Capítulo 26.

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Tu decides como pasarla aquí ...

Sus palabras resuenan en mi cabeza, una y otra vez. Estoy asqueada de escuchar su voz todo el tiempo en mi mente. Lo que siento no es comparable con nada, las lágrimas brotan por si solas. Ya no me esfuerzo en gritar, en moverme o siquiera pensar como salir de aquí. Me siento vacía.

El hombre que me golpeó, me dejó molida. Mis muñecas y mís piernas aún tienen la marca de las manos que me sujetaron mientras recibía un golpe tras otro. ¿Como mierda acabe aquí?. Me esfuerzo en no llorar pero es imposible. No me importa el dolor de los golpes o de los moretones ahora, me duele, sí, me duele el cuerpo pero más que eso me duele el alma. Porque yo jamás pensé acabar así ... Esto no era parte del plan. El llanto es incontrolable, me llevo una mano a la boca para callarme. Me siento como una basura. Lloro por toda la humillación, por como me pisotearon sin importarles nada. Yo no tengo que estar aquí ... Nadie se merece algo así. El seguir llorando hace que las entrañas me duelan, con cada movimiento siento el mismo infierno.

La puerta se desliza de golpe, giro de inmediato y eso me causa unas punzadas inaguantables. Otra vez esa máscara. Es el hombre que ví al principio, se acerca directo a mi, pongo ambas manos sobre mi vientre y él se detiene justo al pie de la cama.

-Buen día, Victoria—su voz es fría y el solo escucharla me provoca nauseas—¿Como estás?—resulta muy inquietante ver solo un pedazo de máscara blanco, no revela ninguna expresión—.

Solo lo miro, sus ojos se clavan en mi y enseguida bajan a mi vientre, aprieto más mis manos sobre mi bebé.

—El bebé está bien, te he prometido que tú decides como pasarla aquí y bueno, te concedí algunos privilegios—el tipo habla como si yo debiera estar agradecida, me cuesta verlo porque tengo los ojos hinchados—.

—¿De que mierda estás hablando?—las palabras salen como fuego de mi boca, doy un respingo y continuo—¡Sacame de aquí, bastardo!.

El hombre fue estruendosamente y en ese momento siento como mi corazón se hace más pequeño. No voy a salir de aquí.

—Te conviene quedarte tranquila, Vic, mira, las cosas son simples, aquí siempre serás tratada como tú te lo ganes. Ayer tuvimos que mantenerte quieta con ayuda de dos escoltas ¿Cierto?, Bueno, eso no puede volver a suceder—su voz me da asco, el tipo habla como si lo que acaba de decir fuera lo más normal del mundo—.

—No me pegues—agacho la cabeza al recordar los golpes y sentir el puño del tipo de ayer nuevamente en mi cuerpo, las lágrimas siguen brotando al igual que los respingos—.

—Yo no te voy a pegar—el bastardo se sienta en la orilla de la cama—pero nuestros clientes sí—sus ojos me observan detalladamente—No tengo mucho tiempo así que seré breve. A partir de ahora te olvidas de toda tu existencia, en cuanto entraste a este lugar dejaste de existir afuera. Nadie te encontrará aquí así que es inutil que albergues cualquier tipo de esperanza. En este lugar se cumplen los deseos más obscuros de las personas, vienen aquí para relajarse, para olvidarse de todo y permitir salir a sus demonios más enfermos. Nosotros jamás preguntamos el porque, tu tampoco. Ellos llegan, no se trata de sexo, eso jamás, simplemente desquitan su furia contigo. Mientras tú seas buena, nosotros lo seremos contigo ...

—No lo voy a permitir—interrumpo al tipo de golpe, lo que me dice me deja en shock— yo no ... ¡Aaahhhhgggg!—el tipo presiona uno de los moretones en mi pierna, no siquiera había notado el tamaño, abarca la pierna entera—.

—No me interrumpas—el deja de presionar mi pierna— ¡Maldita sea! Como te decía, tu te vas a quedar tranquila, sin hacer nada mientras la persona que está aquí hace lo que quiere contigo. Sabes porque? Porque mientras tú te portes bien yo te seguro la protección total de eso—dirige su vista nuevamente a mi vientte—asi es, mientras tu hagas lo que tienes que hacer no permitire que nadie toque a tu hijo. Por cada cliente se te dará cierto tiempo de recuperación y tendrás un médico personal para que lleves el mejor cuidado en tu embarazo. ¿Te agrada la idea? Vas a ser la única con un trato así. ¡Toda una diva!

No digo nada, me quedo sin palabras, solo trago saliva.

El habla.

—¿Nada? Bueno, es tu decisión, si escoges no ser buena, es más que obvio que con un solo cliente bastará para deshacerse de tu bastardo. ¡Haz lo que quieras!, Ahora debo irme, descansa, linda. Nos vemos pronto. Bienvenida al "Dark soul"

Yo sigo petrificada, levantó la vista solo para ver cómo aquel bastardo sale de la habitación, sus palabras me han dejado conmociónada. Justo ahora solo pienso en mi hijo. Cierro los ojos y los abro nuevamente para ver hacia arriba. No hay nada, solo un maldito techo blanco.

—Dios mío, por favor ayúdame ...

La decisión era clara, no tenía nada que pensar.

Mi hijo siempre sería primero... Aunque eso incluyera venderle mi alma al diablo.

Ella Es VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora