Ella Es Victoria

Capítulo 1.

¡Vaya! El último año había sido muy difícil y había pasado tan rápido... Editorial Adam's vendía cada vez menos ejemplares, todo estaba fuera de control y nadie podía devolverle la fama que tenía antes. Es por eso que papá decidió ascenderme a Director de la empresa.
Y sí, las ventas mejoraron, pero solo un poco y solo fue temporal. Gracias a esto, papá decidió contratarla a ella; Una mujer famosa por salvar empresas del olvido. No tengo idea de quien es, papá escucho de ella gracias a la recomendación de Mark, un amigo íntimo que la conoció durante su estancia en Canadá.
Yo también espero que esto, nos salve de la ruina... Hay tanto por hacer.

-Deberiamos tomarnos un descanso, Dan.

Jack había interrumpido mis pensamientos. Pero tenía razón, hemos trabajado durante todo el día y todo el personal ha estado de aquí para allá por la llegada de aquella mujer.

-¡Claro! He esperado que digas eso durante toda la mañana.
-Bueno, hay que ir al bar de siempre, solo por un trago. ¿Esta bien?
-Sí, está bien. Pero Jack, yo necesito dos tragos, no sólo uno- No es como que yo fuera alcohólico ni nada parecido pero, como ya dije antes, he estado muy estresado- te veo en el estacionamiento.

Pasar tiempo con Jack era increíble. Es decir, él es mi mejor amigo de toda la vida. Siempre hacemos muchas tontería juntos. Somos colegas de copas. A veces, me ayuda mucho cuando conozco a alguna chica linda al igual que yo lo ayudo a el.

-Te pedí un poco de Bourbon.
-Sabes que es mi favorito. Por cierto, ¿Cómo vas con Grace?
-¡Por favor, Daniel! Hace días que nuestra relación paso a la historia.
Pero... ¿Y tu? ¿Qué tal te va con Rose?
-Sabes que entre ella y yo no hay otra cosa que amistad. Odio que insistas en lo contrario.
-Pues, al parecer, ella no se ha dado cuenta. De verdad, Dan, no entiendo por qué no le das una oportunidad. Quizá te guste.
-O quizá no me guste y después, me sienta aun peor por haberle dado alas.

A pesar de que Jack era mi mejor amigo, había algunas cosas de él que no me agradaban. Su insistencia en que yo saliera con Rose, era una de ellas.

-A veces empiezo a creer que eres gay- dijó entre risas-, tal vez estas enamorado de mi.
-Deja de decir tonterías, Jack. Si yo estuviera enamorado de ti, ya te habrías dado cuenta.

Jack y yo estábamos a punto de irnos pero algo nos distrajo en la entrada.
Era una mujer despampanante, irradiaba sensualidad por todas partes y, juro por mi vida que jamás me había sentido tan atraído por una mujer. Su atuendo era estupendo, lucía un hermoso vestido color azul rey con unas zapatilla a juego. Su cabello era largo y de un castaño hermoso. Creo que era castaño, sinceramente no era muy observador en tonalidades y colores.
Yo debía hablarle a esa chica, tenía que saber quién era...

-¿Puedo ofrecerte un trago hermosa?

¡Demonios!, Jack se me había adelantado. Ahora era decisión de ella si aceptaba a mi apuesto amigo o prefería mirar a su aun más apuesto amigo. Ojala decidiera verme a mi.

-Claro que puedes ofrecerme algo, el problema es que yo no quiero nada- al terminar de hablar, nos sonrió ampliamente a ambos, su sonrisa era hermosa- ahora, debo irme.
-Yo puedo acompañarte- me aventure a decir- dicen que soy una compañía excelente.
-Tal vez lo seas. Pero no me interesa averiguarlo- ella volvió a sonreír y... ¿Acaso me guiño un ojo? Sí, parece que sí. -, adiós.

Había quedado flechado por esa mujer y ni siquiera sabía su nombre. Su sonrisa me había enamorado, pero dejo claro que no estaba interesada. Tal vez eso era lo mejor. Total, con todo lo de la empresa, no tengo mucho tiempo para una relación. Intentaría dejar de pensar en esa mujer.

Después de un par de horas alguien toco a mi puerta y yo, seguía pensando en quien podía ser ella.

-Adelante.
-Hola, Dan. Soy yo.
-Claro, hola, Rose- Rose entro a trabajar con nosotros hace 4 años, ha estado enamorada de mi desde hace tres, para su desgracia, yo no la veo del mismo modo- ¿Cómo estás?
-Muy bien, en especial por verte. Pero yo solo venia a avisarte que nos solicitan a todos en la oficina de tu padre.
-¿A todos? Y ¿Para qué?
-No lo sé, creo que es algo sobre Victoria. He escuchado que llegaría antes.
-Esta bien, vamos.

La oficina de papá no estaba tan lejos de la mía. Llegamos y entré con la confianza de siempre, sin tocar ni nada parecido.

-Bueno papá, aquí estamos.
-Me alegro de que ya estén aquí. Creó que Jack nos alcanzará en un rato. Sin embargo, yo no puedo hacer esperar más tiempo a la señorita- papá señaló a la puerta del baño, comencé a verla de abajo hacia arriba. Zapatos azules, piernas hermosas... No podía ser cierto, vestido azul, cabello largo y ondulado... Era ella, por alguna extraña razón la mujer que me había maravillado tanto en el bar hace unas horas, estaba aquí, en la oficina de papá, en nuestra empresa. ¿Qué estaba haciendo aquí?- Rose, Daniel, les quiero presentar a alguien, ella es Victoria y viene con ideas increíbles para volver a darnos el éxito de antes. Victoria, te presento a Daniel Adams, mi hijo y director de la empresa; y a Rose Hathway, ella es gerente en publicidad.
-Es todo un honor señor Adams. Estoy encantada de conocerlos y de poder trabajar con ustedes.
-Por supuesto- respondí incrédulo- estamos igual de maravillados de que trabajes aquí.

Supongo que mi cara reflejaba el estupor y la alegría que me daba el ver a Victoria aquí porque Rose me interrumpió.

-No creíamos que era tan joven señorita Ross.
-Yo tampoco sabía que me creían tan vieja-Victoria volvió a sonreír, pero esta vez, hacia Rose. Ella no se sentía incómoda- y, por favor, puedes tutearme. Ya te diste cuenta de que no soy una anciana. Bueno, con su permiso, voy a instalarme y a comenzar con mi trabajo. Lo veo luego señor Adams.

Victoria salio por la puerta, sonriendo y muy contenta. En seguida de eso entro Jack.

-¿Acaso no era la chica que conocimos en el bar?
-¿En el bar?-preguntó Rose-.
-Sí y sí. Es una larga historia y por cierto, su nombre es Victoria.
-Viejo, es increíble. Ya no tienes que torturarte por no saber quién es, ahora la tienes aquí, trabajando contigo.

Era cierto, hace unos momentos me torturaba imaginando su nombre, su oficio y demás cosas. Ahora, tenía todo el tiempo del mundo.

Victoria, que nombre tan bello.