Quería abrir los ojos pero no podía, sentía las palpitaciones de mi corazón cada vez más fuertes, más rápidas, me lastimaban. Por más que me esforzará no conseguía abrir los ojos, sentí un nudo en la garganta, no podía respirar, no podía ... Siento que no puedo más, tengo que respirar, cada latido es más fuerte ... No puedo.Abrí los ojos de golpe, estaba bañada en sudor, me sentía muy sucia, y no saber lo que pasaba era una pesadilla. Apenas podía ver algo, las ganas de gritar y comenzar a llorar me cegaban pero tenía que controlarme, tenía que saber qué diablos pasaba aquí, el cuerpo me dolía y me dolía bastante, solo rezó porque mi bebé este bien. Parpadeo rápidamente, el lugar donde estoy es apenas visible, me incorporo de golpe y tocó el suelo frío, no veo casi nada, me apoyo con las manos y poco a poco recobro mis sentidos, el piso está helado, las paredes se sienten como tabiques, tengo mucho miedo, comienzo a sollozar y de pronto se escuchan pasós, cada vez más cerca. Gritó tan fuerte como puedo cuando los escucho detenerse frente a ¿Mi puerta?.
—¡Ayuda!—grito, solo eso hago, centro toda mi fuerza en gritar— ¡Por favor!—estoy llorando—¡Ayúdenme por favor!.
Me quedo en absoluto silencio y unos cuantos segundos parecen contener una vida entera, una luz entra de una pequeña abertura, alguien entra.
El shock es demasiado, todo lo que pasa, todo es muy confuso, frente a mí está lo que parece ser un hombre, alto, intento verle la cara pero tiene una máscara, una máscara totalmente blanca, sin expresión alguna, tétrica al instante, se me hiela la sangre, el aire que respiro contiene un olor diferente en cuanto él entra por completo, huele a perfume, pero me asusta, su loción es pesada y me asquea al instante, el estómago me duele, no sé qué hacer, simplemente me quedo paralizada. Él no va a ayudarme.
Lo veo a él y veo a la puerta solo me separan dos metros a lo mucho, si soy rápida puedo escapar, puedo salir de aquí e ir con Daniel. No lo pienso más, corro, corro cómo puedo pero él me detiene de inmediato. Pateó y golpeó cómo puedo, duele en todo mi cuerpo pero quiero salir, él me arroja contra la cama, cierra la puerta y enciende las luces con un pequeño botón que yo no noté. Mis ojos permiten que las lágrimas se escapen ante la negativa de ser libre. Tan cerca ...
—Te conviene quedarte dónde estás— su voz es gruesa y aterradora, mi cuerpo se pone aún más rígido— que no te haya recibido con un golpe no significa que no lo haré si lo necesito. Escúchame bien, por favor.
Él se acerca más a mí y se inclina en el pedazo de colchón que ahora es mi cama. Su perfume me marea. La habitación es negra, no hay nada, solo este hombre y yo, el colchón donde estoy ahora está sucio y con agujeros por todas partes. Veo hacia todos lados pero no hay nada. Son solo cuatro paredes.
—No tengas miedo. No ahora. A partir de este momento, tú serás quién decida como pasarla en este lugar. Por obvias razones no creo que vayas a pasarla bien pero puedes hacerlo un poco más ... flexible para ti.
—¿Dónde estoy?— apenas puedo hablar, me sorprende decir una frase completa.
—Estas en mi hogar, el "Dark soul".— en ese momento, su voz suena diferente, me atrevo a decir que exitada—Aquí se cumplen los deseos más oscuros del ser humano.
Confusa, aterrada y nerviosa, apenas puedo hablar.
—¿Se ... sexo?—la cabeza me da vueltas, comienzo a ver con dificultad al hombre de la máscara blanca— ¿Quién ... Quién eres?
El rie estruendosamente, su risa retumba en mi cabeza.
—No, Victoria, no hablo de sexo— él me acerca un vaso de agua, no tengo idea de dónde lo saco, aquí no hay nada— toma esto, lo necesitarás.
Trato de tomar el vaso, apenas logro mover mi mano pero no alcanzo a tomarlo. Todo mi cuerpo tiembla. Él lo deja a un lado mío, da la vuelta y se dirige hacia la puerta, solo alcanzo a escuchar lo siguiente.
—No olvides que tú decides como pasarla aquí.
¡Boom! Un portazo y con el, mis ojos también se cierran de golpe.
......
Cuando recobro el conocimiento ya no estoy en el feo lugar de cuatro paredes, me inquieta saber donde estoy, trato de mantenerme callada, sin llorar y sin gritar, no hasta que sepa dónde estoy. Estoy en una habitación, despierto en una cama, limpia y cómoda, el cuerpo ya no me duele como antes y en el aire se respira un olor a lavanda, me mantengo alerta, me muevo poco a poco y veo hacia todos los lugares posibles. Instintivamente pongo las manos en mi vientre, protegeré a mi hijo sobre todas las cosas. Recuerdo al hombre de ayer, solo de pensarlo otra vez me recorre el miedo, ahora estoy sola, la habitación es por completo blanca, las paredes, los muebles, la cama, todo aquí es blanco, un blanco tan puro que me deslumbra la vista. Me incorporo tratando de sentarme en la cama y una punzada de dolor me ataca, dirijo mi vista hacia mi cuerpo, incluso yo estoy vestida de blanco. ¿Dónde carajos estoy?. Mi corazón comienza a latir desenfrenado, me levanto de un salto y la cabeza de duele por el sobresalto, enfoco la vista nuevamente y con mucho miedo camino, camino alrededor de la habitación, estoy cojeando pero busco desesperadamente la puerta, alguna forma de salir de aquí. No hay ventanas y no veo ni una puerta. No hay nada, aquí no hay nada más que la cama, un sillón y una mesita, todo blanco. A pesar de que no duele como dolía, no tolero estar de pie durante mucho tiempo, me siento un rato en el piso y me doy cuenta de cuánto me duelen las piernas, trato de levantarme pero no puedo hacerlo, comienzo a arrastrarme por el piso y a tantear las paredes.
Aquí no hay ninguna puerta, comienzo a llorar otra vez, tengo que salir de aquí. Me detengo un momento a observar detalladamente el lugar donde estoy. No encuentro nada pero debe haber algo, de algún modo entre aquí y es así como debo salir, fijo la vista en una pared, no es completamente lisa como cualquiera de las otras tres, hay una línea justo por la mitad, me quedo absorta en esa línea hasta que de pronto se desliza, mi sorpresa es máxima hasta que me doy cuenta quién viene a mi rescate. Son más hombres, de traje absolutamente negro y máscara blanca, como las del hombre de ayer, tengo miedo y retrocedo lo más que puedo, trato de que ellos no me toquen pero van directo conmigo, son tres, dos de ellos, los más grandes, me cargan y me llevan a la cama, trato de luchar pero es inútil, me sujetan brazos y piernas hasta tirarme en la cama, cada uno se coloca a un lado de la misma, intento moverme pero por cada movimiento recibo un brusco jaloneo hacia la cama otra vez. El tercer hombre, se acerca a mí, tengo miedo, no sé que hará conmigo, cuando él llega se coloca frente a mi, frente a la base de la cama y lo único que puedo distinguir son sus ojos verdes, es lo único que la máscara permite que se vea. Siento que estoy a punto de morir del miedo, el se sube a la cama y comienzo a temblar, ¿Acaso quiere violarme? La sola idea me repugna, me aterra, pataleo y gritó, la adrenalina me permite intentar saltar de la cama pero los otros dos que se pusieron a lado de la cama me sujetan las manos y los pies nuevamente, por más que me resisto no puedo salir de este lugar, me duelen las muñecas de lo fuerte de sus agarres, el tercer hombre se acerca cada vez más a mí hasta que lo tengo a menos de 30 centímetros, el jadea. Me da asco.
Cierro los ojos, no quiero ver ni sentir nada ... Pero lo siento, el hombre que tengo frente a mí me suelta una chachetada tan fuerte que siento como mi mejilla palpita, siento su mano ardiendo en mi cara aún cuando ya no está, abro los ojos y solo veo su puño dirigiendose a mi cara. Siento el golpe, nada se le compara, nunca había sentido nada parecido. Los golpes no cesan, mi instinto de supervivencia me hace luchar, tratar de defenderme pero no puedo hacer nada, no me puedo defender, el hombre me sigue golpeando sin parar, siento mi sangre, mi sangre me baña el rostro, solo puedo distinguir el puño del hombre, una y otra vez en mi cara, en mi boca, en mis ojos. El vientre, no debe tocar el vientre ....
El hombre de ayer no hablaba de sexo, eso habría sido mucho menos doloroso que esto. Siento que el alma se me cae a pedazos, solo lloró y escupo sangre, el hombre no para y simplemente me abandono, no puedo más ...
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Ella Es Victoria
Misterio / SuspensoCuando Victoria Ross entró por aquella puerta para salvar a la empresa familiar de irse a la ruina, Daniel Adams jamás pensó que ella se convertiría en su alma gemela. Sin embargo, de una loca y extraña manera ambos terminan perdidamente enamorados...