Capítulo 11

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—Buenos días —saludó Josy entrando al local.

—¡Buenos días, Josy! —respondió el personal. Y como era de esperarse, Kyle salió dela cocina con una enorme sonrisa.

—¡Josy! —dijo Kyle entusiasmado—. ¿Qué tal la universidad?

—Iré a sentarme —interrumpió Ethan tocando el hombro de Josy. La castaña le sonrió y asintió.

—Enseguida te daré tu café —Ethan sólo asintió y se dio la vuelta. Kyle frunció el ceño con ligereza.

—¿Han venido juntos? —cuestionó curioso. Josy asintió y empezó a caminar para dejar sus cosas en su espacio, mientras el rubio le pisaba los talones.

—Nos topamos en la parada de autobuses por mera casualidad —se rio ella mientras se ponía la gorra y el delantal—. Él también se dirigía hacia aquí, así que, ¿por qué no? —se encogió de hombros.

—Con que es eso —dijo Kyle por lo bajo y luego le sonrió—. Ya veo —entrecerró los ojos—. No te quitaré más tiempo. Puedes ir a trabajar tranquila. Nos vemos luego —acarició suavemente el cabello castaño de ella y ser dio la vuelta. Sin embargo, no se dirigió a la cocina. Por el contrario, se adentró en su pequeña oficina.

Josy ladeó la cabeza confundida. Por lo general, Kyle no frecuentaba la oficina. Pese a ser el dueño del local, por lo que tenía la opción de no trabajar en la cocina, a Kyle le gustaba preparar café. Y solía pasar más tiempo en la cocina que el resto de los empleados. Pero en esa oportunidad, se encerró en su oficina si decir nada más.

Josy suspiró y se dio la vuelta para ponerse en el mostrador.

—Al fin llegas —susurró Jake, quien atendía el mostrador hasta que ella llegase—. Sentía que iba a explotar si pasaba un segundo más aquí —se quejó. Jake tenía unos diecisiete años. Acababa de graduase de la escuela superior hacía apenas unos meses, y había empezado a trabajar en la cafetería un poco antes de su fiesta de graduación.

—No exageres —se rio Josy—. No es tan malo trabajar en el mostrador.

—Me quedo con la cafetera —confesó dándose la vuelta y Josy volvió a reírse—. Otra cosa —volvió a acercarse a ella—. Demonios Josy, ese chico no para de mirarte cada vez que viene. Deberías salir con él —señaló a Ethan, quien levantó la vista de su teléfono y miró a Josy—. ¿Ves?

—Tú, silencio, por favor —las mejillas de Josy se calentaron—. Si tanto te gusta, pues quédatelo tú.

—¿Puedo? —sonrió con picardía—. Aunque dudo que sea gay —hizo un puchero—. Se lo ve interesado en ti.

—Sólo lárgate —Jake se rio y se adentró a la cocina. Sí, el chico era gay, y era casi tan hormonal como Amanda. Con él también se llevaba muy bien. Era una de sus mejores compañías del trabajo.

Por suerte para Josy, no habían llegado nuevos clientes mientras ella mantenía aquella encantadora conversación con el chico que acababa de marcharse. Atrapó la mirada que Ethan le había lanzado y se sobresaltó al recordar que aún no le había entregado su café.

Ethan, por su parte. Puso delicadamente una de sus manos tapando su boba, para contener sa sonrisilla traviesa que se había asomado.

—Aquí tienes —le dijo Josy unos minutos después, dejando la taza en la mesa—. Espero que lo disfrutes.

—Gracias, Josy —le dijo él bebiendo el primer sorbo—. Como siempre, el mejor café...

Josy se sonrojó ante aquel tono de sensualidad en la voz de Ethan. Tan encantador como siempre. Ella no dijo nada más y volvió a irse a su lugar con las mejillas rosadas.

Desde su oficina, Kyle observó atentamente lo que había ocurrido. La ventana era suficientemente grande como para poder mirar todo el lugar a través de la persiana. Tensó la mandíbula cuando vio que, de manera exclusiva, Josy había llevado el café de Ethan hasta su mesa. Y fue aún peor cuando notó que al regresar, Josy tenía las mejillas rojas y la cara llena de vergüenza.

—¿Quién demonios eres tú? —susurró mirando a Ethan. Éste, giró su cabeza en dirección a Kyle y le lanzó una mirada de superioridad.

«¿Crees que no me he dado cuenta de esa mirada tan pesada, rubio?» —creyó oír Kyle, pero los labios del muchacho en ningún momento se habían movido. Se sobresaltó y dio un paso hacia atrás.

—¿Qué diablos fue eso? —a Kyle le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Era imposible que Ethan pudiera verle desde ahí. El vidrio de la ventana era suficientemente oscuro para que fuera imposible mirar desde fuera de la oficina. Pero eso no era lo único extraño. Kyle aún estaba seguro de que aquella voz era la de Ethan. Lo había oído tan claro que parecía haber estado junto a él.

Ethan se levantó del asiento y se acercó al mostrador vacío.

—Aquí tienes —le dio diez dólares a Josy—. Quédate con el resto.

—Gracias por su compra —le dijo ella risueña y él no pudo contener una sonrisilla también.

—Adiós —dijo él y salió de la tienda.

Cuando Josy estaba a punto de poner el dinero en la caja registradora. Se dio cuenta de que E tan le había dado un papel junto con el billete.

«Este es mi número. Escribe cuando tengas tiempo.

0x-x-xxx-xxx-xxx1»

—Este chico —se guardó el papel en el bolsillo con una sonrisa. Ethan parecía ser más interesante de lo que ella se imaginaba.

—He terminado mi turno, Kyle —dijo Josy entrando a la oficina. Ya se había quitado el uniforme y había tomado sus cosas—. Aún es temprano, así que puedo ir sola.

—Ni lo pienses —dijo él mirando fijamente la pantalla del computador.

—Kyle. El sol aún no se oculta. Y tengo algunas cosas que hacer antes de llegar a casa...

—Pues yo te acompañaré —se levantó y tomó su chaqueta.

—No, yo...

—Josy —la tomó de la mano y la acercó a él—. No pretendo dejarte correr peligro. Voy a llevarte. Por favor, no protestes...

Kyle soltó la mano de ella y sin decir más nada, salió de la oficina. Ella suspiró y caminó tras él. Ya en el auto, Kyle lo encendió, aún en silencio. Dejó escapar algunos suspiros y ni siquiera se molestó en encender la radio.

—¿A dónde irás primero? —preguntó por primera vez con la voz suave.

—L-Librería —respondió ella.

—Bien...

Kyle se comportaba de manera extraña en ese momento. Por lo general, él era muy enérgico. Pero desde que se había encerrado en su oficina, había empezado a actuar de aquella inusual manera. Josy no quiso preguntar nada más. Así que decidió quedarse callada el resto del camino.

—Aquí es —dijo él—. ¿Comprarás mucho?

—No, sólo algunas cosas para la universidad —respondió ella.

—Entonces, si no te molesta, espero aquí —Josy asintió y bajó del auto.

Kyle suspiró, pasó una mano por su cabello y miró a través del ventanal de la tienda, a Josy tomando algunas cosas de papelería.

—¿Qué demonios estoy haciendo? —susurró él apoyando su barbilla en el volante—. ¿Y qué diablos significa Ethan para ti, Josy? No se conocen hace mucho. Pero parecen llevarse bastante bien...

De repente, el cielo se llenó de nubes frises y empezó a llover.

—Maldita sea... —susurró el rubio frustrado.

FLAMES [LIBRO I: THE DEVIL LOVES TOO] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora