Capítulo 22

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Mientras Nathan conduce hasta los límites de la ciudad, estoy tan nervioso como un niño que hizo una travesura y sabe que pronto será descubierto

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Mientras Nathan conduce hasta los límites de la ciudad, estoy tan nervioso como un niño que hizo una travesura y sabe que pronto será descubierto. Claramente no he hecho ninguna travesura, pero la sugerencia de Harry no deja de darme vueltas en la cabeza, lo que solo sirve para hacerme sentir nervioso. A pesar que han pasado casi dos semanas desde que nos reunimos con Eimie, no he podido dejar de pensar en lo que me ha dicho, casi puedo escuchar su voz dentro de mí;

«Pregúntale a tu hombre lo que es el asado, él estará feliz de contarte los sucios detalles»

No voy a negar que el sentimiento cálido que se extendió por mi pecho cuando el pronuncio las palabras "tu hombre" fue demasiado satisfactorio para ignorarlo. Pero fue un gran error de proporciones épicas, dejar que se instalara dentro de mí. Porque ahora no puedo dejar de ver a Nathan de una forma diferente. Una forma totalmente aterradora, porque todo lo que sé ahora mismo es que quiero que él sea mío y no tengo ni puta idea de cómo lograr esa mierda.

Claramente el solo quiere sexo de este acuerdo, yo también pensé que era lo único que quería, pero se ha convertido en más. Mucho más. No solo quiero que nos follemos en su sala de juegos o en mi habitación. Quiero mucho más de lo que él puede ofrecerme y mi pecho se aprieta ante la perspectiva de eso porque sé que es algo que nunca conseguiré. Nathan por supuesto no es un hombre de relaciones sentimentales. Es un Dom, dueño de uno de los clubs BDSM más populares en nuestra ciudad. Es un hombre que claramente sabe lo que quiere y va tras ello así como fue tras de mí. Pero, ¿relaciones fuera de la cama? No creo que sea ese tipo de hombre.

Sin embargo aquí estamos, en un viaje de cuarenta y cinco minutos a Rockville para celebrar su cumpleaños, porque soy demasiado paranoico como para salir con él en un lugar público en Baltimore.

Estúpido. Se burla una voz dentro de mi cabeza. Porque incluso si Nathan estuviese dispuesto a llevar esto a un nivel más allá fuera del sexo, es obvio que no merezco a un hombre como él. Nathan merece a alguien que lo presente y presuma frente a todos sus amigos y familiares porque es un hombre increíble que merece ser jodidamente feliz. Y conmigo sin duda no lo sería, siempre estaríamos encerrados en una habitación o viajando a ciudades diferentes para poder ser nosotros mismos frente a desconocidos, pretender que somos una pareja feliz, pero al volver a Baltimore se acabaran los besos en público y las manos unidas. Volveremos a ser prisioneros de nuestra propia historia de amor. Y jamás podría permitir que eso pasara, no por mí, sino por Nathan. Se merece mucho más que eso.

— Un dólar por tus pensamientos, —la voz de Nathan me saca de la marea de pensamientos poco optimistas sobre nosotros y un futuro juntos.

— Un dólar no es suficiente para comprar lo que hay dentro de esta cabeza, —bromeo a cambio, porque no estoy dispuesto a confesar todo lo que mi mente ha maquilado.

— ¿Puedo ofrecer entonces una mamada? —me pregunta, su atención se desvía de la carretera y me mira, sus labios están curvados en una sonrisa que muestra sus dientes perfectamente blancos, las esquinas de sus ojos tienen pequeñas arrugas al final de estos, maldita sea es tan hermoso.

QuarterbackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora