Capítulo 23

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Hooooola lindxs, ¿Cómo están? Perdónenme, pero ayer me sentía mal y no pude regalarles otro capítulo. Creo que mi cuerpo me está pidiendo un respiro, así que necesitaba descansar. ¡¡Pero ya estoy aquí!! 😊😊😊

Y entonces, ¿ya vieron que no soy tan mala? Lauren aparentemente despertó, así que no cumplí una de las dos opciones que os pregunté. Aunque... aún queda la segunda🤔

¡¡DISFRUTEN Y COMENTEN MUUUUUUCHO!! Les adoro a más no poder 🌹🌹🌹

Narrador omnisciente durante toda la historia

¿Conocéis eso que dicen de que no sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes? Ese sentimiento de opresión en el pecho, que te suspira lentamente en el oído, malgastando todas tus energías. Como si fueras a morir en cualquier instante, como si maldijeras a tu corazón por no darse cuenta antes de que tus latidos llevaban nombre. Sin embargo, también es curiosa la emoción posesiva que engloba el gran enigma del amor. Nos han enseñado que si no duele, no es amor. Que si no revienta, no es amor. Que si no destroza, no es amor. ¿Pero sabéis qué? No es cierto. Nada de eso lo es. Nacemos, nos etiquetan, nos encaminan y nos lanzan al mundo exterior de una patada en el culo, y aun así añoran que lo hagamos todo bien. También nos inculcan esa mierda del amor romántico, de sobrepasarnos a nosotros mismos, de boicotearnos, de querer morir por alguien, o sentir que si esa persona decide irse, te quedas vacío. Y una mierda. Eso no es cierto tampoco. No hay nada más real en el amor, que quererte. Quererte a ti, antes que al resto. Quererte a ti, para poder explotar tus sentidos. Querer a alguien, con respeto. Querer a alguien, pero bien. Querer a alguien con la misma intensidad con la que ansiarías que te quisieran a ti. Querer a alguien, de forma sana. Querer a alguien, de manera incondicional. Y no, incondicional no significa anclarte al suelo y permitir que pisoteen tus emociones. Incondicional, no significa ese absurdo dicho de "ni contigo, ni sin ti". Incondicional significa paz. Significa sinceridad, confianza, pasión, no contar con prejuicios, o lo que es lo mismo, no juzgar premeditadamente. No existe nada más real en el ámbito del amor, que quererte/quererle libre. Quererte/quererle pleno. Sano. Sin vacíos. Sin brechas. El dicho debería basarse en un claro principio matemático: "ni contigo, ni sin mí".

Camila se mantenía estática sobre el asiento, con ambos codos apoyados sobre los muslos y la cabeza entre sus manos. Suspiraba mientras se planteaba todo esto en su mente. Su historia con Lauren se encontraba repleta de incongruencias, de reproches, celos sin sentido, posesión, pasión, sexo desenfrenado, rencor, venganza, y, sorprendentemente, pese a todo eso, amor. Jodido y condenado amor. Ese que Camila sentía latir sobre su pecho tan fuerte, que creía desmayarse. Y es probable que en el pasado ambas pecaran de convertir su historia en un juego de poder y egocentrismo, sin embargo, la latina, por primera vez, sentía que estaba preparada para abrirse en canal y mostrar su alma. Y no es como si ya no lo hubiese hecho con antelación, aunque, puede ser que un atisbo de inseguridad siempre taladrara su mente. ¿Y ahora? Ahora solo ansiaba que Lauren despertara de una maldita vez, y poder gritarle a los cuatro vientos, que ya no basaría su amor en toda esa mierda que envolvía sus cuerpos, que la amaba con sentido, con respeto y con todo su jodido ser. Que la amaba incondicionalmente, y sí, en el buen sentido de la palabra.

- Camila - se oyó de pronto, despertándola de sus divagaciones - deberías ir a casa a descansar un poco.

- ¿Estás de coña? - gruñó en respuesta.

- Solo digo - y tomó asiento a su lado - que llevamos horas esperando, y no parece que vaya a terminar pronto. Nosotras haremos guardia.

Dinah observó alrededor, tratando de que el resto de sus amigas la apoyaran en su objetivo. Ya eran nada más y nada menos que las cinco de la mañana, y Camila no había levantado el trasero de aquel asiento ni un solo segundo. El resto de ellas había llegado más tarde, y además decidieron bajar al bar, estirar las piernas, fumar un par de cigarrillos, e inundar sus organismos con café extra fuerte. Sin embargo, la latina, entre los nervios que la reconcomían, y el hecho de que no podía salir del hospital sin asegurarse de no ser vista por quien no debía, estaba hecha un cristo. De veras, sus ojeras alcanzaban lugares insospechados.

Sweet Hell II [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora