar, porque no podría imaginar un lugar más perfecto para vivir con Christopher.

Camino por el pasillo del primer piso y la música se hace más fuerte a cada paso que doy. Me detengo frente a una puerta ligeramente entreabierta y la empujo completamente. Estoy sorprendido por decir lo menos. Cuando llegamos a esta casa hace tres meses, traje a Christopher a esta habitación y le dije que este sería su estudio. Lo suministre con todos los utensilios y materiales de arte que encontré en la tienda, y la vendedora me aseguro que me estaba llevando uno de cada uno. La última vez que estuve en este lugar hace tres meses esta habitación era blanca. Esta es una de las pocas habitaciones que están hechas en su mayoría de paredes de concreto y pequeñas y largas ventanas, porque quería que Christopher no tuviera nada que lo distrajera de sus creaciones. Desde que le presente esta habitación no he regresado aquí. Se siente como si estuviera invadiendo la privacidad de mi hombre. Siempre he dejado que sea él quien venga a mí con su arte y me lo muestre, nunca le he exigido nada. No quiero que se sienta presionado a crear.

Sin embargo ahora necesitaba verlo demasiado mal que he decidido seguirlo hasta su estudio. El mismo estudio que alguna vez fue un cuarto blanco y desnudo, ahora es una habitación llena de color. Las paredes están salpicadas con cálidos tonos marrones, naranjas, verdes y azules. En una de las paredes hay un paisaje de un atardecer sobre las montañas y un lago. Y es tan jodidamente realista que siento que si doy un paso lo suficientemente cerca puedo entrar en ella.

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