—E-Ethan —Bernhard se separó del cuerpo de Josy. Los cuernos de Ethan se habían hecho visibles. Aquella imagen era algo ante lo que el rubio había caído de rodillas. Nunca había visto los cuernos de su hermano.
Eran idénticos a los de su padre.
El pelinegro se acercó mirando fijamente los ojos temerosos de su hermano. Los suyos se habían oscurecido notoriamente.
—Voy a matarte —gruñó Ethan tomando a Bernhard por el cuello de su camiseta, haciendo que el antifaz se le cayera, revelando su rostro. Lo arrastró lejos de Josy—. Te has atrevido a hacerle daño. Y ahora yo no tendré piedad de ti, maldito mocoso.
De los labios de Ethan, salía aquella distorsionada voz grave que el rubio jamás había oído.
¿Por qué se parecía tanto a Lucifer?
—¿Por qué? —se quejó con los ojos critalizados—. ¿Por qué te pareces tanto a él? No es justo.
—¿De qué mierda estás hablando? —soltó irritado.
—No eres puro —soltó el chico—. Y aún así eres como él. Y eres mejor que yo. ¿Por qué?
—Maldita sea —gruñó el pelinegro—. ¿Estás hablando en serio? ¿Acaso es momento para hablar de esta mierda?
Ethan tomó fuertemente a su hermano y lo lanzó contra la pared. El choque de su cuerpo resonó por toda la silenciosa casa.
—Ojalá pudiera matarte, joder —se quejó Ethan apretando el cuello de Bernhard. Éste forcejeaba, tratando de zafarse del sofocante agarre. Pero era inútil—. Si tan solo no fueras tú —lo soltó, dejándole respirar de nuevo—. ¡Maldito seas! —le dio un puñetazo que dejó su labio roto y su nariz sangrante.
—E-Ethan —susurró—. ¿Por qué ella?
—Eso no tiene nada que ver contigo. Te lo he dicho muchas veces ya. Busca a una persona que te quiera, véndele tu cuerpo, o alguna de esas cosas en las que eres experto, maldita zorra asquerosa —Ethan había perdido el control por completo. Ver a Josy siendo lastimada de aquella manera había sido traumático para él. Y la bestia que habitaba dentro de él simplemente salió a la luz, dejando a su parte racional encerrada con candado—. Pero deja de joderle la vida a Josy. También deja de seguirme a todos lados. Es agobiante. Me repugna.
El rubio no dijo nada. Y con los ojos llenos de lágrimas, desapareció de ahí, dejando a un Ethan fuera de sí, con la respiración agitada y unos cuernos imposibles de ocultar.
Bernhard sollozó cuando llegó a los pies de su padre. El hombre miró a su hijo con el ceño fruncido.
—Levanta tu rostro —el rubio negó suavemente—. Obedece —un escalofrío recorrió la columna de Bernhard y cuidadosamente levantó la mirada. Para ese momento, su pómulo izquierdo estaba morado. Su cara, en general, estaba bstante lastimda. Su cuello había sido marcado con una gargantilla pintada por las manos de su hermano mayor, y sus brazos tenían bastantes rasguños—. ¿Qué hiciste para terminar así? —soltó una risilla.
—E-Es por esa niña —masculló lleno de rabia.
—Josy Gallagher —continuó su padre. El rubio lo miró.
—Precisamente —se acercó a su progenitor y se puso de rodillas—. Ayúdame a eliminarla.
El hombre cerró los ojos y suspiró. Miró a su hijo con un poco de desdén—. ¿Para qué?
—¡Se ha robado a Ethan! —exclamó, ignorando el dolor que la mirada de su padre le había provocado—. Ethan se ha enamorado de ella.
—¿Acaso eso es malo? —Bernhard lo miró asombrado —. Tú te has enamorado de tu hermano mayor. Pero él no siente absolutamente nada por ti.
—No es igual —susurró débil—. Ella es una humana miserable —se desplomó—. Voy a deshacerme de ella.
—No lo harás —lo interrumpió su padre—. Ethan me pidió que te alejara de ella, y eso haré.
—¿Q-Qué? —el chico sentía algo de dolor en su pecho. Él sabía perfectamente que el hijo favorito de Lucifer era Ethan. Sabía también que a él se lo había reconocido como su hijo sólo por la belleza que poseía, pero que en el fondo, su padre no le tenía ningún tipo de afecto. Y aquello, realmente dolía.
—A partir de hoy, te prohíbo salir de aquí hasta nuevo aviso. Has causado suficientes problemas en la vida de Ethan. Mira nada más tu rostro. Tienes que haberle hecho algo terrible a Josy como para que tu hermano te haya malogrado de esta manera —su voz estaba teñida con algo de diversión, y también un poco de orgullo—. Así que no saldrás de aquí hasta que yo te lo permita.
Bernhard guardó silencio, conteniendo su rabia, su impotencia y su dolor. Y con un hilo de voz, sólo suaurró—. Sí, padre —hizo una última reverencia y luego salió de ahí rápidamente, con las lágrimas mojándole el rostro.
—Pequeño Bernhard —susurró Lucifer—. Jamás podrás superar a tu hermano. Y por él haré lo que sea. Porque él es mi hijo. El hijo de Julia. La única mujer a la que he amado —finalizó nostálgico.
Ethan se acercó a Josy cuando se había calmado un poco. Sus cuernos habían desaparecido y su voz también había vuelto a la normalidad. Debía inventarse una excusa creíble.
—Princesa —levantó a Josy con cuidado y la llevó a la habitación—. Él se ha ido. No volverá más, te lo prometo.
Ethan dejó a Josy en la cama y luego de taparla con las sábanas, estaba dispuesto a salir de la habitación para que Josy pensara que todo se había tratado de algún tipo de sueño. Pero, paró en seco al notar que debía hacer bien las cosas para que la situación fuera creíble.
Suspiró pasándose una mano por el cabello.
—No puedo creer lo que estoy a punto de hacer —susurró para sí mismo, dándose la vuelta y buscando algún pijama entre las gavetas de Josy.
Al encontrar lo que tanto buscaba, destapó el cuerpo de Josy suavemente. Y con mucho cuidado comenzó a quitarle la blusa. Se tensó al ver la piel clara de la chica, sintió como sus cuernos volvían a amenazar con salir. Estaba siendo consumido por sus deseos lujuriosos. Tomó una bocanada de aire cuando la chica sólo se había quedado en ropa interior frente a él.
—Control, Ethan —susurró tomando el pijama y colocándoselo suavemente—. Listo —se separó de ella y volvió a cubrirla con las frazadas—. Perdón por mirar, pequeña —plantó un beso cálido en la frente de Josy—. No recordarás nada al despertar. Y pensarás que los pequeños fragmentos son parte de una pesadilla —ordenó se alejó de ella. Salió de la habitación y dirigió sus pasos a la cocina—. Joder —se quejó pasando una mano por su rostro—. Eso fue peligroso.
Ethan recogió la máscara que Bernhard llevaba al llegar. Procuró que todo se viera normal. Y luego dejó el lugar.
Al menos lo intentó. Pero no logró dejarle del todo.
Por primera vez en mucho tiempo, volvió a mirar a Josy desde la azotea del edificio vecino.
—Estarás bien, pequeña. Lo prometo.
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FLAMES [LIBRO I: THE DEVIL LOVES TOO] (EDITANDO)
Novela Juvenil"The Devil Loves Too" La ciudad de Los Ángeles está siento azotada por un asesino serial que la policía sigue sin poder localizar. De todo se intenta, pero él no parece dejar rastro alguno. Josy Gallagher, conocerá a un chico que pondrá su mundo de...