Capítulo 26

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Josy despertó sintiendo su cuerpo bastante adolorido. Se sentó en la cama y miró a su alrededor, ella realmente no recordaba en qué momento se había puesto el pijama y se había acostado a dormir. Lo último que recordaba fue haber llegado de la salida con Amanda y nada más.

Un punzante dolor de cabeza se hizo presente, haciéndola fruncir el ceño. Por instinto, miró hacia la ventana. El sol apenas empezaba a asomarse y el cielo estaba anaranjado. La castaña suspiró y sonrió de medio lado.

—Lindo —susurró levantándose de la cama y dirigiéndose al baño. Frunció el ceño al mirar que en su cuello, habían una pequeñas marcas. Sus brazos estaban llenos de rasguños también—. ¿Qué demonios es esto? —más que asustada, Josy estaba confundida. Pues realmente no recordaba absolutamente nada de la noche anterior.

"Ethan, buenos días. ¿Estás ocupado? Me gustaría verte. Prepararé el desayuno" —escribió la chica. Ni siquiera había soltado su celular cuando el pelinegro había respondido.

"Llego en cinco" —Josy sonrió y luego de darse una ducha rápida, y vestirse un poco más decente, se dirigió a la cocina dispuesta a preparar la comida. Justo antes de empezar, el timbre sonó y ella sonrió emocionada.

—Buenos das, preciosa —saludó Ethan besando su mejilla. Josy se sonrojó levemente y le abrazó.

—Buenos días, Ethan —le sonrió con dulzura y él cerró la puerta tras de sí—. Aún no he empezado con el desayuno. ¿Te apuntas?

—Por supuesto —Ethan se derritió ante el brillo que Josy tenía en los ojos. Aquella mañana se veía tremendamente bonita. Aunque la agresión de la noche anterior había dejado firma, a ella parecía tenerla sin cuidado. De cierto modo, eso a Ethan le extrañaba—. Aguarda —sostuvo su brazo suavemente y la atrajo a él—. ¿Qué le ha ocurrido a tu cuello? —acarició la zona con el dorso de su mano—. Tus brazos están lastimados también.

Ethan debía hacerse el tonto ante ese tipo de situaciones, cosa que evidentemente le ponía de muy mal humor. Pero arriesgarse a que Josy supiera toda la verdad, definitivamente era inviable.

—No lo sé —dijo ella haciendo una pequeña mueca—. Esta mañana estaban ahí. Supuse que sería algo similar a lo de la otra vez. Así que hice lo que me dijiste, y recé.

Ethan se sintió desganado repentinamente. Que Josy dijera aquello con tanta normalidad, le erizaba la piel; le hacía impotente y le causaba malestar. Josy no poda, ni debía acostumbrarse a tal tipo de acontecimientos.

—Todo estará bien —Ethan juntó sus frentes y le susurró—. Me alegra que recordaras mi consejo, pequeña.

—Aunque también tuve miedo —confesó ella—. Y quería que estuvieras conmigo.

Ethan soltó un suspiro tembloroso, tenía la piel erizada y sentía la sangre caliente correrle por las venas.

—Lo siento por estar lejos —la voz le salió entrecortada y ronca. Cada vez se le hacía más y más complicado mantenerse estable cuando estaba cerca de su pequeña.

—No lo sientas —susurró ella rozando sus labios—. Lo único que importa es que estás aquí, justo ahora —el muchacho no pudo contenerse y atacó la boca de la castaña.

Luego de unos segundos, se separó de ella, respirando con dificultad. Si seguía, sería demasiado difícil detenerse. Y se volvería peligroso.

—Hagamos el desayuno —le sonrió con dulzura, disipando la confusión que se había albergado en Josy ante la repentina separación. Ella no pareció notar algo extraño, así que sonrió y asintió tomando el brazo de Ethan.

—Panqueques —dijo feliz y arrastró al chico a la cocina.

∆∆∆

—¿El trabajo? —preguntó Ethan cundo estaban comiendo—. He notado que no vas hace varios días. ¿Kyle hizo algo de nuevo?

Josy soltó una risilla ante la seriedad del muchacho—. Para nada, señor Celoso —Ethan bufó y apartó la mirada.

—Nada que ver —masculló haciéndola reír—. ¿Entonces qué pasó?

—Kyle ha tenido que viajar a donde su familia. Su hermana iba a casarse. Así que se quedará por allá algunos días. De mientras, el local estará cerrado.

—¿Cómo estás haciendo con el dinero? —la miró preocupado.

—Él nos dio toda la semana paga. Y dijo que si de casualidad su tiempo fuera se extendía, nos pagaría cada día.

—Entiendo —él sonrió al darse cuenta de que, fuera de la universidad, Josy estaría libre cada día—. Entonces, hoy es domingo. ¿Qué quieres hacer?

—Pasar tiempo con mi... —Josy infló las mejillas parando de hablar—. Me he dado cuenta de que la otra vez no concreté mi respuesta cuando me pediste que saliéramos.

Ethan sintió su cuerpo tensarse. Pero de todos modos, la miró atento, con una sonrisilla—. Adelante.

—Claro que me encantaría salir contigo —ella soltó un quejido y se tapó el rostro con las manos. Sin embargo, Ethan pudo ver las orejas de Josy completamente rojas y soltó una risota.

—Tus orejas están rojas —se rio abrazando a Josy—. Eres adorable.

—Oh, cállate. Por favor —lloriqueó golpenado su pecho con suavidad—. Yo no he salido con nadie desde hace tantísimo tiempo que esto se me hace tan vergonzoso.

—Confieso que me sorprende saber tal cosa —Ethan sonrió con picardía—. Eres tan hermosa, y aun así has estado sola tanto tiempo.

—¡Cállate! —el rostro de Josy no podía estar más rojo ya. Sus ojos estaban llorosos de lo avergonzada que se encontraba. Ethan sólo reía.

—Estoy siendo sincero —susurró en su oído haciendo que la piel de Josy se pusiera de gallina.

—Nunca le presté atención a eso —confesó ella tratando de no sonar demasiado nerviosa—. Entre mis estudios, mi trabajo, la muerte de mi madre y el abandono de mi padre. Lo menos que se pasaba por mi cabeza era tener novio —rio un poco. Aquellas palabras estaban saturadas de nostalgia y una enorme mezcla de sentimientos que hacían que a Ethan le doliera el pecho.

—Lo siento —susurró él apenado.

—No te preocupes. Ahora está bien —Josy le regaló una dulce sonrisa. Ethan suspiró y la estrechó entre sus brazos.

—Eres tan hermosa, Josy Gallagher —le dijo al oído.

Ethan, definitivamente había caído por ella. Y ya no sabía qué hacer.

FLAMES [LIBRO I: THE DEVIL LOVES TOO] (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora