Ethan suspiró cuando el aire caliente chocó contra su rostro.
—Joven amo —saludó una de las concubinas de su padre, haciendo una reverencia que dejaba a la vista el profundo escote de sus ropas. Aquella imagen en definitiva era tentadora. Eso no podía negarlo nadie. Sin embargo, Ethan se quedó quieto en su sitio. Aquella mujer sabía que seducir al hijo de Lucifer era imposible.
—¿Dónde está él? —Ethan fue directo. Como siempre. La mujer recuperó su posición inicial, relamiéndose los labios, excitada solamente con la mirada indiferente que el pelinegro le había lanzado. Ethan tenía ese poder en todas las mujeres de su padre. Todas le deseaban profundamente, pero él no deseaba a ninguna de ellas.
Ethan sólo sentía deseo por Josy, nadie más.
—Permítame guiarle —la mujer de melena rojiza comenzó a caminar moviendo sus caderas sensualmente. Pero de nuevo, se sintió frustrada al notar que a Ethan no le interesaba en lo absoluto.
Finalmente, se detuvieron frente al harén. Ethan rodó los ojos. Aquella situación era exactamente igual a la última vez que había bajado a visitar a su padre. Soltó un suspiro profundo y entró a la habitación sin avisar. Se encontró a su padre siendo devorado por el deseo de unas doce mujeres, que lo atendían gustosamente. Los cuernos de su progenitor eran evidentes, y su mirada se encontraba oscurecida.
—Veo que ya te sientes suficientemente confiado como para no avisar —empezó el hombre con el ceño ligeramente fruncido. Pero luego soltó una risilla—. Largo —ordenó a sus esposas. Así como la última vez, ellas se levantaron instantáneamente, dando una perfecta vista de sus bien formados cuerpos desnudos. Al pasar al lado de Ethan, algunas le acariciaron suavemente los brazos, entre risas juguetonas. El pelinegro volvió a poner los ojos en blanco y se acercó a su padre, que se había enrollado las sábanas alrededor de la cadera.
—Padre —Ethan hizo una pequeña reverencia.
—Mi hermoso hijo, Ethan —sonrió escondiendo sus cuernos—. ¿A qué debo tan grata presencia?
—He venido a hablar algo importante contigo —contestó acercándose mucho más. Tomó asiento frente a su padre, al borde de la cama.
—Adelante —señaló el hombre.
Ethan tomó una respiración profunda y miró a los ojos de su padre—. Supongo que ya sabes de qué quiero hablar —Lucifer soltó una risilla y asintió—. Entonces, bien. Quiero que apartes a Bernhard de Josy. Sé que puedes hacerlo.
—Te has vuelto terco y codicioso —le comentó—. Lo que estás pidiendo es demasiado.
—¿Vas a ayudarme o no? —el mayor sonrió divertido.
—Nunca dije lo contrario —Ethan lo miró serio—. Luces tan desesperado. Es encantador.
—Padre —dijo Ethan entre dientes—. No quiero tener que enfrentarme a Bernhard. Pero si no me ayudas, tendré que hacerlo. No voy a permitir que dañe a Josy.
—¿Acaso estás subestimando el poder de tu hermano? —se rio—. Te recuerdo que tú eres un híbrido, Ethan.
Ethan frunció el ceño ante el comentario de su padre, quien había borrado su sonrisa y ahora le miraba serio. Pero el pelinegro sabía que todo aquello era únicamente una perfecta actuación. Así que se acercó al rostro de su padre y susurró:
—Y yo te recuerdo que eso no tiene nada que ver. Porque yo soy el único que ha heredado todos y cada uno de tus poderes, con la dicha de poder andar tranquilamente como un humano por ahí. Y Bernhard sólo posee un puñado de poderes inútiles acompañados de su belleza femenina.
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FLAMES [LIBRO I: THE DEVIL LOVES TOO] (EDITANDO)
Teen Fiction"The Devil Loves Too" La ciudad de Los Ángeles está siento azotada por un asesino serial que la policía sigue sin poder localizar. De todo se intenta, pero él no parece dejar rastro alguno. Josy Gallagher, conocerá a un chico que pondrá su mundo de...