—Quiero un americano —dijo el chico sin levantar la mirada. Josy frunció el ceño ante la falta de educación del muchacho—. Rápido. No tengo todo el día.
—Enseguida —dijo ella entre dientes.
Josy se había contenido de encarar al maleducado cliente que se encontraba esperando impaciente. Después de todo «El cliente siempre tiene la razón, aunque no la tenga».
—Aquí tiene —ella le tendió el vaso de papel a la persona que aún no hacía contacto visual con ella. Él, sin nada más que decir, se dio la vuelta dispuesto a irse. Eso fue lo que para Josy fue la gota que derramó el vaso—. ¡Oiga! ¡Por lo menos trate de ser más educado! —reclamó ella con las mejillas rojas de rabia.
—¿Perdón? —por primera vez, el muchacho hizo contacto visual con ella.
—¿Qué le cuesta decir «Por favor» y «Gracias»? Son valores básicos —espetó irritada.
Josy estaba totalmente indignada con respecto a esta maleducada persona que no pudo evitar mirar a la chica con bastante confusión.
¿Qué es esto? —se preguntó a sí mismo en cuanto sintió algo removerse dentro de él. Tampoco entendía por qué no podía reaccionar como usualmente lo habría hecho.
Él miró a Josy agraviado. Sólo eso. Por algún motivo no hizo nada más. Pero algo en él despertó al ver detalladamente los ojos azules y el pálido rostro de la chica que se encontraba aún con el ceño fruncido. Con paso lento se acercó a ella.
—¿Nos hemos visto antes? —preguntó el tratando de recordar.
—No recuerdo tal cosa —respondió ella, ahora confundida ante la repentina actitud del muchacho.
—¿Cuál es su nombre? —él aún miraba cada facción del rostro de Josy buscando alguna respuesta entre todas sus preguntas.
El rostro de ella, él juraba haberlo visto alguna vez hace tiempo. Su cabeza comenzaba doler por tratar de recordar.
¿Por qué la recordaría a ella especialmente entre tantas personas? —pensó confuso.
—Josy Gallagher —respondió ella dudosa.
Gallagher —buscó y rebuscó en sus pensamientos. Su cabeza dolió con fuerza cuando recobró pesadamente los vagos recuerdos de aquella noche de hace tres años.
«—Mamá —sollozó la chica tomando con insistencia la mano de su madre—. Saldremos juntas de esta. No puedes dejarme sola —la mujer, débilmente acarició el rostro de la chica secando sus lágrimas.
—Debes saber, Josy —empezó—, que puede que esta sea nuestra última conversación. Pero, aun así. Jamás te dejaré sola. Te cuidaré desde donde quiera que esté. Eso te lo aseguro.
Detrás del cristal, el muchacho miraba en silencio la escena.
—Ella está entre la vida y la muerte —le dijo su padre con voz grave—. Morirá pronto.
—Así parece —respondió sombrío—. El ángel no quiere que nos acerquemos.
A los pies de la cama, una hermosa mujer de cabello rubio y vestido blanco, velaba cuidadosamente los últimos minutos de la madre de Josy. Y delicadamente acariciaba la cabeza de la castaña, mirándola con tristeza. Probablemente pensando en que la pobre chica estaría sola a partir de ese momento.
Evidentemente, ni Josy, ni su madre, ni ningún otro, podía ver a las tres personas que ahí se encontraban.
—Creo que es suficiente —suspiró el muchacho—. No sé por qué perdimos el tiempo aquí hoy. Si sabíamos que no conseguiríamos nada.
ESTÁS LEYENDO
FLAMES [LIBRO I: THE DEVIL LOVES TOO] (EDITANDO)
Teen Fiction"The Devil Loves Too" La ciudad de Los Ángeles está siento azotada por un asesino serial que la policía sigue sin poder localizar. De todo se intenta, pero él no parece dejar rastro alguno. Josy Gallagher, conocerá a un chico que pondrá su mundo de...