Capítulo 42 (Doble capítulo 1/2)

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Hooooola lindxs, ¿Cómo están? ¡Espero que genial! Lo prometido es deuda, y aquí estoy.

Como comenté en la nota anterior, hoy voy a subir DOS CAPÍTULOS. Así que, no os perdáis por favor... allá vamos:

2/6 para el final... ¡¡DISFRUTEN Y COMENTEN MUUUUUUUUCHO!! Les adoro 🌹🌹🌹

Narrador omnisciente durante toda la historia

¿Conocéis esa sensación de vacío en el pecho? ¿Esa sensación de que nada es suficiente? ¿De que lo único que late en tu interior es el órgano principal que te mantiene despierto? Y no, no de esas que suelen ser provocadas por un abandono, una pérdida, o cualquier otra desfachatez con que la vida decida golpearte. Más bien de esas sensaciones que se crean en tus entrañas, que te absorben hasta tal punto que, cuando te quieres dar cuenta, ya no queda nada. Absolutamente nada. Una mirada perdida, apatía como nuevo lema del día, y un par de pinceladas de maquillaje transparente tratando de esconder lo inevitable. Tratando de esconder las visibles pocas ganas que te mantienen con los pies en el suelo. Como si respirar no fuese bastante complicado de por sí. Como si abrir los ojos cada mañana se convirtiese en tu peor pesadilla. En definitiva, como si hubieras muerto. Y no existe nada peor que luchar en contra de uno mismo. Luchar en contra de tus propias emociones. ¿Cómo le dices a tu cuerpo que deje de funcionar? ¿Cómo le pides clemencia? ¿Cómo combates en contra de esa sensación de vacío? Si es que el vacío no se puede medir. No se puede tocar. No se puede explicar. Si es que el vacío no cuenta con definición existente... y, por consiguiente, no cuenta con ningún tipo de solución. Tan solo puedes limitarte a esperar... esperar a que él mismo decida qué es más importante: su propia esencia, o la tuya.

- ¿Camila? – se oyó de pronto - ¿me estás escuchando?

Camila despertó de sus pensamientos acto seguido. Sacudió la cabeza físicamente y casi tuvo que apretar la expresión para cerciorarse de dónde se encontraba. Había perdido la noción del tiempo, como de costumbre. Evadirse se había convertido en su nuevo entretenimiento favorito.

- ¿Tierra llamando a Camila?

- Lo siento – respondió por fin volviendo en sí – solo... estaba... - dudó, aparentemente incómoda – pensando en algo.

Amelie asintió en su asiento, desviando entonces la mirada hacia la izquierda, tratando de ejercer contacto visual con su amiga Dinah, quien se encontraba al otro lado de la mesa. Al darse cuenta de que la rubia no le prestaba la más mínima atención, sino que, más bien dedicaba el tiempo a reírse como una colegiala enamorada junto a su novia, Amelie decidió sumergirse delicadamente por debajo de la superficie y propinarle una fuerte patada en la pierna:

- ¡Mierda! – gritó entonces - ¿Qué cojones te pasa?

Amelie tan solo hizo un gesto con la cabeza hacia un lado, con la intención de que su amiga fuese consciente de la situación sin necesidad de explicaciones fuera de contexto. Sin embargo, o Dinah no quería darse cuenta, o es que estaba más en el aire que la latina, y eso era mucho decir.

- ¿Me pegas una hostia infraganti y ahora te quedas callada?

- Dinah...

- ¿Qué?

Leo se unió a la fiesta dejando escapar un sonoro suspiro cargado de desesperación, para luego obligar a Dinah con ambas manos a desviar la mirada hacia Camila, reparando finalmente en la idea de que esta había decidido dar un paseo nuevamente en su mundo interior. O al menos eso decía su psicóloga, ellas en cambio, preferían llamarlo algo así como: "puta mierda, está perdiendo la cabeza".

Sweet Hell II [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora