Capítulo 18

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• Ethan •

Mi mente estaba centrada en ti, y yo no podía sacarte de mi cabeza. Cada vez que miraba por la ventana, encontraba tus ojos en el despejado cielo azul. Llevaba mirándote bastantes semanas ya. Me aproveché de mis habilidades para acercarme a ti. Porque desde que te había visto tres años atrás, habías despertado algo en mí que nunca había experimentado. Tu llanto, tu llanto me lastimaba el alma. Y por primera vez en años, volví a sentir humanidad.

No pude soportar oírte llorar. En aquel momento pensé que sólo me molestaba la idea de que tu llanto fuera tan ruidoso, tan desgarrador. Pero después de que me fui de ahí, el sonido de tus sollozos aún taladraba mi mente. Y me sentí incómodo, sin saber por qué. No quería pensarte, ni volver a verte. Pasé un par de días pensando en ti, muchacha de cabello castaño y ojos azules, ojos que se habían convertido en un mar turbio y feroz; ojos que no paraban de llorar. Y ya no fueron más azules... fueron rojos. Y sé que no volvieron a ser azules hasta hace apenas unos meses. Porque, aunque no estaba a tu lado para verte, sabía que aún te sentías sola.

Sé que aún, tus ojos se vuelven rojos de vez en cuando. Pero no quiero que sean rojos. Quiero ver el cielo en ellos. Quiero que sean azules, brillantes y hermosos.

Sé que no puedo evitar que sean rojos algunas veces, pero quiero hacerlos azules siempre que pueda.

Es tan irónico que unos ojos como los míos, que han visto toda la oscuridad del mundo, quieran mirar los tuyos. Pues no lo merecen.

Cuando los vi rojos por primera vez, cuando no soporté tus sollozos. Me sentí incómodo. Pero ahora entiendo que esa incomodidad, siempre fue mi deseo de que tus ojos fueran siempre azules y no rojos. Porque el rojo es el color de la sangre. El rojo es el color que llevo pintado en mis manos. Y no quiero tener que ver ese color en tus ojos después de llorar toda la noche.

Soy el monstruo más grande que se ha cruzado por tu camino. Y sé que no soy bueno para ti. Sé que puedo lastimarte. Sé que esperas demasiado de un hombre que sólo sabe matar. Y sé que cuando conozcas ese lado de mí, querrás hacerme desaparecer... Sé que soy egoísta, masoquista y no puedo permitirme tu compañía. Pero no quiero apartarme de ti. Y ahora más que nunca, cuando te veo contarle a tu amiga con las mejillas rosadas y los ojos llenos de ilusión que me conociste y que te gusto, no puedo alejarme. Porque no quiero que tus ojos azules se vuelvan rojos por mi culpa.

Por favor, perdona a este miserable demonio que sólo sabe destruir a la gente como su fueran simples hormigas. Una parte de mí quiere alejarse de ti, porque no quiero que me odies cuando sepas quién soy realmente.

Pero otra parte, quiere quedarse a tu lado y cuidar que esos preciosos ojos tuyos siempre sean azules. O al menos la mayor parte del tiempo.

Creo que he tomado mi decisión.

Sé que tal vez termine arrepintiéndome.

Pero no puedo, ni quiero perderte. Ya no puedo estar lejos de ti.

Así que voy a quedarme, hasta que decidas que debo irme. Hasta entonces, prometo ser tu sombra. Prometo protegerte a ti y a esos ojos que tanto adoro.

No permitiré que alguien los vuelva rojos.

Voy a protegerte...

Mi preciada Josy.

FLAMES [LIBRO I: THE DEVIL LOVES TOO] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora